Escribir es buscar el sitio al que pertenezco
28/2/2020
Pocos días separan a Las Tunas de la mayor fiesta cultural que se vive en Cuba, la Feria del Libro. Para Saimy Torres López, una joven escritora de la Asociación Hermanos Saíz en el territorio, esta edición marcará un antes y un después en su carrera, y en su vida.
Ante mi inquietud periodística por saber si su libro Mi hermano Pablo, ganador del Premio Principito de literatura infantil en 2019, se publicará en la venidera cita literaria, levanta la cabeza, hace una pausa, y dice: No, antes tengo que hablar de Sepia, que es mi primer libro.
De inmediato me cuenta de ese otro texto, presentado en la versión internacional de la fiesta del libro, en La Habana, pues Saimy estuvo entre los autores tuneros que representó allí a la editorial provincial Sanlope, pero la posibilidad de darlo a conocer en el terruño que la vio nacer, junto a sus coterráneos, es verdaderamente la primera de las grandes alegrías que le tiene reservada esta 29 edición.
“Sepia habla sobre mi experiencia, mi niñez y adolescencia en el municipio de Puerto Padre, pero, al fin y al cabo, como hija de esta tierra”.
Y en el diálogo natural y sincero descubro que las poesías que en él aparecen son, quizás, las huellas de todo aquello que de muy niña leía, incluso sin estar acorde para su edad, los diarios que escribía y una especie de minicuentos que espera nunca se publiquen.
Pronto me lleva al pasado y alega que “uno busca refugio en cosas que ayuden a escapar de ciertas situaciones”, y en su caso la literatura fue lo que la salvó; pero fue creciendo y, gracias a una profesora de literatura del preuniversitario, escribió su primer cuento serio, y a partir de ahí narrar resultó para Saimy su lenguaje de expresión, y hoy su trabajo.
“El hecho de buscar quién soy, hacia dónde voy, y qué es lo que quiero legar a mi descendencia, es lo que caracteriza mi obra. El proceso de encontrar el sitio al que pertenezco, y si se habla de un lugar se habla de la familia y de temas tan viscerales como mis hijos.
“Toda mi creatividad está basada en mis experiencias familiares, porque no constituye un secreto para nadie que construir un hogar en estos tiempos es inmensamente complicado, y es, sin dudas, un hecho que me marca”, así resumió aquello que prefigura ingrediente para sentarse a escribir.
Y al mencionar a los hijos, parecía que ahora sí hablaríamos de Mi hermano Pablo, ese texto que redactó en apenas 15 días y que rompió todos sus miedos sobre la literatura infantil, pues no reparó en los riesgos que, a su entender, se corren al escribir para uno de los públicos más difíciles que existe, pero en el que es necesario cada vez más ahondar en tópicos cotidianos y atrevidos, sin subestimar a los pequeños lectores ni caer en los excesos.
“Mi hermano Pablo llegó a mí como si alguien me lo dictara, y aunque trata el tema de los infantes con necesidades especiales, está dedicado a todo este público y a la familia en general, por eso amo este texto, que nació de mi vivencia personal de cada día”.
Saimy le atribuye el éxito de esta entrega creativa, ganadora del Principito y a su vez el primer premio alcanzado por la joven autora, a la acumulación de historias, de vivencias con su propio hijo —Pablo—, y también de otras familias que conoce que tienen vástagos con necesidades especiales.
Con seguridad —cuenta—, fue la acumulación de preguntas y búsqueda de respuestas sobre su rutina como madre el componente principal, por eso haber logrado un premio con un libro así, que le salió del alma, aunque parezca un sitio común o una frase trillada, es hoy la mayor alegría que posee. “El libro, no yo, se merecía este premio”.
A pesar de las limitaciones que enfrenta el país Mi hermano Pablo ya está en proceso de publicación, la autora acaba de confirmar la terminación de la portada, y en sus colores vivos se resume toda la alegría que le imprimió a sus palabras, solamente resta esperar su materialización final y que la ciudad de Las Tunas se convierta en el escenario ideal de su lanzamiento del 31 de marzo al 4 de abril.
Egresada de la primera graduación de la Escuela de Instructores de Arte, en la especialidad de Artes Plásticas, Saimy es vicepresidenta de la Asociación Hermanos Saíz en la provincia, reto que la impulsa a apoyar a otros jóvenes que, como ella, también apuestan por la literatura.
“Que lleguen a donde se proponen, que su obra sea conocida, que participen en eventos, y que logren publicar, porque este es también el futuro de la cultura cubana”.
Junto a esta responsabilidad, hace gala de su profesión y se desempeña como ilustradora de títulos. Piensa en todo lo que le falta aún por hacer a sus 34 años, y me adelanta que el camino continúa con El niño tras el cristal, una noveleta para adolescentes y jóvenes en la que ya trabaja, y que está naciendo también de la inspiración que le aporta Pablo. (ACN)