El diario abstracto de Óscar Jr.

Maikel José Rodríguez Calviño
8/2/2021

Amanece en Camagüey. Tras el primer café, el artista Óscar Jr. Rodríguez organiza su taller. Pigmentos, pinceles, ideas… Guiado por la intuición, toma un cuaderno de dibujos. Es un block común y corriente; nada en particular lo distingue de cualquier otro. Paladeando aún el amargor de la infusión, lo abre, acaricia la primera página, intuye las posibilidades que le ofrece. Luego se concentra en los pigmentos: selecciona colores, imagina sus posibles combinaciones, escoge el pincel ideal para explayarlos sobre la cremosa superficie. Se decide por una gama en específico, cubre la paleta con acrílicos, empuña el pequeño mango de madera y comienza a trabajar.

Cuaderno de abstracciones del artista (25x18cm). Fotos del autor
 

Es el día cero de lo que terminará por transformarse en un diario pictórico que será compartido a través de Internet. Durante más de cincuenta jornadas, Óscar Jr. ha desplegado su subjetividad mediante pequeñas abstracciones que ha publicado en las redes sociales Facebook e Instagram. Como muchos creadores a nivel mundial, la epidemia de Coronavirus le ha obligado a permanecer en casa, apartado de galerías y exposiciones, lejos de la Academia Vicentina de la Torre, donde imparte la asignatura de Escultura académica.

“Óscar conoce del valor que tienen los cuadernos de apuntes, el ejercicio cotidiano de la técnica y el ritual propiciador del acto creativo, de la fugaz imagen (pez inquieto, lúdico espectro) renuente a ser apresada”.
 

Mientras mejora el panorama, gran parte de lo que siente y piensa; de los malestares emocionales que generan el encierro y la incertidumbre ante el futuro del planeta, del país, de su familia; de las ansias por exponer nuevamente y volver a las aulas para enseñar a sus estudiantes y aprender de ellos: el a ratos incontenible maremágnum emotivo provocado por la vida cotidiana, en tiempos de enfermedad y espera, va quedando encerrado en composiciones no figurativas, en apariencia anodinas y altamente solubles en el océano de información que todos los días nos ofrecen las redes, pero atractivas y peculiares en virtud, precisamente, de su inmediatez, espontaneidad y simpleza. Sencillez aparente, pues la abstracción, en cuanto lenguaje artístico, es uno de los más complejos de dominar. Pintor que se precie de serlo termina por reconocerlo.   

Óscar conoce del valor que tienen los cuadernos de apuntes, el ejercicio cotidiano de la técnica y el ritual propiciador del acto creativo, de la fugaz imagen (pez inquieto, lúdico espectro) renuente a ser apresada. A fin de perfeccionar el oficio, Hemingway recomendaba escribir todos los días, se estuviese inspirado o no. Óscar aplica este principio a la pintura y construye en cada amanecer una imagen polícroma de su subjetividad. A pigmentos y creyones se han sumado materiales extrartísticos; así, algunas piezas han devenido collages. Cuidadosamente enumeradas y organizadas en orden cronológico, todas aguardarán, pacientes, el momento ideal para ser expuestas como el peculiar divertimento que representan.    

“El ritual iniciará una vez más, sumará otra página, nuevos pasajes, instantes vertiginosos que, de lo contrario, terminaría borrando el Tiempo”.
 

La socialización virtual de dichas abstracciones ha devenido ejercicio académico. Mediante WhatsApp el artista utiliza su peculiar diario para interactuar con sus estudiantes, compartir opiniones, debatir, enseñar, aprender. Cuando se trata de instruir no existen impedimentos. Hay discípulos que han iniciado sus propias escrituras pictóricas, imitando al profesor. E insisto en el término escrituras porque la abstracción trabaja, precisamente, con los principios “gramaticales” del arte: colores, formas, texturas; a lo largo de la Historia devienen espacios predilectos para los creadores cuando se trata de liberar el universo interior, experimentar y expandir las fronteras de la pericia.

Serie, colección, libro, códice: Óscar Jr. ha emprendido un camino cuyo fin no avizora. Es mejor así. Más que la meta, el proceso, la diaria búsqueda de la belleza, cuyo rostro múltiple y misterioso se acerca y aleja, entrevemos, apresamos un instante y perdemos el instante.

 “Mediante WhatsApp el artista utiliza su peculiar diario para interactuar con sus estudiantes, compartir opiniones, debatir, enseñar, aprender”.
 

Atardece en Camagüey. La abstracción de hoy ya ha sido compartida en Facebook. Reposan pigmentos y pinceles; la limpia paleta descansa. La vida se retuerce, caracolea, sacude las alas y se prepara para la pausa nocturna que le permitirá recuperar fuerzas. El diario abstracto de Óscar Jr. también. Lo hará hasta que vuelvan la luz diurna y el café, el pálpito, la necesidad del desahogo. El ritual iniciará una vez más, sumará otra página, nuevos pasajes, instantes vertiginosos que, de lo contrario, terminaría borrando el Tiempo.