Este 21 de diciembre falleció repentinamente en La Habana el destacado diseñador cubano Salvador Fernández, de larga trayectoria en diversas agrupaciones teatrales, principalmente en el Ballet Nacional de Cuba, compañía en la que creó algunos de sus más elogiados trabajos, como los diseños para los ballets Giselle, La bella durmiente del bosque, La fille mal gardée, La viuda alegre, Don Quijote ─del que fue también autor del libreto─, y el icónico vestuario del ballet Carmen.

Nacido en La Habana el 10 de noviembre de 1937, Salvador Fernández cursó tres años de Arquitectura en la Universidad y luego, apasionado por el diseño escénico, se vinculó al Conjunto Dramático Nacional, la compañía Teatro Estudio y el Conjunto Folklórico Nacional. Realizó estudios en 1962, con los profesores checoslovacos Ladislav Vychodil y L. Purkyňova, y luego obtuvo una beca de diseño teatral que, entre 1964 y 1965, lo llevó a Praga y Bratislava.

“Salvador Fernández fue mucho más que un diseñador: fue un narrador visual que supo captar con exquisita sensibilidad el espíritu de cada coreografía”.

Realizó diseños para alrededor de 300 títulos, tanto de danza como de teatro, ópera y cine. Desde 1966 comenzó a trabajar de manera estable en el Ballet Nacional de Cuba. Fue profesor de diseño en la Escuela Nacional de Teatro en su primera etapa y Profesor Titular Adjunto del Instituto Superior de Arte, en La Habana. Su texto Apuntes sobre la historia del diseño en el ballet, ha sido utilizado como material docente.

Por su amplia y exitosa labor, Salvador Fernández recibió, entre otros galardones, la Distinción “Por la Cultura Nacional” en 1982; la Medalla “Raúl Gómez García” en 1985; la Medalla al Mérito de la Unesco, en Brasil en 1988; la Medalla “Alejo Carpentier”, en 1999, y la Orden “Félix Varela” de Primer grado, en 2004, ambas otorgadas por el Consejo de Estado de la República de Cuba. También le fue entregado el Premio Anual del Gran Teatro de La Habana “Alicia Alonso”, correspondiente a 2012.

Salvador Fernández fue el diseñador del icónico vestuario del ballet Carmen, interpretado por la prima ballerina assoluta Alicia Alonso. Foto: Tomada de Museo Nacional de la Danza

Casado con la primera bailarina y maestra María Elena Llorente, Salvador Fernández fue una personalidad representativa en el trabajo del BNC, donde también ocupó el puesto de subdirector técnico. Salvador Fernández fue mucho más que un diseñador: fue un narrador visual que supo captar con exquisita sensibilidad el espíritu de cada coreografía. Sus diseños de vestuario y escenografía, caracterizados por la elegancia, el simbolismo y una notable atención al detalle, enriquecieron las grandes producciones de la compañía a la que dedicó su vida y que hoy le recuerda con respeto y admiración.

Su cadáver será cremado por decisión familiar.