Duznel Zerquera: “El trinitario es una persona muy creativa”
Trinidad —considerada la tercera villa de Cuba— arriba en este mes de enero a su aniversario 508, pretexto ideal para que La Jiribilla converse, en exclusiva, con Duznel Zerquera, director de la Oficina del Conservador de Trinidad y su Valle de los Ingenios, sobre diversos temas relacionados con el futuro de esa ciudad, declarada por la Unesco Patrimonio Mundial de la Humanidad, que ha sufrido y aún sufre los embates de la pandemia, pero que tiene una estrategia muy bien perfilada de desarrollo a corto, mediano y largo plazo.
”Estamos trabajando muy enfocados en el Plan Integral de Desarrollo, pensado desde una perspectiva no solamente para el ‘área de valor’ sino viéndola como una integración a todo el territorio. La Oficina del Conservador no puede pensar solamente en un área de 48,5 hectáreas de una ciudad tan pequeña como ésta, sus objetivos tienen que tener mayores alcances.
No podemos ni debemos encriptar en una burbuja el Centro Histórico sino dinamizar el resto de las áreas que potencializan las dinámicas de ese Centro Histórico. Esa es la estrategia fundamental: ir hacia el contexto del territorio, teniendo en cuenta las vinculaciones de la ciudad con el medio rural.
“(…) Esa es la estrategia fundamental: ir hacia el contexto del territorio, teniendo en cuenta las vinculaciones de la ciudad con el medio rural”.
Trinidad se diversifica en su Valle de los Ingenios, en su macizo montañoso Topes de Collantes con toda su reserva de la biosfera, que se convierte en un complemento de integración de actores en la creación de un territorio que desemboque, fundamentalmente, en un desarrollo turístico. Se trata de desarrollar las capacidades turísticas, pero fomentar modalidades que puedan conducir y estimular el avance de las microeconomías familiares.
Cuando hablo de estas microeconomías familiares, vemos al trinitario como mayor beneficiario de este potencial y de este desarrollo que tiene su región. La industria del turismo —desde el punto de vista institucional— también porque pensamos como nación, como país, pero nuestra mirada está muy dirigida a cómo potencializar estas microeconomías familiares.
Está demostrado en el ‘modelo Trinidad’ que cuando se desarrollan estas microeconomías, la familia cultiva una conservación más respetuosa con su entorno y el contexto patrimonial se salvaguarda, se enriquece, se potencia y, por lo tanto, la ciudad se beneficia. Esos han sido logros importantes de este modelo de gestión que estamos desplegando y, ahora, nuestra principal proyección es extenderlo hacia el Valle de los Ingenios.
Se habla de un desarrollo turístico del Valle, pero ¿cómo va a hacerse?, ¿con qué factores? No podemos pensar en desarrollar las haciendas como un epicentro aislado de la comunidades asentadas a su alrededor. Es todo lo contrario, interpretar las haciendas como dinamizadoras de un proceso, pero que las comunidades de los alrededores tengan un beneficio directo de la visita del turismo —ya sea nacional o internacional— a partir de lo que puedan ofertar desde el punto de vista de las producciones agroalimentarias”.
Esa dinámica, obviamente, constituye una fuente de ingreso…
Y genera unpensamiento, una estrategia, que tiene que ver con la producción de alimentos como línea de desarrollo local que implicará estrechar las relaciones entre ciudad y medio rural.
Trinidad fue declarada Ciudad Creativa de la Unesco en Artesanía y Artes Populares, sin embargo nosotros soñamos con convertirla en Ciudad Creativa en Gastronomía. ¿Por qué la gastronomía?: porque la gastronomía genera un vínculo entre esas microeconomías que se diversifican en la música, en la artesanía y en la producción de alimentos.
Es importante que los productores del Valle de los Ingenios, vean en la ciudad un mercado seguro para lo que ellos sean capaces de producir a una distancia de “kilómetro cero”: ese es un concepto fundamental de sostenibilidad. Considero que esa tiene que ser la mirada fundamental para un desarrollo realmente integral y sostenible.
“Es importante que los productores del Valle de los Ingenios, vean en la ciudad un mercado seguro para lo que ellos sean capaces de producir a una distancia de “kilómetro cero”: ese es un concepto fundamental de sostenibilidad (…)”.
En esa perspectiva estamos trabajando en proyectos —ya montados— en los que se vigoriza, sobre todo, el valor de la mujer. Está demostrado que la mujer campesina juega un rol fundamental en todas estas dinámicas. Reforzar ese desarrollo femenino y también que se liberen de esa carga que tienen de lo doméstico, es un elemento que tenemos que tener en cuenta a la hora de impulsar y apoyar estas ideas.
Tenemos el proyecto denominado “Rutas Gastronómicas en el Valle” que se basa en el desarrollo de fincas que produzcan alimentos y que posean como principal protagonista a la mujer. Ya se ha hecho un levantamiento y han aparecido innumerables ejemplos en los que la mujer es la que cultiva y ello genera un desarrollo. Hay que ver estas fincas como un potencial de visitas a las “Rutas Gastronómicas” que forman parte de un proyecto muy amplio encaminado a declarar a Trinidad como “Ciudad Gastronómica”.
Con este proyecto queremos posicionar a Trinidad en un marco mucho más extenso en su desarrollo turístico como mercado con potencial de visita para el turismo no solo desde el punto de vista cultural, sino también gastronómico. Todos estos proyectos harán que Trinidad alcance mayor relevancia en su desarrollo turístico, que hay que verlo desde una perspectiva de orden y de equilibrio. No se trata, exclusivamente, de impulsar la industria del ocio sino de enfocarnos en que la comunidad local sea la mayor beneficiada.
Estos casi dos años de pandemia han sido devastadores para Trinidad teniendo en cuenta que es una ciudad muy turística, ¿cómo la Oficina del Conservador ha enfrentado esta situación?
Obviamente ha sido un tiempo terrible desde todo punto de vista: pérdida de grandes amigos, de situaciones complejas, de crisis económica, cambios de toda índole y con un asesino bloqueo que nos hiere, nos hace mucho daño, sin embargo en determinadas circunstancias ha sido provechoso.
Provechoso porque en la dinámica diaria que llevábamos —esa vida del momento— no nos percatamos de la necesidad de pensar en una estrategia más asentada de un desarrollo que no solo incluyera los grandes potenciales: no concentrarnos, por ejemplo, en las persona que podían tener emprendimientos sino de buscar soluciones a las personas que eran más vulnerables y cómo apoyar a esas personas. No hacemos nada si solo pensamos en aquel o aquellos que puedan emprender y dejar atrás a grupos vulnerables que requieren ser insertados en un desarrollo.
Pensar la ciudad y peguntarnos qué tipo de turismo queremos: ¿el turismo de invasión? o un turismo más cultural y que realmente genere desarrollo para el país, pero también para la comunidad local. En todo este tiempo de pandemia hemos reflexionado mucho en estos temas y nos orientamos a repensar y ordenar nuestras políticas de actuación en función de la conservación del Centro Histórico.
“(…) No hacemos nada si solo pensamos en aquel o aquellos que puedan emprender y dejar atrás a grupos vulnerables que requieren ser insertados en un desarrollo”.
La pandemia nos permitió generar proyectos —fue una etapa muy rica en ese sentido— tanto de cooperación internacional como planes de desarrollo local, arquitectónicos, es decir, ideas de cómo queremos los espacios urbanos y buscar alternativas para cuando exista la posibilidad, ya tenemos el pensamiento y las ideas. A veces, nos llegan las oportunidades y no poseemos el pensamiento correctamente formulado.
La distancia que nos permitió la pandemia y la posibilidad que se le dio al trabajador de laborar a distancia, es decir, desde sus casas, nos hizo más creativos. Por otro lado, hay que reconocer que en la ciudad se denota un deterioro: es obvio, hay una crisis económica que no se puede negar, hay una seria carencia de recursos que nos limita; hay una situación compleja y tenemos la esperanza de que todo vaya mejorando para ir, paulatinamente, resolviendo los problemas. Sabemos y nos duelen las necesidades y carencias que pueden tener desde el punto de vista del hábitat de algunas personas del Centro Histórico, hemos analizado puntualmente esos casos, los hemos visto y estudiado a todos los niveles de dirección de nuestro país. Se conoce la problemática y estamos seguros de que llegará el momento en que podamos atender esas escaseces, pero el pensamiento creador fue una experiencia extraordinaria, el poder meditar con paciencia cómo soñamos y queremos la ciudad del futuro.
¿Cómo es el trinitario?, ¿Cómo interpreta la vida?
En primer lugar, el trinitario es una persona muy creativa. El trinitario, a lo largo de su historia, ha sabido convivir con momentos de crisis y ese pensamiento creativo sale a flote y lo demuestra en la práctica. Es luchador y empeñado: al trinitario le gusta el buen vivir y sale a buscar ese buen vivir. Por eso exhortamos y fomentamos esas maneras del buen vivir y la posibilidad que la ciudad brinda para buscar y encontrar alternativas.
El trinitario también es amante de su espacio, de su ciudad. Es también culto y le gusta disfrutar el mercado cultural desde una postura muy sana, alegre y jovial. Creo que el trinitario es una persona muy abierta porque ha podido dialogar de cerca con el turismo internacional. Y ese turismo internacional siempre quiere volver porque lo acogemos en nuestras casas y lo hacemos parte de la familia. Por todo ello considero que el trinitario es resiliente.
“(…) el trinitario es resiliente”.
Trinidad renace en todo momento. Y hoy más que nunca estamos convencidos que —luego de esta crisis— vamos a renacer nuevamente.
Hola. Reserva de la Biosfera es una de las categorías de manejo de áreas protegidas. Topes de Collantes es un Paisaje Natural Protegido.