La Casa “Eusebio Leal Spengler” es un centro de ciencia y cultura que estudia y promueve el pensamiento, la vida y la obra del Eterno Historiador de la Ciudad, a partir de la investigación de su legado.

Como resultado de la metodología investigación-acción, la Casa ha exhibido variadas exposiciones fotográficas que han tenido como principio homenajear la labor de Leal durante más de 50 años al servicio de la restauración del Centro Histórico.

La llama del carisma, Tres vueltas a la Ceiba y Homagno (que hoy se presentan en formato digital) se realizaron en el período del 2021-2022, y tuvieron como espacio de presentación la propia sede de la institución, Amargura No. 65, Habana Vieja. Las muestran devienen del trabajo conjunto de curaduría entre la Revista Opus Habana y la Casa “Eusebio Leal Spengler”.


Los muertos, no son más que semilla, y morir bien
es el único modo seguro de continuar viviendo…

José Martí

¿Quién cuestionaría la justa elección que hicieran los cubanos cuando determinaron como Apóstol de la independencia de Cuba a José Julián Martí Pérez? Su vida, entregada desde la misma adolescencia al sacrificio por su Patria y a los ideales por convertirla en tierra independiente y soberana, fue un camino lleno de amarguras…como de Via Crucis.

Padecimientos físicos, sacrificios personales, incomprensiones familiares… acompañaron la vida de este ser iluminado que creyó sobre todo en el amor y su fuerza transformadora. Convencido de que “todo el que lleva luz, se queda solo”, entendía como necesario el sacrifico en aras de un ideal superior, un ideal de justicia que acompañara al hombre para lograr sobreponerse a su mísero destino como ser terrenal. Ese ideal o arquetipo fue definido por él con el neologismo Homagno: un “hombre nuevo” para un “pueblo nuevo”, emancipado y emancipador, necesario para una guerra rápida y justa, para una República verdadera, imprescindible para los destinos de Nuestra América.

Para Martí, el Homagno es portador de las virtudes humanas del sacrificio, resiliencia, perdón, esperanza, amor, intelecto… en su más amplio concepto ontológico. Ese neologismo no es una simple entelequia, sino un arquetipo del crecimiento moral, espiritual y social al que aspiró el Apóstol desde muy joven cuando asumió la existencia como vía de perfección a través del sacrificio. Era su manera de enfrentarse a la muerte física con naturalidad y casi con alegría, porque de ella nace el tránsito hacia la trascendencia: “Yo moriré sin dolor: será un rompimiento interior, una caída suave, y una sonrisa”, dijo casi proféticamente con voz interior.

Cuando en 1899 los amigos de Martí colocaron una tarja en el inmueble que —a partir de entonces— se identificó como su Casa Natal, comenzó a configurarse su imagen de Apóstol en los espacios públicos, a la par que su ideario humanista era reconocido en Cuba e Iberoamérica. A este proceso de rescate y asimilación del legado martiano está dedicada Homagno. Pervivencia de José Martí. Son 16 instantáneas que recogen importantes testimonios de la labor desplegada por la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana. Desde Emilio Roig de Leuchsenring hasta Eusebio Leal Spengler puede identificarse una vocación martiana que es consustancial a la propia esencia de esta institución singular de la cultura cubana. Ariel Gil Gómez Director Casa “Eusebio Leal Spengler”.