Emerio Medina, uno de los narradores más naturalmente dotados de la cuentística cubana
13/2/2020
A propósito de las actividades que acompañan la 29 Feria Internacional del Libro de la Habana, la sala José Lezama Lima acogió las presentaciones de cuatro libros de Ediciones Loynaz: Cartas de Floro de Jorge Alberto Piñero, Por qué no María del Carmen de Teresita Gómez Vallejo, El lado oculto de la realidad de Marilola Castro Mure, y La isla y otros cuentos de Emerio Medina.
Es indudable la calidad literaria de las obras presentadas. Quisiera, sin embargo, detenerme en Emerio Medina —autor de La isla y otros cuentos—, uno de los narradores más importantes de la Cuba actual. Según palabras de Rafael de Águila, que, una vez más, ofició como presentador del autor holguinero, Emerio “es, quizás, uno de los cuentistas más naturales y mejores dotados de los últimos años en nuestro país. Y esto más allá de los premios, pues tiene en su haber los más importantes del país y estuvo a un tris de repetir su segundo premio Casa de las Américas hace apenas unos días”.
Precisamente, a este nuevo grande de las letras cubanas, tuve el placer de realizar una entrevista.
Rafael de Águila acaba de presentarlo como uno de los narradores cubanos mejor dotados de manera natural, dueño además de un estilo sui generis. ¿Cómo se autocalificaría el propio Emerio Medina en el entorno de la narrativa cubana actual?
“Yo me siento un narrador, un narrador de amplio espectro, por decirlo de alguna manera. Tengo herramientas que afortunadamente funcionan para realizar lo que me propongo, quizás sea cierto que posea un estilo personal. Mis propuestas llevan un sello, y esto es una manera particular de ver y de asumir la literatura. No creo repetirme, por ejemplo. Busco cada vez nuevas vías de hacer mi literatura, tal vez, esa sea la clave de los logros que he obtenido. Me ayuda mucho leer a los grandes clásicos de la literatura, desde esas influencias he logrado armarme de un mundo muy propio, ese es el mundo que he reflejado en mis libros”.
Emerio Medina es un narrador que vive entre las aguas del realismo y los aires del absurdo. En la novela, tengo la impresión, puede afiliarse a ciertas corrientes que, de alguna manera, entroncan con el realismo mágico. ¿Dónde se siente más libre y más cómodo, en el cultivo del realismo o desde las riendas imaginativas y libres del absurdo?
“Hace algún tiempo pensé que hacía realismo mágico, de hecho, voy a confesar que aún hoy mantengo ese criterio. Las novelas para adultos que he escrito tienen mucho de esa corriente. Sin embargo, soy muy fiel a mi forma personal de hacer las cosas. Carpentier, quizás, sea la influencia más fuerte que he tenido, por todo lo que me aportó en materia de qué decir. Cuando se lee a Carpentier con ánimos de aprendizaje, indudablemente, se sacarán grandes enseñanzas de su obra; es inevitable que advierta en ese autor, uno de los más grandes, influencias sobre mí. Me ha nutrido mucho. Decirlo, admitirlo, es saldar una enorme deuda de gratitud con él. Otro grande de las letras que me ha influido es Juan Rulfo, sin llegar a imitarlo trato de hacer lo que él hace: sembrar mis historias en locaciones diferentes, alejarme del fantasma que significan los lugares comunes. Es cierto que muchas veces lo que escribo se relaciona con mi geografía. Vivo en un sitio que permite visualizar mejor las situaciones más latentes del país”.
Usted escribe cuento, novela, literatura infantil, y, hasta dónde he logrado investigar, le seduce la fantasía heroica. Si bien es en el cuento donde ha alcanzado todos los grandes premios que se otorgan en Cuba, si tuviera que elegir entre estos géneros, solo uno, ¿cuál de ellos elegiría?
“Una vez dije en una entrevista que deseaba dedicarme a escribir novelas de fantasía heroica, ese es un mundo en el que me siento libre. En ocasiones, la vida te lleva por otros caminos, y uno se deja llevar; otros retos se imponen y los vences —eso para que lleguen otros—, pero realmente me gustaría escribir ese tipo de literatura, en ese mundo me siento totalmente realizado. Escribir novelas inmersas en esos universos saca a flote mi propio mundo interior”.
Apenas unos días atrás, el libro que enviara al Premio Casa de las Américas estuvo muy cerca de hacerlo una vez más ganador de ese importante premio, finalmente alcanzó una de las dos menciones conferidas por el jurado. ¿Qué pudiera decirnos de ese libro? ¿Qué diferencia al Emerio Medina de esos últimos cuentos del Emerio Medina ganador del premio Casa de las Américas con La bota sobre el toro muerto?
“Hay una diferencia sustancial. El libro que ganó el premio en el 2011 era más abierto, pluritemático, con multitud de estilos. Este último es más corto, está ubicado en una zona estilística propia. Son historias muy sencillas, ligeras, a diferencia del anterior, en el que las historias eran muy densas. Rafael de Águila mencionaba en la presentación eso de quedar muy cerca de ser, otra vez, ganador del premio Casa. Fui una de las dos menciones, y es fenomenal, seguiré intentando obtener nuevamente ese premio. Sin embargo, me siento conforme, los cuentos de ese nuevo libro quizás sean muy del agrado del lector común”.
En la presentación de hoy se han enumerado algunos de sus modus operandi temáticos y estilísticos. En uno de esos casos, el presentador ha vaticinado que puede usted haberlo tomado de las matemáticas. ¿Reconoce Emerio Medina esos modus operandi en su literatura? ¿Son ellos asumidos de manera consciente o llegan desde lo que el mismo presentador denomina “dotes naturales para la narración”?
“Es cierto que me gradué de ingeniero mecánico y, quizás sin proponérmelo, algo de esa formación profesional actúe libremente sobre mi literatura, en este caso sobre mis cuentos. Esto se manifiesta desde el inconsciente, no resulta algo que planifique. Quizás el lenguaje que empleo, en ocasiones, resulte incluso propio de mi profesión. Recuerdo uno de los textos que consulté cuando trabajé en la construcción: un libro de nombre Precons, puede resultar raro admitirlo, mas ese fue mi primer manual de narrador. Me sedujo la manera en la que ese texto describía las operaciones a realizar en las tareas de construcción. Tenía un modo muy gráfico, en extremo práctico, que quizás aún hoy yo utilice”.
Se ha hablado mucho en nuestro entorno literario acerca de cómo vivir en provincias puede derivar en cierto fatalismo para un escritor. Usted tiene todos los premios de cuento en Cuba, los más importantes. A la luz de lo anterior ¿ese fatalismo tiene visos de realidad práctica? Y si los tiene, ¿cuánto ha afectado a Emerio Medina?
“Siempre afecta. Mi locación geográfica en ocasiones impone limitantes, eso afecta, como escritor e incluso como ser humano. La Habana es el único centro neurálgico de la cultura cubana. Y sí, lo admito, he debido enfrentar dificultades por eso, ese cierto fatalismo del que hablas se traduce en la posibilidad innegable de que resulte más complicada la vida, que esta imponga más retos y te exija más. De cierta manera eso obliga a esforzarse más, a ser mejor escritor. Conozco personas que no viven en La Habana, escriben mucho más que yo; no creen que deban, por ello, esforzarse más y envían sus textos a muchos más concursos, lamentablemente sin resultados. A los libros que he escrito les he dedicado tiempo, mucho esfuerzo, y lo he hecho porque sé que vivo en el extremo oriental del país; vivir allí exige un esfuerzo mayor como escritor, como simple ser humano y los escritores somos también eso, simples seres humanos. Cierto que la literatura no está determinada totalmente por el sitio en el que vives o por los viajes que realizas. La literatura está determinada, de manera muy especial, por el tiempo que eres capaz de dedicarle. Es una tarea dura, demanda esfuerzo y exige tiempo suficiente”.
Si no resulta demasiado fisgoneo, ¿qué otro libro planea entregarnos de manera inminente? ¿En qué proyecto o proyectos literarios trabaja en estos momentos?
“Ahora mismo tengo aprobado por la editorial Gente Nueva una extensa novela, una fantasía heroica —esa temática y ese mundo en el que me siento libre—. Se desarrolla en territorio europeo, temporalmente se ubica a finales del esclavismo e inicios de la edad media. Estará, con suerte, publicada el año próximo. Entregué otro libro de cuentos a una editorial de Camagüey. Tengo varios libros inéditos para enviar a concursos y al menos dos novelas inéditas, que, también con suerte, estarán listas este año”.
He realizado la entrevista en la Fortaleza de La Cabaña, a solo minutos de la presentación de su nuevo libro de cuentos. El público lo ha asediado para que firme autógrafos. He grabado la entrevista, le he pedido un voto de confianza para transcribirla. Él sonríe y asiente. Hace ya unos tres años alcancé a leer uno de sus libros, el primero que caía en mis manos. Me cautivó su manera de narrar, sus temas. No lo conocía hasta hoy. Jamás lo había tenido delante. A pesar de todos los reconocimientos, Emerio Medina transmite sencillez y humildad. Es, ante todo, ejemplo de perseverancia: no se rinde frente a las adversidades. Su estilo es personal, marcado y perfectamente definido, lo que, al decir de Rafael de Águila, lo hace ser “original, emeriano, sin puntos de empalmes con otros narradores cubanos o extranjeros de hoy día”.
Ese, precisamente, es Emerio Medina: uno de los narradores más naturalmente dotados de la cuentística cubana actual.