El humor gráfico está para señalar lo mal hecho
La exposición colectiva de humor gráfico “A fin de cuentas: humor con dedeté”, que incluye el quehacer de seis reconocidos creadores: Ares, Del Toro, Falco, Martirena, Moro y Adán puede verse en la galería de la Biblioteca Pública Rubén Martínez Villena, en La Habana colonial, hasta mediados del próximo mes de enero.
La muestra incluye un total de treinta y seis obras y se inserta dentro de la presente 14 Bienal de La Habana, de ahí que su curador, Adán Iglesias —actual director del Dedeté— afirmó en entrevista exclusiva concedida a La Jiribilla, que la selección se realizó teniendo como brújula elementos que aluden a la contemporaneidad y al futuro, temas centrales de la actual cita del arte contemporáneo en la capital cubana.
“Ares y yo convocamos a un grupo de humoristas gráficos que tocan en sus respectivos trabajos asuntos relacionados con los temas de la Bienal y tratamos de que estuvieran representadas varias generaciones de artistas que realizan humor gráfico, sobre todo, en la prensa. Todos tenemos un denominador común y es que trabajamos para distintos medios de prensa. Casi todas las obras que conforman la muestra se han publicado ya sea en papel impreso, específicamente en el Dedeté, y otras se han visto en Internet, soporte digital que nos da la facilidad y la posibilidad de que una obra se aprecie en latitudes insospechadas”.
¿Qué temas específicos abarcan estos humoristas?
Están muy presentes asuntos como la emigración, el colonialismo —en formas muy personales— y aspectos que tipifican la contemporaneidad. El tema de la contemporaneidad antes lo veíamos un tanto alejado, pero hoy en día hay una marca de muchas cosas que ejemplifican lo que está pasando. Y, nosotros, los humoristas nos proveemos de eso, estudiamos mucho. En otras palabras, bebemos de la prensa y publicamos en la prensa obras que llamamos humorísticas —porque es el género—, pero todas son extremadamente reflexivas.
Les sugiero a los que vayan a ver la muestra de manera presencial o por las redes, que se detengan ante cada una de las piezas porque todas ellas dicen mucho y están llenas de intenciones y de mensajes, como debe ser.
El humor es algo muy serio y detrás de cada propuesta hay profundos contenidos, ¿cómo se da el proceso de asimilación de lo que está sucediendo y se plasma con humor?, ¿cuáles son las habilidades que deben poseerse para, una vez que sucede algo, llevarlo al plano de la caricatura?
El humor gráfico es expresión directa de lo que está aconteciendo y, lamentablemente, muchas veces no se tiene en cuenta. El proceso de análisis de la creación de una caricatura puede ser muy diverso, por ejemplo, puedes estar hablando con una persona y en medio de una conversación surge una buena idea. Creo que los humoristas gráficos aprovechamos todos los escenarios posibles para ir absorbiendo todo con lo que chocamos diariamente para sacar un tema determinado.
En el caso de la noticia editorial, que es lo que está plasmado en esta muestra, nos valemos esencialmente de las noticias porque nos brindan elementos que nos sirven de apoyatura. Un mismo hecho noticioso analizado por diferentes caricaturistas, seguro, será interpretado de diversas maneras.
Por ejemplo, el tema de la emigración es muy actual y vemos cómo las fronteras han crecido y variado. Antes señalaban a Cuba por las balsas: en estos momentos hay más balseros en el Mediterráneo que en el Caribe. Es decir, hay un elemento de contemporaneidad grave, crítico, y el trabajo nuestro es señalarlo. No lo vamos a resolver porque no somos políticos ni tenemos esa influencia, pero el hecho de señalarlo, incluso, de manera sarcástica, reflexiva o humorística da una idea, en un momento determinado, de lo que se está viviendo en Cuba o en otra latitud.
¿Cuál es el don que tiene que tener una persona que se dedica al humor gráfico?
Es muy importante la observación. Después, la manera en que plásticamente lo plasmes es otro asunto. Cada cual va creando a partir de un estilo, una manera de hacer. Actualmente en las redes sociales hay un grupo de manifestaciones que son válidas y que tienen que ver con los memes o los stickers, que sirven para dar ideas y para expresar preocupaciones. No son las formas tradicionales de hacer humor gráfico, pero las nuevas tecnologías han traído, también, su impronta y su lenguaje: esos recursos son aprovechables.
El mundo cambió y la pandemia nos ha enseñado nuevos caminos… ¿cuán importante ha sido la comunicación digital en relación con el humor gráfico en estos tiempos pandémicos?
Durante la pandemia, nos alejamos muchísimo de las respectivas redacciones. Solo un colega —Luis Alberto Piñero, Jape—, que vive cerca del periódico, se encargaba de manera digital de agrupar todas las caricaturas y de montar el Dedeté. Como nuestros científicos y, en general, el personal de la salud ha tenido tanto prestigio y tanta relevancia, nosotros quisimos que eso se manifestara a través del humor gráfico, no solo con los caricaturistas tradicionales, sino que algo que hicimos —sin proponérnoslos— fue pedirles a los lectores que enviaran su caricatura sobre el tema de la pandemia.
Tuvimos una respuesta muy buena, sobre todo, de muchachos jóvenes. Algo muy importante porque hay que ir formando el relevo de humoristas gráficos, que es escaso. El humor gráfico ha sido una manifestación de pocos miembros. La experiencia de la pandemia ha sido aleccionadora: hemos estado alejados y cada cual ha estado trabajando y produciendo desde su casa, pero nos hemos unido en intereses comunes.
Hoy el mundo es muy dinámico y en un día pueden acontecer diez noticias. Desde el punto de vista editorial, hay que decir algo ya sea por Twitter o por Instagram. Las redes sociales te dan la posibilidad de que una idea —que estás trabajando—, en una hora o quizás menos, la está viendo un esquimal o un africano. Este fenómeno, hace unos años atrás, sería imposible que se diera. Incluso, la propia realización de la página se concebía de manera era muy artesanal, pero a su vez tenía mucho encanto porque el trabajo se hacía más colectivo, más a manera de taller, que es algo fundamental. Lamentablemente eso lo hemos perdido bastante, pero hay que entender que cada época lleva su impronta: la que estamos viviendo es así de rápida y digital.
Pero esos acontecimientos que se suceden con tanta rapidez es trigo para ustedes…
¡Por supuesto!: la noticia es nuestra materia prima. Sin discriminar, creo que en las artes visuales, una manifestación que está constantemente estudiando y consultando noticias son los humoristas gráficos porque de ahí parte todo. Incluso hay sitios que te pagan muy bien la caricatura editorial, sobre todo, cuando hay un suceso fuerte. Hay un sitio que se llama Cartoon Movement en el que hay más de mil caricaturistas que envían trabajos sobre un mismo tema y se publica y se premia el mejor, en metálico. Yo creo que sin noticias los humoristas gráficos nos quedamos sin trabajo.
“Sin noticias los humoristas gráficos nos quedamos sin trabajo”.
El Dedeté ya se publica a todo color, ¿una ventaja?
En Cuba se ha hecho una inversión muy seria en la poligrafía, aunque el Oriente de Cuba sigue recibiendo el periódico en blanco y negro, pero de Camagüey hacia Occidente toda la prensa es a color. Se reparó el Poligráfico de Villa Clara y actualmente se está revitalizando el de La Habana.
Desafortunadamente, el Dedeté no ha tenido la suerte de ser un periódico independiente. Y, cuando digo independiente, no me refiero a las ideas sino a su circulación. El Dedeté —desde hace casi treinta años— está en la última página de la edición dominical del periódico Juventud Rebelde; ha sido una decisión para no perder la publicación que en febrero próximo cumplirá cincuenta y siete años.
Este resultado de tener prensa a color impresa llegó y todo el mundo lo ha asumido con gran naturalidad. Incluso, cuando asistimos a eventos o conferencias fuera de Cuba y mostramos nuestra prensa en blanco y negro, decimos que es “una exclusividad”: solo es una manera de justificar esa realidad. Contar con el color, ha posibilitado plasmar ideas con mejor y mayor calidad. Por ejemplo, cuando te ibas a referir a la comunidad LGTBI, que tiene su bandera, hay ocasiones en que es necesario, imprescindible, el color.
Noto con preocupación que se lee poco periódico, se consume muy poco: veo que en los estanquillos se queda mucha prensa y ¡por algo será!; se sabe que actualmente se emplean más las redes sociales e Internet. Gústenos o no, es una realidad.
Recuérdanos, ¿qué significa dedeté?
DDT es la sigla del Diclorodifenil Tricloroetano que fue un veneno muy famoso usado en los setenta para eliminar el mosquito. Se aplicaba con un “aparato de fly”, que fue muy popular. En la primera portada del Dedeté apareció una nota en la que el sentido antiimperialista de la publicación quedó plasmado: con el “aparato de fly” íbamos a rociarle al enemigo —que usted conoce—, pero sin decir quién era. Eso daba el carácter antiimperialista de la publicación, que ha identificado a las diferentes generaciones que han pasado por allí.
¿Se ha mantenido ese carácter?
Sin duda. Nosotros tenemos sobre los hombros el peso de una generación excelente —que fue la de Tomy, de Carlucho, de Ajubel, entre otros— que hemos tratado de imitar y no me apena decirlo porque esta publicación ha tenido, y sigue teniendo, muchos premios internacionales. Actualmente las redes sociales te dicen de manera muy clara quién te sigue y quién no y contamos con un público que se mantiene.
¿Cómo llegas al Dedeté?
Como casi todos, colaborando. Era profesor de la Universidad Pedagógica Enrique José Varona y me enteré que Arístides Hernández (Ares) dejaba una plaza y pasaba a ser artista independiente. Me presenté y fui admitido como caricaturista. Me desempeño, también, como director del Dedeté, que no es solo una publicación dominical que sale en la página dieciséis, hacemos muchas acciones desde el punto de vista expositivo.
Seguramente el lector se da cuenta de que, muchas veces, esa página está apretada porque el humor gráfico tiene mucho que decir y tiene poco espacio. Es algo que siempre hemos señalado y estamos abogando por ello. Y no hablo solo de espacio en la prensa, creo que falta en Cuba una galería dedicada por entero al humor gráfico. Tuvimos en los ochenta la galería Juan David, en el céntrico Cine Yara, en la barriada del Vedado, pero la perdimos hace mucho tiempo. Ese es un reclamo en los diferentes Congresos de la Uneac, la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.
“No hablo solo de espacio en la prensa, creo que falta en Cuba una galería dedicada por entero al humor gráfico”.
Otro aspecto que ha identificado al Dedeté es el respeto hacia los colegas anteriores que pasaron por ahí. Nosotros hemos rescatado, por ejemplo, a Ardión, que estaba en un asilo de ancianos y lo visitamos y le celebramos sus cumpleaños o a Lázaro Fernández, otro excelente colaborador del Dedeté. Ha sido y es muy importante la memoria de los que han pasado por allí.
Tenemos bien engrasadas las relaciones con la Uneac, a través de la Asociación de Humoristas, Ilustradores e Historietistas. También una colaboración estrecha con el Círculo de Humoristas de la Upec, la Unión de Periodistas de Cuba, que nos apoya y de conjunto, organizamos la Bienal Internacional del Humor de San Antonio de los Baños. Pero, una galería de humor gráfico que el público nacional y extranjero pueda visitar, un centro como tal, no existe.
¿Cuál es la importancia real que le concedes a esta especialidad? ¿Cuán importante puede ser el humor gráfico para una sociedad?
El humor gráfico tiene que ser muy crítico y señalador de problemas que atañen a la sociedad. Actualmente, hemos perdido mucho ese sentido crítico no solo por los editores que son bastante agudos, sino porque los propios humoristas nos hemos acostumbrado a que hay temas que no se tocan. El sentido, el objetivo de cuál es nuestro oficio, se ha perdido. El humor gráfico está para señalar lo mal hecho y para resaltar lo que está bien hecho. Recuerdo la época de oro del Dedeté, cuando más de un ministerio se molestaba por las críticas hechas. Eso respondía a que iban directo a señalar cosas mal hechas.
“El humor gráfico tiene que ser muy crítico”.
Actualmente hay espacios que son muy críticos —como la mesa redonda o varios programas radiales—, pero el humor ha perdido el sentido de publicar lo crítico. En ocasiones se piensa que —como estamos dentro de Juventud Rebelde— es la opinión del periódico y no del Dedeté. Se asocia una cosa con la otra y cargamos con ese peso. La falta de crítica tiene que ver también con que los caricaturistas nos autocensuramos: eso es algo que tenemos que reconocer. Es un tema muy complejo.
“El humor ha perdido el sentido de publicar lo crítico”.
Gracias por esta charla (escrita) que,
en su momento, servirá también como pista posible para argumentar y debatir sobre las dinámicas del humor(ismo) en los contextos de la información, del arte.
Dibujar es un gesto artístico aunque las
(no) raíces estén en la realidad insular o
en otra más distante. Dibujar con y por
el humor es más que periodismo. Ni hablar
del sentido/fin de una exhibición,
ya sea colectiva o personal: donde el
revuelo ha de ser de altura. Y a las de humor les falta esa sustancia con cierta regularidad. A fin de cuentas, exhibir también es un arte. Es más que ‘llenar’
el espacio efímero y mutante, asumido
como galería.