Desi Arnaz, el santiaguero que conquistó Hollywood
Meses atrás el siempre bienvenido programa Historia del Cine estrenó una película documental editada a partir de filmaciones sobre la vida y las presentaciones en la televisión estadounidense de los actores Lucille Ball (1911-1989) y Desi Arnaz (1917-1986).
Ella norteamericana y él nacido en Santiago de Cuba, casados, protagonizaron durante años el más seguido, popular y exitoso binomio de comediantes en la pequeña pantalla del país norteño: I Love Lucy. La Enciclopedia Cubana en la Red (EcuRed) afirma que llegaría a ser este “uno de los programas más famosos de la historia de la televisión mundial”.
Sin embargo, por razón del tiempo transcurrido —casi siete décadas— para quien redacta, y tal vez para otros muchos televidentes, la entrega de Historia del Cine sirvió para “descubrir”, o cuando menos redimensionar con mayor claridad la impronta dejada por aquel programa que encabezó los registros de teleaudiencia y cuyos personajes centrales fueron Lucy y Desi, el segundo como Ricky Ricardo, un matrimonio con domicilio en el 623 de la calle 68, apartamento 4-A, dirección por supuesto inexistente, aunque sí enclavada en un contexto real del East River, Nueva York.
Acerca de Lucille Ball seremos breves, pero precisos. Ella era la superestrella, la presencia constante ante la cámara y francamente el corazón del programa, en vivo por demás. Su simpatía e histrionismo estaban complementados por una elasticidad física capaz de equiparase a la de una artista de circo y poseía la vivacidad de una bujía. Actuaba, cantaba y bailaba en su rol de muchacha atolondrada. Lucille Ball era un show en sí misma.
En cuanto a Desi(derio) Arnaz, era hijo de un político económicamente acomodado a quien la revolución popular de los años 30 interrumpió su bonanza y decidió emigrar con su familia a Miami. En esa ciudad, el joven, ya por propio esfuerzo, trató de encauzar su vocación musical y consolidar su aprendizaje de la guitarra.
Allí, el compositor, director y empresario catalán Xavier Cugat —quien difundía a la vez que medraba con la comercialización de una música cubana aparatosamente sofisticada, aunque atractiva al gusto de los norteamericanos—, lo captó para su orquesta y lo llevó a Nueva York.
Pero Desi Arnaz, quien a su vez se autodescubría, optó por crear en 1937 su propia banda: la Orquesta Desi Arnaz, en Miami Beach, con la que se abrió camino “a paso de conga”, así literalmente, e irrumpió en Hollywood. Entonces conoció a Lucille Ball, ya afamada actriz, con quien se casó en 1940.
Llamado a filas durante la Segunda Guerra Mundial, sirvió en espectáculos artísticos para las tropas y una vez licenciado creó una nueva orquesta. Desi Arnaz acostumbraba a terminar sus presentaciones cantando “Babalú”, de Margarita Lecuona; el toque afro de dicho número devino un éxito en su voz, lo grabó y con ello sumó valiosos créditos en el reconocimiento de la crítica, acortando distancias entre su currículum y el de su célebre esposa.
“Este cubano que puso a bailar conga a los neoyorquinos, es todo un personaje dentro de la historia de la televisión en Estados Unidos”.
Artistas, pero también empresarios, el matrimonio creó la productora Desilu para impulsar sus presentaciones en la pantalla y la radio. En 1951 aparecieron las primeras entregas de I Love Lucy, al principio con algunas reservas por el acento latino de Arnaz, aunque superadas sin contratiempos por la vis cómica de los protagonistas y su temeridad al abordar temas neurálgicos para la sociedad de entonces, como los referidos a la vida de una pareja y el embarazo.
La popularidad del show alcanzó niveles no vistos con anterioridad y se afirma que su teleaudiencia ni siquiera cedió ante la competencia que representaba la toma de posesión presidencial de Dwight Eisenhower en enero de 1953.
En 1956 Desi Arnaz ganó un Globo de Oro por su éxito en el desarrollo de la comedia. El programa cesó un año después, en 1957 y en 1960 el matrimonio se deshizo. Vendió a Lucille su parte dentro de la compañía, y en adelante solo hizo incursiones en la televisión como productor. En total actuó en más de veinte películas, participó en catorce como productor, también fue guionista, dirigió y compuso bandas sonoras para el cine y la televisión.
Desi Arnaz murió en Hollywood el 2 de diciembre de 1986, a los 69 años. Este cubano que puso a bailar conga a los neoyorquinos, es todo un personaje dentro de la historia de la televisión en Estados Unidos.
En la década de los 50, la misma en que “allá” triunfaban él y Lucille, en Cuba ganaba similar popularidad el programa de televisión Mi esposo favorito, dirigido por Joaquín M. Condall y protagonizado por Rosita Fornés y Armando Bianchi, en versión doméstica de I Love Lucy.