El pasado 14 de noviembre, como parte de las actividades del vigésimo Festival de Tradiciones y Costumbres Habaneras “La Habana de José Luciano Franco”, se desarrolló la primera edición del Simposio “Hablemos de La Habana”, evento en el cual varios investigadores abordaron aristas significativas de la historia capitalina.
Para la profesora y psicóloga Nancy Sánchez Marlotica, directora de Tradiciones y Costumbres y presidenta del comité organizador del mencionado festival, la edición inaugural del coloquio superó las expectativas.
“La Habana, después de mi familia, es lo que más quiero”.
El rescate de valores y tradiciones familiares han sido puntos comunes en la vida de Nancy, quien también gestiona otras iniciativas asociadas con esos fines, como es el caso del Proyecto Sociocultural “Munanzo Munanzo”, de especial arraigo y trascendencia para la identidad cultural local.
¿Para usted qué es el patrimonio?
“El patrimonio es el conjunto de bienes, derechos y obligaciones que tiene una persona o empresa, donde los bienes son los elementos materiales e inmateriales con que cuenta. Esta es una definición que podemos encontrar en un diccionario con algunas especificaciones según la especialidad, pero mi padre siempre decía que el mayor bien que uno posee es la familia”.
¿Qué ha representado para usted, a nivel personal y profesional, “Hablemos de La Habana”?
La Habana, después de mi familia, es lo que más quiero y desde hace más de 20 años, busco y pongo en práctica alternativas que permitan descubrir y divulgar historias, costumbres y tradiciones de esta capital, eso es el festival.
Los encuentros, talleres y conferencias magistrales que hacíamos al inicio en centros como el Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona tenían como temática las tradiciones pedagógicas o las biografías y aportes de grandes pedagogos habaneros.
El simposio tiene como novedad, la diversidad de los temas, eso es enriquecedor y pienso que es un paso más de avance en los objetivos que nos hemos trazado.
Desde lo personal, estoy satisfecha por los criterios emitidos tanto por los ponentes como los observadores, por la selección de los temas y la calidad de las presentaciones. Es el primero, todo es perfectible.
La Habana arribó a sus 504 años de fundada. ¿Cómo valora los esfuerzos realizados para la conservación de su patrimonio?
Hay que reconocer y agradecer el maravilloso trabajo realizado por el Dr. Eusebio Leal Spengler y la Oficina del Historiador de la Ciudad, en relación con la preservación del patrimonio. Eso es bueno. Lo malo es que falta conciencia para cuidar aquello que tanto ha costado y nos hace sentir orgullo cuando se refieren a la belleza de nuestra Habana.
También sé las deudas que deben considerarse. Por ejemplo, una tradición hermosa que tenía el pueblo de Santiago de las Vegas es la del 7 de diciembre, cuando se le rinde homenaje al Titán de Bronce, en el Cacahual. Eso se ha perdido por la actividad oficial, al igual que se ha perdido el carnaval. Esos y otros temas son recurrentes en nuestros debates, pero su solución no está en nuestras manos.
¿Cómo ha sido su contribución en la dirección de proyectos como el de Tradiciones y costumbres habaneras “La Habana de José Luciano Franco”?
Nuestra contribución siempre ha sido brindar conocimiento y aprovecho la oportunidad, para agradecer a quienes consideraron que el proyecto era bueno y nos han acompañado hasta ahora. Los primeros panelistas fueron Leida Oquendo Barios, Rogelio Martínez Furé —que ya no están entre nosotros— y Rolando Julio Rensoli Medina. El evento fue organizado por Alberto Granados Duque, con un recorrido por otros Museos de La Habana Vieja.
Ahí también han participado mis hijos, Amílcar y Namivia Mitjans, quiénes siempre han estado en el proyecto.
Son tantos amigos que en otro momento habrá que referir sus nombres, para no omitir a nadie. También participaron varias instituciones. Entre ellas estuvieron la Casa de las Américas, la Uneac (Unión de Escritores y Artistas de Cuba), la Universidad de La Habana, el Archivo Nacional, la Dirección Provincial de Casas de Cultura, el cine Acapulco, la Dirección Provincial de Cine, el Rincón de los Milagros, la Facultad de Comunicación (Fcom), el Instituto de Antropología y el Instituto Superior Enrique José Varona.
“Hay que reconocer y agradecer el maravilloso trabajo realizado por el Dr. Eusebio Leal Spengler y la Oficina del Historiador de la Ciudad, en relación con la preservación del patrimonio”.
¿Qué acciones han desarrollado para estimular, en las jóvenes generaciones, el amor hacia el patrimonio?
Nosotros realizamos actividades dirigidas a todos los grupos etarios. Entre ellas están el “Proyecto Munanzo”, el de “Cine con filo” —un espacio de reflexión y debate a partir de la proyección de un audiovisual— y el concurso infanto-juvenil “Los niños pintan La Habana”.
Asimismo, desarrollamos cursos, conferencias y talleres y atendemos a grupos de la tercera edad, debido al envejecimiento poblacional del área atendida en el concejo municipal de Plaza.
En Tradiciones y Costumbres Habaneras, cada año efectuamos una actividad central con la colaboración de la casa de cultura del municipio Plaza de la Revolución y otros municipios de la provincia. Esa iniciativa siempre se celebra en saludo al aniversario de la ciudad para presentar sus mejores tradiciones y homenajear a sus hijos más destacados; efectuar visitas a las escuelas y realizar intercambios con estudiantes de diferentes enseñanzas.
Eso ha estado en estrecha relación con nuestro trabajo para dar a conocer la historia del surgimiento de tradiciones patrimoniales; rescatar las manifestaciones del arte local y provincial y divulgar la cultura de todos los municipios de La Habana.
En la primera edición del simposio, hubo una representación de personas de la tercera edad. ¿Qué propuestas implementan para el intercambio con ese grupo etario?
A las personas de la tercera edad le damos la posibilidad de compartir sus experiencias con los jóvenes y la comunidad en la cual residen. También mantenemos charlas, efectuamos actividades en los círculos de abuelos y les acercamos la cultura a la comunidad, debido a la imposibilidad de movimiento que puedan tener.
Lo exhibido en el simposio es una pequeña muestra de lo que brindamos en los encuentros y siempre estamos abiertos a cualquier sugerencia, en aras de mejorar nuestro trabajo.
¿Cómo usted ve la capital de Cuba de cara a los próximos años?
Soy optimista, La Habana es nuestro bien más preciado, por tanto, tenemos el derecho y la obligación de preservarla para las generaciones futuras.
Sabemos que los directivos de la ciudad son magníficos cuadros con mucho éxito por su desempeño en los cargos en su provincia de origen, sin embargo, por desconocimiento en temas de tradiciones y/o identidad, en algunos momentos dan al traste con las indicaciones de los investigadores. Espero que eso cambie.