Gaza: una Guernica multiplicada y/o versión sionista de la “solución final”
En 1936 se estableció la República Española y poco después, la derecha encontró en el ejército colonial español el instrumento para destruirla; comenzó una guerra civil, en la cual, el bando reaccionario tuvo el apoyo de las potencias fascistas de la época —Alemania e Italia— que lo apoyaron con armamentos y aviación.
El pueblo de Guernica sufrió el bombardeo de la aviación alemana y esa tragedia fue reflejada por Pablo Picasso en un cuadro que se convirtió en el símbolo de la barbarie fascista.
Hoy la tragedia se repite multiplicada en Gaza, solo que ahora, diariamente, 100 aviones de combate están destruyendo ese enclave habitado por 2,3 millones de palestinos que viven en un territorio de 365 kilómetros cuadrados. Asistimos a una campaña genocida de limpieza étnica que busca eliminar el mayor número de palestinos en su tierra ancestral y a la vez, reducir a escombros todo tipo de construcción, es objetivamente, una política de tierra arrasada. Los datos son evidentes cuando se redactan estas líneas: 11 mil palestinos han sido asesinados, cifras incompletas incluyen 3 mil 424 niños y 2 mil 823 mujeres.
El presente necesita del pasado para entenderlo, en realidad la tragedia palestina tiene más de un siglo. Sus antecedentes mediatos pueden situarse en la Declaración de Balfour del 2 de noviembre de 1917 que, además de expresar simpatía por las aspiraciones sionistas de los judíos, anunciaba “El gobierno de su majestad ve, favorablemente, el establecimiento en Palestina, de un hogar nacional judío y hará todos los esfuerzos para la realización de este objetivo”.
“A partir de 1933 con la llegada al poder de Hitler, en Alemania se desarrolló una política antijudía que desembocó en el Holocausto, proceso en el cual fueron eliminados 6 millones de judíos”.
En 1922, la Sociedad de las Naciones concedió a Inglaterra el mandato sobre Palestina, que creó la Transjordania. Comenzó a crecer la migración judía que pasó del 10% de la población al 22%. Entre 1919 y 1924 más de 100 mil judíos llegaron a Palestina y para 1939 sumaban unos 400 mil los migrantes. Hay que señalar que no era una migración pacífica, una de sus características era su carácter mesiánico, con la creencia de cumplir un mandato divino para ocupar esas tierras y construir un Estado confesional; en esa concepción, los palestinos sobraban, por lo que surgieron conflictos con la población local. En 1920 nació la organización paramilitar Haganá, que es considerada por algunos autores, como el embrión del ejército israelí.
A partir de 1933 con la llegada al poder de Hitler, en Alemania se desarrolló una política antijudía que desembocó en el Holocausto, proceso en el cual fueron eliminados 6 millones de judíos lo cual se reflejó en una simpatía internacional por ellos.
En 1945 el presidente Truman solicitó la autorización del gobierno británico para la emigración de 100 mil judíos de Europa a Palestina, la cual fue aceptada. La creciente migración judía fue acompañada de conflictos con la población árabe, en tanto surgieron organizaciones terroristas judías que realizaron una sistemática política de agresión contra la población árabe, se destacan Irgun y Haganá. Por ejemplo, el 9 de abril de 1948 en el poblado de DeirYassin fueron masacrados 250 árabes, incluidos mujeres y niños.
A fines de 1947 se discutió en la ONU la situación de Palestina y la Asamblea General aprobó el 29 de noviembre de 1947 la Resolución 181 que sancionaba la creación de dos Estados en ese territorio, con Jerusalén bajo mandato internacional. El 14 de mayo de 1948 David Ben Gurion proclamó el Estado de Israel que recibió el apoyo de las potencias centrales del sistema mundial. Estalló la primera guerra árabe-israelí y las fuerzas de Israel arrasaron más de 500 aldeas. Israel salió fortalecido y no hubo Estado Palestino. En el curso de ese año, más de 900 mil palestinos fueron obligados a emigrar.
En 1967 se desató la segunda guerra árabe-israelí, en la cual Israel ocupó toda la Cisjordania provocando el éxodo de miles de palestinos, en los nuevos territorios ocupados Israel inició un proceso de establecer colonias israelíes, lo que ha implicado la expulsión de los palestinos del área en que estas se establecen, incluyendo la demolición de sus viviendas. No obstante, debemos señalar que existe la resolución 242 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas del 22 de noviembre de 1967 en la que se solicita a Israel que se retire de los territorios ocupados, lo cual no ha sido cumplido por ese país.
“Desde el 2008, Israel ha lanzado cinco invasiones al territorio de Gaza con un alto número de víctimas. Esta última —la quinta— es la más genocida de todas”.
También ha habido procesos de negociaciones, todos ellos incompletos, ya que no han culminado con el establecimiento del Estado Palestino. Los que se realizaron en Oslo llevaron a establecer el enclave de Gaza, entonces territorio egipcio que fue transferido posteriormente a la Autoridad Nacional Palestina.
Gaza es un territorio ocupado solo por palestinos, los colonos judíos se retiraron de él y ese espacio es de 365 kilómetros cuadrados —más o menos la mitad de la superficie de La Habana, Cuba, que tiene 728,2 kilómetros cuadrados. Desde el 2008, Israel ha lanzado cinco invasiones al territorio de Gaza con un alto número de víctimas. Esta última —la quinta— es la más genocida de todas.
El 7 de octubre de 2023 la organización de la resistencia palestina Hamas realizó un operativo, varios cientos de combatientes rompieron en varios lugares el muro con el que Israel aísla a Gaza, invadieron varios puestos del ejército israelí y tomaron la base militar de Nahal Oz.
Objetivamente, esta acción de la resistencia constituye una humillación para Israel que tiene uno de los ejércitos más poderosos del planeta con 100 mil efectivos y el equipamiento militar más moderno con armas de última generación y un servicio de inteligencia que incluso ha espiado a EE.UU., como salió a la luz hace unos años.
“Israel siempre ha contado con el apoyo de EE.UU. lo que ha impedido que el Consejo de Seguridad de la ONU apruebe alguna resolución al respecto”.
La respuesta de Israel ha sido desatar la más feroz guerra de exterminio contra el pueblo palestino. La agresión israelí no tiene límites. Ha reducido a escombros el norte de Gaza mediante bombardeos de saturación y es posible que, a estas alturas, el número de víctimas llegue a 15 mil, 40 % de las cuales son mujeres y niños. Un récord histórico es que en este conflicto han sido asesinados, por Israel, 17 periodista y 2 en el sur del Líbano. Una expresión de la irracionalidad de algunos dirigentes israelíes lo constituye la declaración del ministro de patrimonio de ese país de que su gobierno no descarta la posibilidad de usar armas nucleares contra la población gazarí.
Israel siempre ha contado con el apoyo de EE.UU. lo que ha impedido que el Consejo de Seguridad de la ONU apruebe alguna resolución al respecto, además, le provee apoyo financiero y militar. Todo esto lo tapan con la hoja de parra de solicitar pausas humanitarias, sin que Israel detenga la destrucción física y el asesinato masivo de palestinos.
Hay elementos que indican un doble objetivo de esta operación, por una parte, la destrucción física de toda infraestructura en Gaza y la aniquilación y/o desplazamiento del pueblo palestino de sus tierras ancestrales y, por la otra, apoderarse de las reservas de gas y petróleo no explotadas que existen en ese territorio.
Hace 4 años, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) publicó un informe sobre el potencial no aprovechado de las reservas palestinas de petróleo y gas. El sitio digital Rebelión reveló el 6 de noviembre que: “Desde que comenzó la guerra, Israel ha otorgado una decena de licencias de exploración a seis compañías petroleras diferentes”.
Para el absolutismo de la ganancia, la guerra no solo es un negocio que beneficia el complejo militar-industrial, sino también, un mecanismo para apoderarse de recursos.
Resumiendo, Israel está realizando el segundo holocausto y esta vez, como ejecutores de sus fuerzas militares, en una operación de total terrorismo de Estado.