El Bloom de Alejandro Jurado en la abstracción y el paisaje

Elaine Caballero Sabugueiro
12/11/2020

Desde hace tiempo observo el arte de Alejandro Jurado en el escenario común y heterogéneo de las redes sociales. Con él he descubierto una nueva figuración, una nueva manera de asumir el paisaje desde lo abstracto con códigos y estructuras personales de un artista que, como hijo de su tiempo y de las épocas que lo preceden, ha sabido interpretar el conocimiento heredado y crear maneras propias de reproducirlo.

Alejandro Jurado. Foto: Tomada del perfil de Facebook del artista / Cortesía de la autora

En la sala Cernuda del Centro Hispanoamericano de Cultura, el creador ha dejado huellas de su quehacer con su muestra personal Bloom, abierta al público durante tres meses, desde el actual noviembre hasta finales de enero del 2021.

“Todos los cuadros tienen una experiencia personal relacionada con canciones, es como la banda sonora de esa historia. Bloom es un disco y también tiene que ver con eso del florecer, del paisaje. Hay varios cuadros que hacen alegorías a esas canciones. Utilizo el paisaje para ubicar las historias en tiempo y espacio, en un lugar”, asegura Jurado en declaraciones a La Jiribilla.

Bloom estará abierta al público en el Centro Hispanoamericano de Cultura, desde este mes de noviembre hasta
finales de enero del 2021. Fotos: Maité Fernández Barroso

Dos series pueden verse en la exhibición: Caleidoscopio y Crystalized, resultado de sus dos últimos años de trabajo con una técnica diferente. Jurado asegura estarse renovando constantemente y, como es lógico, no permitirse atrapar por las rutinas creativas.

El trazo fuerte, punzante y raigal, así como la degradación de colores bien escogidos, son algunas de las cualidades que presentan las 17 obras de Bloom; además de la incesante mirada de su protagonista por regalarnos detalles de la naturaleza, donde todo es perfecto, armónico y libre para el pensamiento.

“Jurado asegura estarse renovando constantemente y, como es lógico, no permitirse atrapar por las rutinas creativas”.

Altos y bajos como sinfonías en el lienzo, líneas que se cruzan, zonas de paz junto con momentos de turbulencia parecen hablarnos de mensajes ocultos, de una persistencia en la memoria y el afán de encontrar un sitio en el arte cubano contemporáneo. Es en el detalle donde Alejandro demuestra sus dotes para la pintura, porque al acercarnos a las obras se descubre una dimensión otra, un sentido diferente a los planos genéricos. Caminar y fluir, sentir y creer, es lo que propone Bloom a través de sus ensayos creativos.

“El trazo fuerte, punzante y raigal, así como la degradación de colores, son algunas de las cualidades que
presentan las 17 obras de Bloom”. 

En algunas ocasiones la propuesta se vuelve más abstracta, el paisaje se difumina en expresiones y gestos gráficos; mientras que otras veces la intención resulta más legible, pero siempre en su búsqueda personal de un horizonte paisajístico, con mucho de verticalidad. Esa conjunción, a la que también se añaden círculos y otros formatos, le permite condensar la figuración en distintas zonas creativas dentro de las obras. Así surgen combinaciones de colores que dictan un sendero placentero de recorrer, donde el cristal transformado en arte, en pequeñas porciones, concede un toque de identidad a su quehacer.

“Es en el detalle donde Alejandro demuestra sus dotes para la pintura”.

El curador de la muestra, Michael Simpson, especifica en las palabras del catálogo el poder de las piezas para esconder “pautas claras en la intrínseca consolidación de la idea, la materialización del concepto, la negativa a homogenizar el sistema. Detrás de los trazos, las tonalidades, el soporte, el juego eterno entre ‘la forma’ y ‘el contenido’ y el trasfondo que el artista aporta a sus piezas, caemos de lleno en la causalidad del orden en el proceso creativo.

“En esta muestra personal se aprecia la incesante mirada de su protagonista por regalarnos detalles
de la naturaleza”.

Bloom pone estas cuestiones sobre la mesa, discute posibilidades, y sin llegar a un consenso, cede. La obra de Alejandro Jurado es el perfecto pretexto para abrir el debate. Al fin: ¿qué es el arte sino un diálogo entre todos los hombres de todos los tiempos?”, añade Simpson.

“Caminar y fluir, sentir y creer, es lo que propone Bloom a través de sus ensayos creativos”. 

Para el artista, la mancha suelta, la gestualidad típica de la abstracción y la composición del paisaje le ofrecen “posibilidades de trabajar más libre. No me gusta quedarme con una clave de éxito, me gusta ir experimentando, renovando. El problema es que no puedo repetirme, tengo que divertirme para desgarrarme en los lienzos y sentir lo que quiero expresar”, asevera.

“Con él he descubierto una nueva figuración, una nueva manera de asumir el paisaje desde lo abstracto”.

En medio de la pandemia, Bloom llega en un tiempo necesario. En la historia de la humanidad, el arte ha salvado al hombre, de una u otra forma. Confiemos entonces en esa fuerza capaz de producir un cambio en el hombre y que se materializa para nosotros, entre muchas exposiciones, con los colores y la abstracción de Alejandro Jurado.

“En medio de la pandemia, Bloom llega en un tiempo necesario”.