Feria del Libro en Guantánamo: Un éxito desde la primaveral arrancada
4/4/2019
Como soplo de aire fresco volvió a fines de marzo, junto a los asomos primaverales, el capítulo guantanamero de la Feria del Libro en Cuba, que en su XXVIII edición atrajo a la sencilla comarca de Regino Boti, a la Villa Iris cantada en sus versos, más de 60 000 ejemplares de alrededor de 800 títulos de literatura nacional y universal, de diversos géneros y para todos los gustos.
del casco histórico guantanamero. Fotos: Lorenzo Crespo
En su ir y venir de occidente al oriente del país, el importante suceso editorial llegó en la despedida del mes anterior a la ciudad de Guantánamo y desplegó en cinco jornadas un amplio programa, calificado de satisfactorio, superior al de 2018 en calidad y en la diversidad de las propuestas culturales y los títulos en circulación, dijo Yilian Pérez Yen, directora del Centro Provincial del Libro.
A lo largo de la semana ferial se mantuvo la llegada de volúmenes para el evento, contabilizándose, entre lo llegado y lo ya existente en la red provincial de librerías, más de 100 000 ejemplares en circulación —incluidas 242 novedades—, y al cierre de la cita, en la jornada del 31, el número de títulos vendidos rebasó los 25 000.
Entre los más solicitados estuvieron los de literatura infantil, habitualmente los de mayor representatividad y demanda. Gozaron también de buena acogida y se agotaron en los estands significativos lotes de corte didáctico, culinario, y del género poesía, este último con una comercialización superior a la de años anteriores, a la par del auge de los talleres literarios en la urbe.
Fueron numerosas y gustadas las ofertas de las prestigiosas editoriales cubanas Gente Nueva y Abril, e igual despertaron interés las novedades del sello local El Mar y la Montaña, que acrecentó el orgullo de los coterráneos, seguidores de la calidad de los productos de esta pequeña pero eficiente entidad, cada vez más prolijos en contenido y estética.
De ese catálogo provincial se estrenaron joyitas premiadas en el Concurso Nacional de Literatura Regino E. Boti, como el volumen del historiador guantanamero José Sánchez Guerra, Dr. Jané. Un hombre de su tiempo, sobre el ilustre científico guantanamero que fue asistente de Madame Curie, y Arreglamundos. Mujeres y periodismo en Cuba, de la camagüeyana María Antonia Borroto.
Del programa de los cinco días de feria en la Villa del Guaso se destaca la vinculación de todas las instituciones culturales, y la amplia agenda teórica encabezada por la intelectualidad local e invitados como Virgilio López Lemus, María Antonia Borroto, Cira Romero, María Luisa Pérez López de Queralta, Mildred Hernández, Leidy González y José Miguel Abreu Cardet.
entre estos últimos el poeta, ensayista y crítico Virgilio López Lemus.
Sobre diversas temáticas se reflexionó en paneles y conferencias: tanto de poesía, narrativa y periodismo, como de patrimonio, sucesos históricos, la poética y epistolario de Regino E. Boti y la significación de Eduardo Heras León en la literatura cubana, este último tema a propósito de la dedicatoria de la feria nacional a este notable hombre de letras.
Los asistentes al apartado profesional, entre ellos la narradora guantanamera Ana Luz García, agasajada por sus 35 años de labor literaria, calificaron de fructíferos los intercambios, en tanto se reconoció que para venideros capítulos queda pendiente una mejor divulgación de estas sesiones, para que participen, junto a los escritores, mayor cantidad de público y más diverso.
En el centro histórico de la ciudad funcionó una docena de puntos de venta, entre carpas y quioscos; como de costumbre el Pabellón Infantil Tesoro de Papel radicó en la Casa de la Cultura, la Gran Librería fue en el Ateneo Asdrúbal López, e igual mantuvieron sus espacios habituales el Parque José Martí, el Pabellón Guantánamo y la Ludoteca Ismaelillo.
El grueso del programa académico lo acogió la casona de la filial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, que sumó en las noches su peña Entre Líneas, de encuentro con los autores; en las tardes la Asociación Hermanos Saíz activó su espacio El Ciruelo Rojo, con entrevistas, poesía y trova, y la Sociedad Cultural José Martí asumió las disertaciones sobre historia.
Los estands a lo largo de la calle Pedro A. Pérez estuvieron abiertos desde la mañana hasta las nueve de la noche, la Biblioteca Policarpo Pineda se incorporó flamante tras una reparación, y hubo extensiones de promoción y venta literaria a centros docentes, asistenciales y militares, a varios consejos populares de la cabecera provincial y a los municipios de Caimanera y Baracoa.
En el contexto se presentó como novedad el proyecto Una pupila apaisada, de la productora audiovisual Charabia Production, que exhibió sus primeras cápsulas para publicitar a los escritores del patio, y la carpa virtual abierta en una céntrica arteria difundió literatura en formato digital, incentivando sobre todo a las nuevas generaciones, reconocidas como de nativos digitales.
El 31 de marzo, en coincidencia con el Día del Libro Cubano, hubo una velada de clausura en el Museo Provincial pero, al decir de los directivos del ámbito, solo cerró una exitosa etapa, porque del 4 al 21 de abril se activarán las miniferias municipales, y luego los festivales serranos, ciclo que se retoma cada año en el país, como un soplo de aire fresco para avivar el sabio hábito de la lectura. (ACN)