En su centenario: Servando Cabrera Moreno en tiempo presente
Nos abocamos al centenario del natalicio del pintor y dibujante Servando Cabrera Moreno en la populosa y viejohabanera calle Obispo, el 28 de mayo de 1923. Es él uno de los ilustres artistas de la plástica que mejor ha establecido, a lo largo del tiempo, un ininterrumpido diálogo con el espectador, sea este un diletante o un crítico especializado.
“Servando Cabrera deviene uno de los símbolos de la pintura y el dibujo cubano del siglo XX”.
En sus 58 años de vida (murió el 30 de septiembre de 1981) y en sus muchos más de inmortal postvida, Servando Cabrera deviene uno de los símbolos de la pintura y el dibujo cubanos del siglo XX, amén de un acontecimiento artístico cada vez que se anuncia una retrospectiva de su obra, preservada en el Museo Nacional de Bellas Artes y el Museo Biblioteca Servando Cabrera Moreno.
Estudió en la Academia de San Alejandro, hasta graduarse en la especialidad de Dibujo–Pintura, y antes de cumplir los 20 años, en 1942, expuso en el Círculo de Bellas Artes. A continuación, se le pudo ver, obra de por medio, en el IV Salón de Acuarela del Patronato de Bellas Artes, en el Ayuntamiento de La Habana, en la I y II Exposición J.B. Vermay, en el Salón de Otoño de la Sociedad de Bellas Artes, en el Salón de Primavera… en infinidad de muestras, salones y encuentros de los artistas plásticos de más sólido quehacer en el decenio del 40.
Hizo retratos al carbón, demostrando su calibre como dibujante, y con propósitos de estudio permaneció en Estados Unidos por cierto tiempo, ejercitándose en la Arts Students’ Leaguede Nueva de Nueva York, donde “descubre” a Picasso, el pintor extranjero que más hondo cala en su hacer. Al regresar a Cuba en 1948, exhibió los resultados de su aprendizaje y de nuevo tomó pinceles y colores rumbo a otros destinos: México, Centroamérica y Europa.
Pronto lo distingue su dominio de la técnica para recrear la figura humana, tema central de muchos de sus cuadros, ya sea a través de retratos de la figura aislada o en grupo, con un criterio de la forma que lo singulariza en el dibujo y en la pintura, pues en ambos se mueve con maestría. Lo distingue igualmente su elegancia en el vestir y la cultura de su conversación.
España le desvela horizontes diferentes, y Servando pinta con una laboriosidad que sólo el buen juicio estético le modera. Vive en esa península y en otra, la italiana, que también recorre; visita Portugal, Grecia, Alemania, Inglaterra, Suiza, Bélgica, Holanda, Dinamarca, Suecia, el norte de África. Y en la medida que viaja, pinta, expone, acumula reconocimientos de aquí y allá. Los cuadros de Servando se exhiben en galerías de Madrid, Barcelona, Zaragoza, París, Venecia, Sao Paulo, México…
Quienes estudian su obra detectan que el artista transita en los comienzos por una etapa con tendencia a la geometrización de las figuras, que a veces se identifica con el cubismo y otras con el abstraccionismo. Después, todo aquelloda paso a un enfoque más directo, de acercamiento a las figuras del pueblo, a la manera de un cronista de tiempos épicos, y entonces pueblan sus cuadros los campesinos, las mujeres jóvenes, las gentes sencillas. “A partir de 1959 —observa Ursulina Cruz Díaz en su Diccionario Biográfico de las Artes Plásticas— fue el primer pintor cubano en pintar al miliciano y la epopeya de Playa Girón, acaecida en Cuba en 1961. Sus dibujos son fuertes, sensuales, vigorosos y de una transparencia exquisita. Sus desnudos de mujer son sorprendentes por la monumentalidad y el refinamiento con que los trata”.
“Sus dibujos son fuertes, sensuales, vigorosos y de una transparencia exquisita”.
El artista es una de las víctimas del fundamentalismo seudo revolucionario imperante durante el llamado “quinquenio gris”, que encuentra pasto entre la intelectualidad. Servando Cabrera Moreno es clasificado de homosexual, se le discrimina, es separado de la docencia que ejerce en la Escuela Nacional de Arte (ENA), y se le cierran las puertas de los espacios culturales institucionales. Entonces el artista se vuelca hacia un arte erótico del cual se le considera uno de los precursores, así como en la producción de sus bellas habaneras.
Pero, ojo: pese a su fecundidad, evade las trampas del facilismo y agudiza la sensualidad de sus cuadros, en que las fisonomías amenazan trascender la tela para acompañar al visitante en su andar por el salón de exposiciones. Servando Cabrera Moreno es de esos pintores privilegiados que, a más de cuatro décadas de su muerte, continúa disfrutando del contubernio con el público.
Las parejas de enamorados, los guerrilleros, las habaneras, las familias, los tipos que pueblan el catálogo de imágenes de Cabrera Moreno se diversifican como la realidad misma. Los contornos de sus figuras se destacan, pero no los límites de los intereses de este creador, uno de cuyos cuadros más famosos recoge el rostro de una joven con flores y cintas sobre el cabello, que es mecido por el viento. En Servando, la mujer alcanza perfiles identitarios que sólo un artista profundamente apegado a los olores patrios puede trazar con maestría, autenticidad y convicción.
“En Servando, la mujer alcanza perfiles identitarios que sólo un artista profundamente apegado a los olores patrios puede trazar con maestría, autenticidad y convicción”.
Por último, tenga nuestro consejo: jamás pierda la ocasión de disfrutar a Servando Cabrera Moreno, y para ello nada mejor que ir a su encuentro en el Museo Nacional de Bellas Artes, donde con un cierto grado de complicidad espiritual, hasta podrá dialogar con sus lienzos.