Toda la obra de Nicolás Guillén está cargada de un profundo misticismo y de sus versos brota un poderoso grito en defensa de la identidad. Guillén no solo nos apuntalaba con su lírica el quiénes somos, también nos daba lecciones de inclusión a través de aquel poema suyo El apellido al decir:

¡Oh, sí, amigos puros, venid a ver mi
nombre!
Mi nombre interminable,
hecho de interminables nombres;
el nombre mío, ajeno
libre y mío, ajeno y vuestro,
ajeno y libre como el aire…

Esto me lleva a una anécdota que me ocurrió en el recién concluido Coloquio y Festival Nicolás Guillén, donde, por avatares de la vida, se encontraba el apellido de la que aquí escribe intercambiado por el de otra persona y compañera. Me habían nombrado Beatriz Escobedo cuando en realidad me apellido Montejo Mendoza. Además, comparto con el poeta la tierra natal, y conozco por mi padre, también camagüeyano, que nuestro apellido proviene del Reparto Montejo en esta provincia cubana de los tinajones. Durante este pequeño altercado recordaba yo los versos del poema y su mensaje contenido. Me contaba siempre mi padre que el barrio del que les hablo era un barrio de esclavos. Solía suceder en aquella época que a los esclavos les ponían el apellido de sus amos o se les quedaba como parte del nombre algún “nombrete” con el que se referían a él. De esas historias proviene la mía, que se mezcla con muchas otras, como la de los aborígenes taínos, y va tejiendo texturas hasta conformar nuestra identidad.

Este poema y esta breve anécdota fueron utilizados durante los talleres con adolescentes del barrio San Juan de Dios, en La Habana Vieja, como parte de un proyecto de investigación del Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello (ICIC). Nos propusimos explorar cómo se relacionan las categorías identidad cultural y exclusión social. Buscamos, además, conocer la manera en que los proyectos comunitarios contribuyen a la inclusión y a reforzar la identidad cultural en adolescentes. Para ello, empleamos una metodología con un enfoque mixto. Aplicamos instrumentos cuantitativos, como los cuestionarios de identidad cultural y exclusión social, y los combinamos con herramientas cualitativas como la observación, las entrevistas y el taller, a partir de elementos de la Educación Popular. Allí les hablaba, precisamente a los adolescentes que participan en el proyecto comunitario Pies de Ángeles, a través de Guillén, de la importancia de nuestra identidad cubana y reflexionábamos sobre la exclusión social.

“Guillén no solo nos apuntalaba con su lírica el quiénes somos, también nos daba lecciones de inclusión”.

Toda investigación parte siempre de preguntas e hipótesis que los investigadores se plantean antes de comenzar, como: ¿qué es la exclusión social y la identidad cultural?, ¿qué entendemos por adolescencia como etapa de la vida?, ¿qué características distintivas acomuna a los adolescentes?, ¿cómo perciben los adolescentes la exclusión social?, ¿pueden ser las características distintivas factores de exclusión?, ¿pueden los proyectos comunitarios ser espacios de inclusión? Las mismas dan lugar a otras interrogantes intrínsecamente relacionadas.

Exclusión social e identidad cultural. La dimensión subjetiva

Las categorías identidad cultural, exclusión social y percepción de exclusión (cómo vive cada individuo la situación de rechazo) están interrelacionadas y, a su vez, tienen una interdependencia. La exclusión social es un proceso que está asociado a cambios socioestructurales; tiene que ver con la reducción sostenida de la participación, integración e inserción social; genera descalificación y vulnerabilidad; y tiene múltiples expresiones. En tanto, la percepción de exclusión social es un proceso pertinente a la subjetividad y tiene relación con los juicios y valores que se forman las personas sobre la situación de rechazo a partir de la pertenencia a una identidad específica, diferenciada de aquella establecida como marginalizante. De igual modo, la identidad cultural se configura en el plano de la subjetividad; por lo que resulta necesario comprender las influencias que recibe el sujeto del medio, así como el sistema de actividad y comunicación en el que se desenvuelve. De esta manera podemos decir que el estudio de la exclusión social desde la dimensión subjetiva conecta con la configuración de las identidades y en esta confluencia radica la importancia de entender cómo los adolescentes perciben la exclusión social.

Adolescentes del proyecto Pies de Ángeles

La etapa de desarrollo de cada individuo se articula con la identidad, la exclusión social y los efectos de las manifestaciones de exclusión. El grupo de adolescentes con el que estuvimos trabajando durante los talleres se encuentra en la etapa inicial de la adolescencia. La mayoría de ellos son de piel negra y mulata, y viven en el barrio San Juan de Dios en la Habana Vieja (donde radica la sede del proyecto), aunque otros provienen de barrios adyacentes, como Jesús María, Belén y Colón. El barrio San Juan de Dios se caracteriza por presentar una alta densidad poblacional, un elevado índice de emigración interna y externa, situación de hacinamiento y cohabitación, espacios reducidos, deterioro y envejecimiento del fondo habitacional, ocurrencia de derrumbes, y la existencia de ciudadelas, cuarterías y barbacoas. Estos complejos problemas socioeconómicos, sumados a otros factores como la edad y el color de la piel, posibilitan que haya un incremento de la vulnerabilidad en determinados grupos poblacionales, entre los que se encuentran los adolescentes.

En cuanto a la etapa de desarrollo, pudimos observar características típicas de cualquier adolescente; las que están asociadas a cambios biológicos, transformaciones puberales, agotamiento físico y mental y cambios de humor que tienen lugar durante esta fase inicial de la adolescencia. En el sistema de actividad y comunicación pudimos apreciar que la actividad formal tiene un carácter obligatorio, la escuela. En tanto, la actividad informal comienza a ser selectiva y es afín a sus intereses personales. Se evidencian conflictos intergeneracionales con padres, maestros y otros adultos. Los adolescentes suelen pasar más tiempo con sus coetáneos, dando mayor significado a las relaciones de amistad. Los valores y la conducta están condicionados por el grupo de pertenencia, los intereses compartidos y las opiniones de los amigos. Comienzan a desarrollarse las nuevas formaciones psicológicas, como el pensamiento conceptual teórico y la autovaloración, que está relacionada con la aceptación o rechazo por parte del grupo de amigos. Comienza a formarse la concepción del mundo, es decir, juicios y opiniones acerca del mundo que les rodea.

“La etapa de desarrollo de cada individuo se articula con la identidad, la exclusión social y los efectos de las manifestaciones de exclusión”.

Características identitarias y percepciones de exclusión de los adolescentes del proyecto Pies de Ángeles

A través de la actividad de La Telaraña pudimos ver cuáles son las preferencias artísticas y culturales, las prioridades, los códigos comunicacionales, los gestos y las frases que utilizan los adolescentes del proyecto. Algunos adolescentes tienen entre sus prioridades el estudio, mientras que otros, con edades comprendidas entre 13 y 15 años, tienen como prioridad trabajar. Estos jóvenes venden tamales o botan la basura a cambio de una compensación económica. Observamos cuáles son los principales espacios de recreación, la religión que practican, así como las influencias que reciben del medio y los valores que comparten. En este sentido el proyecto tiene un papel protagónico e influye en la transmisión de valores y normas de comportamiento.

La Telaraña/Imágenes: Cortesía de la autora

La mayoría de los adolescentes atribuye las causas del rechazo al color de la piel, la apariencia física y la situación económica. Las expresiones de rechazo referidas son frases, apodos y apelativos descalificativos (perro negro, cabeza de bolo). Los principales lugares de ocurrencia de las manifestaciones de exclusión son la escuela, el barrio y la casa de las amistades. Los adolescentes expresaron que las personas excluyentes tienen características similares a las de ellos. Algunos efectos referidos son el daño emocional, los estados depresivos, las reacciones violentas y, un efecto que llama la atención, la respuesta de los adultos ante estas manifestaciones (atención con Menores, actas disciplinarias y escuelas de conducta).

La mayor parte de los adolescentes atribuye causas raciales a las manifestaciones de rechazo. Los rasgos físicos por los que han sido discriminados son, a su vez, características identitarias distintivas y que los acomuna, como el color de la piel, el pelo afro o el peinado. Estos resultados sugieren que no se puede relacionar la exclusión social solo a factores externos y objetivos, sino también a causas subjetivas más profundas, que deberán ser estudiadas. Además, explicaría procesos más complejos de diferenciación entre personas que tienen similares características.  

El corazón del proyecto

En el proyecto se enseña a niños, adolescentes y jóvenes danzas de la tradición afrocubana, se emplea música tradicional cubana y realizan obras de teatro. Los ensayos se realizan en la sala de la casa de la líder del proyecto, coincidiendo con el horario de las labores domésticas y dinámicas hogareñas. Su objetivo fundamental es ser un espacio de inclusión para niños y adolescentes.

El proyecto se articula con toda la comunidad (adolescentes, padres y vecinos). Cumple una función educativa en la transmisión de valores, brinda apoyo, orientación y enseña normas de comportamiento. Es un espacio de inclusión y expresión de intereses. Esto lo pudimos comprobar mediante la actividad “El corazón del Proyecto” durante el taller. Algunas de las ideas y frases planteadas por los adolescentes en este ejercicio fueron: orgullo de pertenecer, solidaridad, compañerismo, cultura, espacio seguro, amigos, expresión de sentimientos, entre muchas otras.

“El corazón del proyecto”

A veces los métodos educativos empleados en el proyecto no son los más adecuados, pero son las herramientas con las que cuentan las personas gestoras de estas iniciativas comunitarias. De ahí que se deba pensar también en la importancia de capacitar a los encargados de proyectos comunitarios, mediante talleres y cursos, en el trabajo con adolescentes. Brindar herramientas que permitan conocer mejor la etapa de desarrollo, acercarse y educar en edades tan sensibles.

De manera general podemos decir que este estudio permitió tener un mayor conocimiento de los adolescentes y jóvenes, sus identidades culturales y sus percepciones de exclusión. La frecuencia percibida con que tienen lugar las manifestaciones de rechazo exponen parcialmente la magnitud del mismo. Las experiencias narradas, los espacios de ocurrencia, las causas y los efectos con que tiene lugar el rechazo; así como las características del agente de exclusión, contribuyen a tener una idea más amplia del fenómeno y muestran la complejidad del mismo.

El proyecto es un espacio de inclusión para niños, adolescentes, padres y personas de la comunidad. Fortalece la identidad cultural de los adolescentes y de la comunidad, a través de la cultura, de la transmisión de valores y normas de comportamiento. Por lo que cumple una función social transformadora dentro de la comunidad, a pesar de los limitados recursos e insuficiente apoyo de las instituciones.