El poeta Virgilio López Lemus y el ministro de Cultura, Alpidio Alonso Grau, presentaron este miércoles —en la 33 Feria Internacional del Libro de La Habana— un sueño de las letras cubanas que llegó a feliz término: la Biblioteca del Pueblo, una colección de 82 volúmenes que sintetiza lo más selecto de la literatura cubana y universal. El proyecto, gestado durante años entre adversidades, emergió como un símbolo de perseverancia cultural. 

López Lemus calificó la iniciativa como “un acontecimiento literario sin precedentes”. Destacó la diversidad de la colección, que abarca desde La Edad de Oro de José Martí hasta Madame Bovary de Flaubert, pasando por autores como Nicolás Guillén y Gabriela Mistral. “Es un tesoro que trasciende géneros y fronteras”, expresó, evocando cómo, en los albores de la Revolución, obras como El Quijote se distribuían masivamente. 

La Colección Biblioteca del Pueblo es un tesoro que trasciende géneros y fronteras.

Alpidio Alonso, por su parte, confesó que nunca imaginó ver materializado este sueño antes del 2030. “Es un logro extraordinario, casi inexplicable”, admitió, refiriéndose a los obstáculos superados: la pandemia, el bloqueo económico y las limitaciones internas. “En medio de las fuerzas que buscan asfixiarnos, crear cultura es un acto de rebeldía”, subrayó, destacando que la colección incluye 12 volúmenes más de lo planeado inicialmente. 

El ministro compartió una historia reveladora: años atrás, durante su etapa como vicepresidente del Instituto Cubano del Libro, unos visitantes peruanos buscaban infructuosamente un ejemplar de la poesía de Martí y un manual de historia de Cuba. “Ese día entendimos que ciertos libros deben estar siempre al alcance”, recordó. La frustración de aquel episodio, dijo, alimentó la urgencia de proyectos como esta biblioteca, que ahora asegura la permanencia de clásicos como Cecilia Valdés en las estanterías cubanas. 

Alonso enfatizó que la colección honra el legado de Fidel Castro, quien en 2001 impulsó la impresión masiva de 100 títulos esenciales. “No es casualidad que hoy, tras décadas, sigamos cumpliendo su visión de llevar el libro a todos”, afirmó. La iniciativa también rinde tributo a figuras como Alejo Carpentier y Ambrosio Fornet, pilares de la edición literaria en la Mayor de las Antillas.  

“En medio de las fuerzas que buscan asfixiarnos, crear cultura es un acto de rebeldía”, afirmó Alpidio Alonso, ministro de Cultura. Foto: Abel Padrón Padilla/Tomada de Cubadebate  

La curaduría de los 82 volúmenes fue un ejercicio de equilibrio entre lo local y lo global. Además de pilares cubanos como José Lezama Lima y Dulce María Loynaz, la colección integra a gigantes como el portugués Fernando Pessoa y la chilena Gabriela Mistral. “No se trata solo de celebrar nuestra identidad, sino de dialogar con el mundo”, explicó López Lemus. Incluso obras menos conocidas, como las de la etnógrafa Lidia Cabrera o el narrador Ramón Meza, encuentran espacio en esta antología, demostrando que “la literatura cubana es un río con muchos afluentes”, según destacó el escritor.   

Materializar este proyecto implicó vencer obstáculos técnicos sin precedentes. Alonso reconoció estos esfuerzos: “Cada página es un triunfo colectivo. Sin el sudor de talleres gráficos y correctores de estilo, esto sería imposible”. 

La Biblioteca del Pueblo no se limitará a las estanterías. Según anunció el ministro, se planean lecturas públicas en plazas y talleres en escuelas rurales. “Queremos que un niño en Maisí tenga el mismo acceso a El Principito que uno en La Habana”, afirmó. Esta visión ya tiene antecedentes: en los años 60, campañas de alfabetización llevaron clásicos a zonas remotas. “Hoy repetimos la hazaña, pero con una diversidad que refleja nuestro tiempo”, añadió López Lemus. 

“Soñamos con que, en 2030, esta biblioteca tenga 200 volúmenes y sea un referente continental”.

Alonso Grau hizo un llamado a recordar a los “artífices anónimos”: desde traductores que trabajaron en silencio hasta choferes que transportaron los ejemplares bajo la lluvia. “Hoy brindamos por ellos”, dijo, levantando un ejemplar de Jardín de Dulce María Loynaz. “Sin su entrega, ni Martí ni Carpentier llegarían a las manos de un obrero en Pinar del Río”. 

El proyecto no termina con esta edición. El Instituto Cubano del Libro anunció que la colección se ampliará anualmente con nuevos títulos, priorizando obras de autores jóvenes y escritoras cubanas del siglo XXI. “Soñamos con que, en 2030, esta biblioteca tenga 200 volúmenes y sea un referente continental”, adelantó el titular del ramo. Mientras, la primera tirada de 5 000 ejemplares comenzará a distribuirse en abril, con precios subsidiados, según palabras de Alonso.   

Con obras de 80 autores, la Biblioteca del Pueblo busca no solo enriquecer el acervo cultural, sino también “sembrar curiosidad en los jóvenes”, según López Lemus. Al cerrar el evento, el poeta citó a José Martí: “Un pueblo instruido será siempre fuerte y libre”. “Hoy —concluyó—, damos un paso más hacia esa libertad”.