El pasado julio, en una visita a Santiago de Cuba, dos amigos me insistieron en que no podía irme de la ciudad sin conocer el Taller Cultural Luis Díaz Oduardo, en el reparto Vista Alegre. Así, horas antes de regresar a Holguín, la historiadora del arte y curadora Tania Dranguet y el artista René Noa García, que había dejado inaugurada su exposición Ilumíname madre en la Galería René Valdés Cedeño, me acompañaron por los diferentes talleres y áreas de esta singular institución inaugurada el 8 de diciembre de 1976.

Aunque surgió con el objetivo de que fuera un espacio de trabajo y confluencia de creadores de diferentes manifestaciones, a partir de la década del ochenta se enfocó a las artes visuales, aglutinando a artistas —sobre todo a aquellos que no poseían talleres— y también a críticos, investigadores y estudiantes (pues también se vincula, como una especie de unidad docente, a la enseñanza, sobre todo de la Academia José Joaquín Tejada y de la Universidad de Oriente) interesados en la historia y actualidad de las artes plásticas en la provincia; cuya influencia, como notaremos más adelante, es notable en la región y el país.

“[El Taller] potencia la experiencia mediante exposiciones personales y colectivas, así como diferentes acciones artísticas”. Fotos: Cortesía del autor

Así, a partir de búsquedas experimentales con diferentes técnicas, entre otros aportes, el Taller propicia la práctica artística y el intercambio; invita a artistas extranjeros para realizar proyectos; favorece la creación colectiva de los jóvenes; permite el desarrollo de trabajos investigativos relacionados con estas temáticas; despliega una labor coordinada con instituciones y organizaciones culturales (desde la Uneac, la AHS, a la Fundación Caguayo, por ejemplo). Es —lo pude comprobar ese día, recorriendo sus áreas— una singular y meritoria experiencia, un “hervidero” de creación, experimentación y pensamiento que se integra orgánicamente a la vida cultural de esta provincia, y que, además, potencia la experiencia mediante exposiciones personales y colectivas, así como diferentes acciones artísticas… Es —el símil viene a la mente— como aquellos talleres renacentistas donde “todo” podía ser posible.

Es una singular y meritoria experiencia, un “hervidero” de creación, experimentación y pensamiento.

Así, mientras recorríamos los talleres y áreas de trabajo: cerámica; grabado (calcografía, la xilografía, la litografía y la serigrafía), pintura y escultura, junto a Julio César Carmenate, director del Taller; áreas en las que han realizado su obra reconocidos y noveles artistas, conocí de los preparativos de una exposición que, a inicios de noviembre, se inauguraría en Holguín como parte de la Fiesta de la Cultura Iberoamericana, acercando a la ciudad la historia y vigencia del Taller Cultural.

“(…) a partir de búsquedas experimentales con diferentes técnicas (…) el Taller propicia la práctica artística y el intercambio”.

Aunque la Fiesta no se realizó, los organizadores —en este caso, sobre todo el equipo del Centro Provincial de Arte, liderado por la Dr.C. Yuricel Moreno Saldívar— decidió acertadamente inaugurar esta y otras exposiciones, tal como estaba pensado. De esta manera abrió al público en la Sala principal del Centro la muestra Diálogo entre las artes.

La principal motivación para la muestra —asegura la Dr.C. Diana María Cruz Hernández en las palabras del catálogo— fue “los estrechos lazos que han existido entre las dos ciudades en términos de creación artística”, urbes que son geográficamente cercanas y que han mantenido una confluencia de artistas, residiendo, estudiando, en trabajos y proyectos, en intercambios diversos, desde hace mucho. Cruz Hernández no puede dejar de mencionar, en ese recorrido, los vínculos con el Taller de Grabado de Holguín y los encuentros realizados en la década de los ochenta, que fomentaron y potenciaron, por ejemplo, la colografía en la ciudad, de la mano precisamente de los artistas santiagueros; las colaboraciones con el Taller Aguilera en Santiago y el Evento Internacional de Pintura Mural Inter-NOS, que organiza el Taller Cultural junto a Terracota, dedicado a la cerámica; o la escultora Caridad Ramos, dejando “su huella en esta tierra con la ejecución del monumento conmemorativo del Medio Milenio del Encuentro entre las Dos Culturas”; o Jorge Hidalgo Pimentel, quien “cuando ya tenía parte de su obra hecha en la urbe santiaguera”, decidió radicarse hasta hoy día en Holguín.

Diálogo entre las artes exhibe obras realizadas por artistas que han trabajado en sus predios.

“En este inmenso bregar hubo quienes hicieron el recorrido inverso; tal es el caso de José Rolando Montero, ilustre artífice del arte escultórico, quien dejó una obra importante en la ciudad de Holguín, tanto en la docencia como en la creación artística, antes de marcharse a Santiago de Cuba. También por estos lares nació el escultor Carlos Antonio Parra Sánchez quien dejó su impronta en esta tierra para luego producir una parte significativa de su obra en Santiago, vinculado a la enseñanza artística y al Taller Cultural. A estas dos figuras dedicamos un sitio especial en este proyecto expositivo”, añade.

“La principal motivación para la muestra (…) fue ‘los estrechos lazos que han existido entre las dos ciudades en términos de creación artística’”.

Diálogo entre las artes —más allá de la sencillez del título, que podría evocar de alguna manera a la génesis del Taller— exhibe obras realizadas por artistas que han trabajado en sus predios: grabados, pinturas, cerámica, esculturas y también fotografía y arte digital dan cuerpo a una mirada que, si bien con puntos de confluencias al compartir espacio (físico, geográfico, cultural), surge de la libre expresión artística al potenciar las búsquedas personales; pues “cada manifestación tiene sus peculiaridades y cada artista un modo de expresión diferente, de ahí la diversidad palpable en la muestra a propósito de temas, formatos, estilos, materiales, procedimientos y técnicas”, destaca Diana María y enfatiza que “se trata de creadores de distintas generaciones, todos ellos, comprometidos con su obra y con la institución que representan”: Alberto Lezcay, Carlos René Aguilera Tamayo, Israel Tamayo, Miguel Ángel Lobaina, Joaquín Bolívar Thomas, Julio César Carmenate Laugart, Vivian Lozano Caballero, Danis Montero Ortega, Maryenis Lláser, Juan Salazar, Mauricio Reyes Aranda, Jorge Juan Knight Vera, Adolfo Narciso Escalona Betancourt, Grettel Arrate Hechavarría, Carlos Antonio Parra Sánchez, José Rolando Montero Hernández, Alejandro Lescay Hierrezuelo —justamente con piezas de una exposición personal suya en el Taller cuando lo visité—, Caridad Ramos Mosquera, Xiomara Gutiérrez Valera, Guillermina Columbié Cobas, Henry Hechavarría Quiñones, Raúl Miranda, René Alejandro Noa García, Orlaides López Aces y Hailen Kifle Sánchez son estos artistas incluidos en la muestra en Holguín.

En resumen, Diálogo entre las artes, con curaduría de la propia Cruz Hernández junto a Tatiana Matos Terrero, se nos muestra como una “oportunidad de apreciar esa variedad en la unidad que constituye esta exposición”, en la que “podemos sopesar cuánto se ha trabajado en los casi cincuenta años” del Taller Cultural Luis Díaz Oduardo de Santiago de Cuba, que es adentrarse también en las arte visuales de esta provincia y de nuestro país.