Eduardo Sosa ha partido y con él, un pedazo del corazón del pueblo cubano. Orgulloso de sus orígenes, generoso y despierto, Sosa se erige en uno de los más genuinos representantes de la trova y de la tradición musical en el Oriente del país y en la Isla toda. En el brío de sus composiciones, en la virtud de su verbo encendido, en el sonido de su palabra y en el fulgor de sus interpretaciones, Sosa pervive. La Jiribilla, revista de cultura cubana, rinde tributo con este dossier a un gran ser humano, un amigo, un cubano raigal.

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