Etinerancias, cruces entre Brasil y Cuba

Claudia Amanda Betancourt Torres
15/3/2017

Gabriel y Raissa, a quien sus amigos llaman Raíz, son una pareja brasileña que dejó su huella en los agrestes caminos de la Cruzada y en los corazones de quienes pudimos compartir con ellos esa hermosa experiencia. Ambos vegetarianos e itinerantes por convicción política, asombraron a todos con su manera singular de ver el mundo. Ella, teatrista desde niña se dejó enamorar por la psicología que fue su carrera universitaria. Él, arquitecto y artista visual, se dejó enamorar por los caminos. Ambos de Sao Paulo decidieron abandonar sus cómodos puestos de trabajo para salir por las comunidades de Brasil. Hoy viven en una furgoneta y guardan consigo experiencias maravillosas de la gente más humilde su tierra. Etinerancias, es el primer proyecto no teatral en participar del evento en sus 27 ediciones y el único grupo extranjero en permanecer durante los 34 días que componen toda la Cruzada.


Fotos: Abel Carmenate

¿En qué consiste el trabajo de Etinerancias como proyecto socio-cultural?

También en nuestro proyecto somos guardianes de semillas, tenemos miles de semillas que distribuimos a las personas de las comunidades para sembrarlas.

Raíz. Empezamos a realizar nuestro trabajo en Brasil, es un proyecto socio-cultural itinerante que trabaja con más de 40 comunidades. Brasil es un territorio muy extenso, las comunidades son siempre bien distantes. Muchas de ellas son pueblos indígenas, son afrodescendientes. Son como asentamientos, comunidades campesinas y rurales en su mayor parte. Pero también favelas y ocupaciones de la ciudad.

El proyecto que llevamos a cabo consiste en desarrollar una idea colectiva. Planear de conjunto a partir de metodologías colaborativas, la realización de este sueño y después celebrar. Cada comunidad escoge lo que quiere realizar, son cosas muy diversas, los espacios son distintos. Por ejemplo, hay comunidades que quieren construir una escuela, nosotros los ayudamos a trabajar juntos. También en nuestro proyecto somos guardianes de semillas, tenemos miles de semillas que distribuimos a las personas de las comunidades para sembrarlas. 

Con este trabajo nosotros nos quedamos muy conectados con un grupo de Latinoamérica y nos empezó a interesar mucho, este intercambio con gente que hace trabajos similares. Cuando nosotros podemos mirar realidades diversas y saber cómo otras personas piensan, nos damos cuenta de que nuestras realidades en Brasil y Latinoamérica son cercanas y al mismo tiempo muy distintas. Entender esto amplia nuestra mirada, amplia nuestro viaje, y así, nuestras posibilidades de trabajo, contribuye a la construcción de un compromiso que realmente dialogue con las necesidades que encontramos en cada una de las comunidades. Solos no podemos hacer nada, cuando tenemos las manos dadas, ahí si es posible hacer algo.


Raissa
 

En Brasil Etinerancias empezó en una comunidad, un proyecto de mujeres que tenían muchas ganas de intercambiar saberes. Así comenzó esta red y con este proyecto de intercambio de conocimientos, de saberes entre mujeres, nosotros nos inscribimos en varias convocatorias que trabajaban el tema en Colombia y México. A partir de estas ganas de dar las manos a Latinoamérica, también de realizar este trabajo entre mujeres, es que vinimos a la Cruzada.

¿Cómo supieron de la existencia de la Cruzada Teatral Guantánamo-Baracoa?

Raíz. Para la Cruzada ya vinieron otros grupos teatrales de Brasil. Yo empecé mi carrera en el teatro hace muchos años y trabajé con estos grupos, así que conozco a las personas que los integran. Ahora no trabajo más con teatro, pero le dediqué muchos años de mi vida, desde que era niña hasta cuando hice mi formación. Uno de estos grupos, Parlendas, que son muy amigos de nosotros, vinieron a la Cruzada y cuando volvieron a Brasil, nos contaron sobre la experiencia. Resultaba muy interesante que nuestro Proyecto pudiese estar aquí alguna vez. Sabemos que lo de nosotros no es un proyecto de teatro, por lo que resultaba muy importante tanto para nosotros, como para los de aquí, poder hacer este intercambio. Yo creo que de alguna forma ellos nos llevaron la idea de que la Cruzada podía aceptar un proyecto que no fuese necesariamente de teatro y nosotros nos quedamos con ese pensamiento durante mucho tiempo.

¿Cómo se une la Cruzada a la travesía de Etinerancias?

De toda esta experiencia, descubrimos que aquí en Cuba a las personas les gusta mucho leer, inclusive en las comunidades más intrincadas.

Gabriel. Venir a Cuba es un sueño de niños que se fue transformando dentro de nosotros. Siempre soñábamos con esa posibilidad de venir a una verdadera Cuba, poder trabajar de facto, estar intercambiando saberes. No pensamos en venir así, pero ya, estar en este territorio es una cosa súper sagrada. También por toda la historia de Cuba, discutíamos mucho eso, pero era un sueño muy lejano, no pensábamos en estar aquí. Fue muy bueno mirar lo que estaba planteando este proyecto cubano, que dialoga mucho con nuestro trabajo en Brasil porque también trabajamos de forma itinerante por varias comunidades.

¿Cómo se integró Etinerancias, desde sus particularidades como proyecto a la dinámica de la Cruzada Teatral?

Raíz. Aquí en la Cruzada el trabajo que desarrollamos fue un auto-mapeo comunitario de las mujeres que son referencia en cada comunidad. A partir de la escucha de estas historias, porque la escucha es una herramienta de transformación importante, es sincera. Cuando tú escuchas, tú reconoces, tú valorizas de una forma una acción de una persona en el espacio. Valorizas la mirada que ella tiene. Entonces, a partir de la escucha de las historias de las mujeres, nosotros empezamos a construir muchas historias por los caminos que la Cruzada pasa desde hace 27 años.

Con esas historias, conocimientos y saberes de esas mujeres, estamos construyendo un material de documentación sobre esta vivencia. Y junto con estas mujeres y las comunidades, nosotros regalamos talleres que dialogasen con los deseos locales. Y de esta vivencia toda a partir de la referencia de las mujeres, hicimos también los murales en las escuelas, obras plásticas que realizamos con materiales ecológicos. De toda esta experiencia, descubrimos que aquí en Cuba a las personas les gusta mucho leer, inclusive en las comunidades más intrincadas. Pensamos que la mejor forma de compartir este material sería la producción de un libro, entonces ahora estamos construyendo un material en forma de libro con las historias de estas mujeres.


Gabriel
 

¿Cuánto ha aportado la experiencia de la Cruzada Teatral Guantánamo-Baracoa a sus vidas?

Raíz. La Cruzada para nosotros es una experiencia única, muy importante, que cambia mucho nuestro caminar. Es un espacio de convivencia. Para nosotros es muy rico porque así es posible adentrarnos realmente en unas historias y no solo mirar de afuera, sino estar adentro. Estamos encantados con la experiencia de la Cruzada. Para nosotros poder estar ahí, adentrarnos, es muy valioso.

Gabriel. Es un honor y una responsabilidad estar aquí por primera vez en la Cruzada, que recibe un proyecto que no es de teatro, es un proyecto socio-cultural, artístico-comunitario por así decirlo y que dialoga directamente con todos los puntos de la Cruzada. Fue una responsabilidad estar aquí por primera vez como un proyecto distinto. Estamos así… de alma, de corazón, necesitamos días para que todo eso se incorpore, porque ahora solo hablamos con el corazón, no con la razón. Estamos muy emocionados y poder estar aquí tan adentro de estas comunidades de las montañas, nos permitió intercambiar saberes de una forma más profunda, más directa. Y sembrar semillas. Nosotros creemos mucho en la micro-política, en las micro-acciones. Galeano dice que: “un montón de personas pequeñas que están haciendo cosas pequeñas en lugares pequeños, están cambiando el mundo.” Nosotros creemos en eso.