Nadie sabe cómo se escribe el dolor. Nadie sabe si, en verdad, las palabras pueden reflejar el dolor cuando es tan hondo e hinca en el alma de los vivos, de la gente noble y buena. Es el silencio la manera de sentirlo, de dejarlo que hiera; el silencio profundo, como el dolor mismo.
Hace catorce días, Matanzas no ha dejado de sentir cómo la tristeza se le escurre por entre las calles. Pero este viernes, el silencio de toda la ciudad se hace denso. Hay duelo en Cuba.