En la tarde del pasado 13 de marzo, el patio del Hurón Azul, en la sede de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), como todos los segundos jueves de cada mes, cedió su espacio a la peña Trova Sin Traba, el llamado que reúne a jóvenes trovadores empeñados en preservar esta modalidad de canciones marcadas por un sensible aliento poético.

En esta ocasión, la convocatoria estuvo motivada además por una razón muy especial: la presentación de libro La Habana, día de un año de Patricia Ballote Álvarez, hecho por la Editorial Ojalá. Aunque se afirme que es la tercera presentación pública de dicho libro, en realidad esta ha sido recibida como si fuera la primera debido al permanente encanto que distingue a este valioso archivo testimonial recopilado por Patricia en torno al concierto de Silvio Rodríguez, Pablo Milanés y Noel Nicola el 19 de febrero de 1968 en Casa de Las Américas, nada menos que el momento fundacional de la Nueva Trova.

Estamos hablando del concierto primigenio que daría lugar al asentamiento y desarrollo de un movimiento cultural inconmensurable como es la Nueva Trova, por su capacidad para definir nuevos horizontes estéticos en el entorno tradicional de la canción a la vez que nos aportó el parque imprescindible para convertir los principios revolucionarios en trincheras defendidas desde los versos de sus canciones.

En la presentación del libro en la sede de la Uneac. Imagen: Cortesía del autor

La trascendencia de semejante publicación radica en que acerca de dicho evento solo se había publicado previamente una pequeña nota en la prensa anunciando su realización en Casa y nada más antes, ni tampoco nada más después. Por lo tanto, en esta ópera prima de Patricia es evidente su determinación de hacernos saber de hasta dónde pudo investigar, de cómo se llegó a concebir dicho concierto, el papel de Haydeé Santamaría, entonces presidenta de Casa de Las Américas —imprescindible soporte de apoyo a estos trovadores—, y por supuesto el enfoque personalizado en torno a las esencias de dicha presentación.

Para lograrlo, la autora ha consultado una voluminosa bibliografía con la voluntad de acercarnos a las incidencias en Cuba y en el mundo de aquellos años, pero sobre todo se le agradece el alcance de las entrevistas inéditas que ha realizado tanto a los músicos participantes como a todo aquel que estuvo presente en ese salón un lejano ya lunes de febrero, para permitirnos acceder a la emotiva reconstrucción de los hechos en nuestras almas.

“… en esta ópera prima de Patricia es evidente su determinación de hacernos saber de hasta dónde pudo investigar, de cómo se llegó a concebir dicho concierto …”

Si los protagonistas del suceso hacen entrega de sus memorias en torno a lo sucedido en esa jornada, infinidad de viñetas comparten el espacio de las páginas, lo mismo con reflexiones de los propios trovadores a la vez que otra puede estar dedicada al disco Sgt. Pepper´s de Los Beatles, además de fichas biográficas de Silvio, Pablo y Noel junto a las de Martín Rojas, Eduardo Ramos y Vicente Feliú, quienes también participaron como invitados a la memorable presentación pública.

Desde las primeras páginas, el nudo central de esta historia avanza indetenible como un río desbordado de referencias imposibles de obviar para comprender aquellos factores que convirtieron a estos jóvenes músicos en militantes de la vida en la Cuba revolucionaria. Son los años de la guerra de Vietnam, de las dictaduras en América Latina como la de Somoza en Nicaragua, a la vez que se nos cuenta de García Márquez y de Julio Cortázar, o de Joan Manuel Serrat y de Luis Eduardo Aute. Y a la hora de abordar las incidencias coyunturales por aquel entonces en nuestro patio, sobresale la férrea voluntad de los cubanos de resistir en el enfrentamiento con el imperialismo norteamericano además de desplegar una abarcadora panorámica del entorno cultural del momento.

El libro ofrece nuevos detalles sobre el concierto que dio vida a la Nueva Trova, protagonizado por Silvio Rodríguez, Pablo Milanés y Noel Nicola. Imagen: Tomada de Internet

El periodo comprendido desde la constitución del Centro de la Canción Protesta hasta el Congreso Cultural de La Habana y el Primer Festival Internacional de Varadero, no escapa de la acuciosa investigación de la autora, quien también nos habla del ambiente musical recreado por personalidades como Ignacio Villa, Bola de Nieve, del mismo modo que de Meme Solís o de Carlos Puebla y Los Tradicionales.

Una vez al tanto de toda esta necesaria conceptualización histórica, la autora nos conduce con lujo de detalles a cómo se prepararon los trovadores horas antes, cómo fue el concierto en sí mismo y las consecuencias que tuvo para la evolución de la música cubana. Entonces, coincidamos con Patricia, que en aquellos momentos nadie podía tener idea de hasta dónde germinaría esta semilla sembrada en La Habana el 19 de febrero de 1968, todo un robusto árbol de cuyos frutos todavía nos deleitamos los seguidores del buen trovar.

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