Festival Piña Colada, un evento que suma por la música cubana
11/4/2019
La celebración del Festival Piña Colada demostró, una vez más, que toda acción por resaltar y salvaguardar el patrimonio de la cultura popular y tradicional cubana y la diversidad de su música, es loable ante las tendencias homogenizantes del mercado.
Fotos: Osvaldo Gutiérrez Gómez
Suman ya 16 las ediciones del festejo, que cada año tiene a Ciego de Ávila por sede, en esa labor de aglutinar a los más variados representantes del diapasón musical de una isla donde la riqueza de sonoridades pareciera no tener fin. En tal empeño, el músico Arnaldo Rodríguez, presidente del Comité Organizador del evento y su principal gestor, reunió en los primeros días de abril a una pléyade de artistas y agrupaciones cultivadores de multiplicidad de géneros y tendencias, buena parte de ellos con el sello de la fusión, que resulta del agrado de diferentes gustos estéticos.
El capítulo de 2019 del “Piña Colada” trajo una mejor organización de las actividades, sobre todo de los conciertos en la Plaza de la Revolución Máximo Gómez Báez, de la ciudad cabecera, donde los horarios se cumplieron más rigurosamente en relación con los de la XV edición; además, se apreció calidad superior en la escenografía.
Hasta aquí llegaron creadores de gran popularidad; así como también otros de corte más alternativo o underground, que en unas 11 áreas cubrieron lo máximo posible las expectativas del público, que asistió en esta ocasión a un mayor número de presentaciones que en versiones precedentes, amén de algunas que les faltó más promoción.
La presente oportunidad deparó la presencia, por vez primera, de unidades artísticas de reconocimiento nacional e internacional, al incluirse dentro de este suceso cultural que sirve de plataforma para la promoción de los mejores valores de la música cubana y la formación de un auditorio más crítico, sobre todo juvenil.
Para el concierto inaugural, el grupo Orishas, que vuelve a los escenarios cubanos tras ocho años de ausencia, dejó el listón bien alto en un espectáculo donde cantaron temas antológicos de su trayectoria y también de su más reciente producción discográfica, Gourmet.
En conversación con Hiram Riverí Medina, Ruzzo, integrante de la emblemática banda, dijo que “el regalo más grande fue que las personas fueron capaces de guardarnos el espacio que se abrió con nuestro surgimiento y la música que cultivamos, que va más allá de la fórmula simple. La casa está llena, se va contenta con todos sus invitados dentro y eso hay que agradecerlo todos los días”.
Interrogado sobre la participación de Orishas en esta cita cultural, que ha ganado en prestigio, comentó que ante la solicitud de Arnaldo respondieron afirmativamente, pues tenían el deseo de recorrer Cuba y en Ciego de Ávila nunca habían estado.
José Antonio Pérez Espinosa, avileño de 26 años de edad, manifestó que ha asistido a otras ediciones, pero notó en este festival calidad superior en las diferentes propuestas musicales: el solo hecho de presenciar la actuación de Yotuel, Roldán y Ruzzo, lo vuelve insuperable, aseguró.
En la presente edición, donde confluyeron diferentes maneras de hacer y decir, comparecieron, además, artistas como el dúo Buena Fe, Descemer Bueno, Telmary & Habana Sana, Alain Pérez, Brenda Navarrete y Qva Libre, por solo citar algunas de las más de 50 unidades artísticas participantes.
El trovador David Torrens, uno de los que asiste al territorio avileño por vez primera, quedó cautivado por la acogida, y tras su presentación en el Teatro Principal de la ciudad cabecera declaró: “En casi 30 años de carrera, nunca había visitado la provincia y las ganas eran muy grandes. El concierto consiguió una complicidad especial con el público. Sentí en un teatro grande una intimidad tal, que se recogió y parecía como una sala, la orilla de un río, una fogata… fue maravilloso”.
Asimismo, agradeció al titular del Comité Organizador por la invitación al festival, que tiene la particularidad de dar espacio a los músicos que hacen fusión y apuestan por lo alternativo.
Estoy impresionado por la variedad de agrupaciones de diferentes géneros y estilos que convergen en Ciego de Ávila y que el público de una misma ciudad sea capaz de escucharlos y disfrutarlos a todos. Quedé deseoso de repetir la experiencia, expresó el cantautor de temas como “Sentimientos ajenos”.
El talento avileño no faltó a esta cita con exponentes como los trovadores Yoan Zamora, Héctor Luis de Posada, César Brown, Motivos Personales y Diego Gutiérrez, este último merecedor con el disco Palante el mambo del premio Cubadisco y nominado a los Grammy Latinos en la categoría de Fusión tropical.
Otros del terruño fueron Rumbávila, Citadel, la popular cantante Dayanis Gutiérrez y La Familia, quinteto jazzista del municipio Morón.
La presencia de las nuevas generaciones también se hizo sentir con fuerza en los espectáculos, escenarios y presentaciones. Santa Massiel Rueda, presidenta de la Asociación Hermanos Saíz en el territorio, dijo que este año se dieron cita miembros de la vanguardia artística joven de todo el país, con propuestas bien pensadas a partir de las necesidades y características del público diverso.
Vital importancia revistió en medio de esta vorágine la celebración de espacios que desde la producción teórica analizaron temas del quehacer musical de la Isla, relacionados con la salvaguarda de tradiciones, el folclor y la comercialización del arte, en conferencias y talleres, además de la IV edición del Simposio Música, Juventud y Sociedad.
También el suceso cultural rompió moldes en esta ocasión, para llevar la puesta en escena en la Sala Abdala del unipersonal Kid Chocolate. El Bombón de Cuba, protagonizada por el actor Jorge Enrique Caballero, quien fuera merecedor del Premio de Actuación Adolfo Llauradó en el 2013 por esta obra. Si bien adoleció de una mejor promoción, el público disfrutó de una pieza de calidad donde se refleja la vida del campeón de boxeo cubano Eligio Sardiñas Montalvo.
Todavía restan aspectos por limar en la organización de un festival de esta magnitud, como el acceso de la población a una cartelera para planificarse, desajustes en el audio del Teatro Principal, falta de capacidades en el Patio de Artex, de la urbe cabecera; además, se sintió la ausencia de las ya habituales bandas de rock. Entre los aciertos estuvo la excelente preparación de la Plaza Máximo Gómez y conseguir una mayor asistencia de pueblo ante artistas de nivel.
Otra vez los primeros días de abril reservaron el encuentro con la buena música en Ciego de Ávila, de ahí que los organizadores tengan presente la importancia de continuar el trabajo para mantener altas las expectativas de los seguidores y dejarlos con deseos de tener al siguiente año otra degustación sonora del cóctel de Piña Colada.