Fidel y su paso por el Museo Nacional de Artes Decorativas
Los vínculos de Fidel con el patrimonio y la cultura de nuestro país han sido evidentes y palpables desde los inicios mismos de la revolución. Siempre informado de los principales sucesos culturales de Cuba, el Comandante en Jefe con sus visitas y observaciones impregnaba de entusiasmo, solemnidad y compromiso cada evento en el que participaba.
En el verano de 1996, el líder histórico de la revolución cubana visitaba por primera vez el Museo Nacional de Artes Decorativas. En esta ocasión el motivo era la exposición Tesoros del Arte Japonés, que trajera a Cuba la fundación Soka Gakai dirigida por el filósofo Daisaku Ikeda. La muestra exhibió obras cumbres del arte japonés que fueron admiradas por el público y en la ocasión por el insigne visitante cubano.
“El Comandante en Jefe, con sus visitas y observaciones, impregnaba de entusiasmo, solemnidad y compromiso cada evento en el que participaba”.
La visita de Ikeda a Cuba, en un contexto tenso de sanciones por parte de los EE.UU. a nuestro país marcó un hito importante. Al invitado le fue otorgada la Orden Félix Varela de Primer Grado de la República de Cuba, así como el Doctorado Honoris Causa por la Universidad de La Habana. Los intercambios culturales entre Cuba y Japón, apoyados y promovidos por Ikeda habían comenzado en 1987. A partir de este entonces se firmarían importantes convenios culturales entre ambas naciones, en cuyo marco se concretó la exposición que desde el Tokyo Fuji Art Museum visitara nuestro país.
Para la ocasión, el comité de honor estuvo integrado por Fidel Castro Ruz, presidente del Consejo de Estado de la República de Cuba y, además, presidente Honorario de la Exposición; Daisaku Ikeda, Fundador del Tokio Fuji Art Museum, presidente de la Soka Gakkai Internacional y vicepresidente Honorario de la Exposición, y Armando Hart Dávalos, ministro de Cultura de la República de Cuba y vicepresidente Honorario de la Exposición, según refleja el catálogo de la muestra.
En el mismo se aprecia una compilación de las piezas que se exhibieron. Obras del más alto nivel tales como biombos en soporte de papel con policromía y oro de la escuela de Kano o Ukiyo-e, de figuras tales como Kitagawa Utamaro, Utagawa Hiroshiga e incluso el célebre Katsushika Hokusai, de quien se mostraron algunas obras de la serie “Treinta y seis vistas del monte Fuji” entre las que se encontraba “Olas agitadas en el mar de Kanagawa”, mundialmente conocida como “La Ola”.
“Los intercambios culturales entre Cuba y Japón (…) habían comenzado en 1987. A partir de este entonces se firmarían importantes convenios culturales entre ambas naciones”.
También se exhibieron porcelanas del siglo XVII entre las que se apreciaron piezas de las manufacturas Imari, Nabeshima, Kutani y Kakiemon. La sección de lacas mostró obras de primer nivel mundial nunca antes exhibidas en Cuba. Con sus característicos tonos ocres y negros, finamente decorados con polvos de metales preciosos (oro y plata), se pudieron apreciar impresionantes tabaqueras, estantes, mesas y cuencos. Pero como en toda exposición de arte japonés, no podían faltar sus legendarias armaduras y espadas de la era samurái. De los siglos XVI al XVIII, el conjunto de armaduras, chalecos, cascos, estribos y sables o espadas Katanas fue un verdadero deleite para los visitantes.
El catálogo de la exposición nos brinda una información muy precisa de la colección que vino a Cuba y que el Comandante en Jefe disfrutara. De aquel momento quedarían par de fotografías y un pliego de papel en el que Fidel expresaría “Muy admirado, volveré”. Era el 11 de agosto y estaba a tan solo 48 horas de su cumpleaños. Ese día quedaría marcado como trascendental para la historia de nuestra institución por la visita de quien con su liderazgo y entrega lograra para Cuba y el mundo el desarrollo que del patrimonio cultural y artístico ostenta hoy nuestra nación.
Para celebrar esta ocasión, este 11 de agosto el Museo Nacional de Artes Decorativas inaugurará una modesta muestra en la que se exhiben el pliego de papel en el que Fidel estampó su firma y algunas palabras, un par de fotografías, gentilmente prestadas al museo por Chela, la inigualable asistente de Armando Hart, un ejemplar del catálogo de la exposición, así como la invitación. Sirva pues esta exhibición como un sencillo homenaje a la visita del Comandante en Jefe a nuestro museo y, además, como una celebración de su natalicio por adelantado.
Un encuentro muy fuerte, que quedó para la Historia, muy Admirado nuestro comandante cuando expresó VOLVERÉ.