El Che en la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí
5/10/2020
Los primeros años de la década del sesenta del pasado siglo depararon importantes acontecimientos para la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí (BNCJM). A las continuas transformaciones en el orden funcional y técnico de la institución se suma un vasto programa de cursos, charlas, conferencias y visitas de personalidades cubanas y extranjeras, convirtiéndose en uno de los centros más activos del panorama cultural habanero.
La visita de Ernesto Che Guevara se enmarca dentro de los sucesos destacados de aquella primera etapa posterior al triunfo de la Revolución. El 5 de febrero de 1964, la directora de la Biblioteca Nacional, María Teresa Freyre de Andrade, recibe una llamada telefónica de la oficina del entonces ministro de Industrias, Ernesto Che Guevara, anunciando la visita —si era oportuno— del Guerrillero Heroico en horas de la tarde de ese día. La llamada, para sorpresa de todos los presentes, según testimonio de la subdirectora Maruja Iglesias,[1] tuvo su antecedente unas semanas antes, cuando esta subía al ascensor del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) y coincidió con el Che.
En esa ocasión, Maruja le comenta: “¡Cuánto apreciaríamos una visita suya a la Biblioteca Nacional José Martí!”,[2] e hizo alusión al departamento Juvenil, inaugurado en diciembre de 1959, y a las transformaciones ocurridas en los nuevos departamentos. Con su humor argentino, el Che le preguntó: “¿Tienen ahí muchos monitos?”,[3] expresión empleada en la región oriental para referirse a los popularmente llamados “muñequitos”. Maruja le comentó que tenían muchos libros para niños y jóvenes, y resaltó la asistencia de un creciente número de lectores.
La esperada visita sucedió esa tarde del 5 de febrero de 1964. Gran expectativa reinaba en el ambiente, pues los trabajadores querían ver y saludar al Che. Un amplio recorrido por los diferentes departamentos, así como por las oficinas, guiado por la directora, condujo al médico-comandante a interesarse por el Catálogo Colectivo, obra que venían desarrollando los especialistas bajo la dirección de Regla Peraza y con la colaboración de profesionales de instituciones de investigación, ocupados en el propósito de analizar el lenguaje que requerían las ciencias y las humanidades en función del desarrollo del país. El Che también se detuvo en Colección Cubana, departamento que atesora publicaciones periódicas, libros, folletos, manuscritos y mapas, en su mayoría de los siglos XVlll y XlX.
Durante el recorrido se encuentra a la doctora Graziella Pogolotti, quien fungía como asesora de la directora en la adquisición y selección de publicaciones e integraba, además, el Consejo de Redacción de la Revista de la Biblioteca Nacional José Martí. Ante un escritorio repleto de papeles, catálogos, libros y carpetas con documentación, cuenta Maruja que a Graziella se le ocurrió como excusa, comentar lo revuelto que estaba todo, y el Che le manifestó: “Eso quiere decir que usted trabaja”.[4]
De la presencia del Che en la Biblioteca Nacional no hay evidencia de testimonio fotográfico en la Fototeca del centro, presumiblemente por lo inesperado del acto y ante la conmoción del encuentro. Sucesivos homenajes en memoria del Guerrillero Heroico tuvieron lugar con posterioridad a su desaparición física: la Revista dedicó un número especial en septiembre-diciembre de 1967, en el que publicó su bibliografía activa y pasiva, compilada por el departamento de Consulta y Referencia, un ensayo de cronología, así como fragmentos de algunos discursos que pronunció entre 1959 y 1962.
Exposiciones, conferencias y evocaciones de su vida y obra también reflejan la presencia de Ernesto Guevara en la gran casa bibliográfica cubana. El poeta Sidroc Ramos, director de la BNCJM de 1967 a 1973, y compañero del Che en la campaña de Las Villas a finales de 1958, nos lega sus vivencias en palabras que sintetizan la personalidad del hombre y del revolucionario: “la humildad necesaria; la ternura escondida; el valor controlado; la voluntad armada; la firmeza consciente”.[5]
Entre sus “debilidades” —así manifestadas por el propio Guevara— se encontraba la lectura. Su acercamiento al infinito universo de los libros se relaciona directamente con la afección de salud que desde pequeño lo aquejó: el asma. Fue un lector apasionado, voraz, crítico, al que siempre acompañaron los libros. Transcurridos 53 años de su asesinato en La Higuera, Bolivia, el acercamiento al Che constituye una necesidad por lo que significa para Cuba, América Latina y el mundo. El mayor centro bibliográfico del país conserva las huellas de su visita, sus obras publicadas, su legado, su memoria de guerrillero y pensador.
La Biblioteca Nacional de Cuba José Martí conmemora 119 años de fundación este 18 de octubre. Un programa de actividades se organiza en función del aniversario 120, con el propósito de rendir homenaje a su historia, a sus especialistas y a lo que representa, por sus aportes, para la cultura cubana. Lo invitamos a acompañarnos.