El ser o no ser del Villena de Remedios
16/8/2019
Casi dos años después del paso del huracán Irma por la provincia de Villa Clara, Remedios, uno de los municipios más afectados, padece el deterioro de una de sus principales instituciones culturales: el teatro Villena, cuya solución definitiva, que ponga fin a su estado actual y a las especulaciones que sobre él se generan, no parece concretarse aún. Y en ese limbo se hunden teatro y pueblo, partes de un todo que, como en ninguna otra, se mimetiza en esta tierra de demonios y criaturas mágicas.
Llegado uno al centro de la villa de San Juan de los Remedios puede divisar lo que parece un derrumbe de grandes dimensiones: por la ausencia del techo y algunas vigas de madera podrida que sobresalen en la distancia; parado uno frente al teatro Villena, la fachada esconde todo el desastre interior. Si uno hubo entrado alguna vez en sus días de “esplendor”, pues se le hace el estómago un nudo y entiende entonces la exaltación de los remedianos cuando se habla de la destrucción de su teatro.
En la entrada está Jesús Díaz Rojas, escritor y especialista principal, hijo de Remedios que se apasiona con el tema y a quien le duele el paso de las horas sin que nada ocurra.
Cuando el 500 aniversario de la villa, recordemos, año 2015, se le hicieron al Villena un grupo de mejoras parciales que contemplaron la reparación de los falso-techos, de todo lo que tenía que ver con el lunetario, la iluminación, se climatizó, se cambiaron las cortinas, se remozaron el lobby, los baños y los camerinos; se sustituyó el techo de zinc…
Luego, y antes de pasar el huracán, se llevaba a cabo otra parte de los trabajos que quedaran pendientes y que tenían que ver con la terminación de un nuevo tabloncillo y la restauración total de la fachada, la única de las paredes que conserva elementos patrimoniales.
Vino el ciclón y la gente se desanimó. Dice Jesús que pasaban por el Villena y se lamentaban, algunos también sin casas, pero el teatro dolía de un modo especial, lo que da la medida del arraigo.
Y llegaron, cuenta Jesús, las promesas de restauración y regresó la fe, incluso los baños se demolieron, se hizo uno para discapacitados, se adaptaron los otros, se trabajó fuera del teatro para no parar la obra dentro, pero tocó un momento en que la economía se hizo insostenible y las labores se detuvieron.
Es aquí donde entra la Empresa Nacional de Investigaciones Aplicadas (ENIA) integrada al Grupo Empresarial de Diseño e Ingeniería de la Construcción (GEDIC), que realizó un estudio de la firmeza de los suelos a fin de encontrar alternativas para salvaguardar el patrimonio del Villena.
oportunidad que haga crecer al teatro sin dañar su esencia.
Se llegó a la conclusión, explica el especialista a La Jiribilla, de que había que demoler, si no completo, al menos una parte; la Empresa de Proyectos (EMPROY), de Villa Clara, se personó e hizo el posible esquema de demolición, se bajó el techo y hasta ahí, no ha pasado nada más. No se sabe si se demuele la mitad, si se demuele la tercera parte o se demuele completo. No hay nadie que asuma una respuesta, tanto afirmativa como negativa: se demuele o no, se restaura o no; hay un silencio que el pueblo padece y de donde emanan disímiles especulaciones.
Porque, ¿cuál es la respuesta?, se pregunta Jesús, ¿cuál es la verdad del teatro?
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En las redes sociales, por ejemplo, las palabras teatro Villena de Remedios, son un detonante que desata las emociones; frases como adiós Villena, parece increíble; esa edificación forma parte de los valores patrimoniales de la ciudad, sería una pérdida significativa para los remedianos; o la interrogante de cuántos días más hay que esperar para que comience la restauración, son constantes que se replican entre los que sienten por Remedios o simplemente sienten por la historia y la cultura.
Así, el periodista Mauricio Escuela planteaba, categóricamente, que hay dos maneras de demoler un edificio: demoliéndolo o dejando que el olvido y la indiferencia lo demuelan.
Y llegado a este punto, incluso la primera alternativa sería preferible.
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La obra, una vez definido el proyecto a emprender, sería insostenible solo en el marco de la fuerza del municipio, alega el arquitecto Reynaldo Mendoza Valdivia, director de la Oficina del Conservador de la Ciudad. Se necesitan tecnologías de una empresa capacitada y desde el marco financiero rebasa los términos de lo que es el municipio, incluso la provincia, pienso que es de carácter nacional para el Ministerio de Cultura y así se ha hecho en otros territorios: esto no es ni un mantenimiento ni una reparación, es una restauración de gran envergadura que además hay que hacerla con todas las condiciones para que funcionalmente el teatro vuelva a ser el edificio que fue, y mejor todavía.
El teatro Villena de Remedios, ilustra Mendoza Valdivia, está catalogado con grado de protección uno, el máximo nivel, y en ese sentido la ley obliga a que todo proyecto que se vaya a ejecutar sobre esta obra, debe ser consultado en la Comisión de Monumentos, tanto en la provincial como en la nacional, cuando es un proceso de inversión importante como lo es este.
Se ha hablado de construir una nueva cubierta, que llevará unos 20 metros de luz, donde hay que construir y ensamblar cerchas nuevas y donde habría que crear un nuevo soporte para esas estructuras; se habla de construir nuevas columnas en los mismos ejes donde hoy están esos muros laterales, se habla de una demolición de esas estructuras laterales, y es lo que presuponemos va a ser la solución, al menos una de ellas, para darle cien o 200 años más de vida al teatro.
Sin embargo, para llevar adelante esto, nosotros hemos preparado una serie de regulaciones que deben ser respetadas desde el punto de vista patrimonial, continúa Mendoza Valdivia, y que en el caso de la solución más drástica obligan a mantener una serie de elementos vitales en la esencia del Villena: primero la fachada tendrá que ser conservada íntegramente, al igual que la estructura de los entrepisos.
Este teatro, agrega, reproduce planimétricamente el mismo esquema de los grandes coliseos cubanos del siglo XIX —el Martí (1884), el Terry (1890), el Sauto (1863), El Caridad (1885) y El Milanés (1839)— en forma de herradura, la platea, los distintos tipos de niveles; y tenemos el antecedente de los años 60, cuando muchas de estas construcciones antiguas en capitales de provincia fueron transformadas y reconstruidas al estilo de cines: Camagüey, Sancti Spíritus, entonces nosotros no queremos eso para Remedios.
Y por supuesto, dice Mendoza Valdivia, se representará toda la información y decoración de los inicios del Villena. Para el arquitecto, debe verse la variante de reconstrucción capital como una posibilidad también para aprovechar y adaptar las nuevas tecnologías necesarias en estas edificaciones, díganse acústica, iluminación, electricidad, climatización. Y que se convierta esta desgracia, hasta cierto punto, en una oportunidad, pero que las esencias del teatro no se pierdan.
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Las inclinaciones de Remedios hacia la promoción teatral, y no solo en el área dramática, no son ni tan siquiera del siglo XX, hay un afán por el teatro como institución que viene de los primeros años del siglo XIX: en 1820 en casa de guano se instala un pequeño escenario para representar las obras, en el 28 se coloca otro con mejores condiciones, pero ambas desaparecen; es como si el teatro, amén de los grandes anhelos remedianos, estuviera predestinado a sucumbir.
Esto dice María Victoria Fabregat Borges, historiadora de la ciudad, y también que el hecho de poseer un espacio donde acudir a disfrutar de las diferentes manifestaciones del arte forma parte de la identidad de Remedios, tal como lo es la parranda.
Inaugurado en la mañana del 8 de diciembre de 1923, el teatro Villena preservó hasta el 2017 las cualidades acústicas de embocadura, escenario y entrepisos, distintivos acordes a una institución calificada de excelencia.
Remedios constituía en aquellos años de 1920, un triángulo entre La Habana y Sagua la Grande, extremo al que también acudían todas las grandes compañías italianas y españolas que hacían escala en la capital.
¡Tú te imaginas en Remedios una compañía de Ópera con La Traviata, en pleno siglo XIX!, exclama Jesús Díaz Rojas, especialista principal del Villena, y pasó el Teatro Bufo de La Habana, obras de los hermanos Quintero; en el siglo XX Ana Belén y Víctor Manuel, el teatro Rita Montaner, Frank Fernández, José María Vitier; bailó Viengsay Valdés La muerte del cisne…
De ahí, digamos, le nace al remediano el amor por su teatro.
Hay quien dice que esto se va convertir en el parque Rubén Martínez Villena, una de tantas opiniones exageradas, pero que se multiplica y taladra a falta de otras. No caben, es lo cierto, más notas explicativas que apelen a la paciencia colectiva. El próximo texto tendría que llevar el titular del inicio de las labores a pie de obra. Si no, qué sentido tienen las letras. El Villena no aguanta más. Y Remedios, tampoco.