Del Decreto 349 y sus contra-invenciones
16/8/2018
Cuando pude leer el Decreto 349/2018 en la Gaceta Oficial de la República de Cuba saqué una conclusión apresurada: se recupera el ejercicio de la legalidad ante la invasión banal, filistea y mercantilista en espacios institucionales, en la actividad de algunos trabajadores por cuenta propia y por aficionados sin obra alguna, que usurpan el espacio público y burlan el difícil trabajo de educación cultural de la ciudadanía. La impunidad invasiva de esos espectáculos podía por fin ser enfrentada con recurso legal y no solo con llamados al respeto y la decencia. No es suficiente, creo, pues el decreto 349 se limita a las contravenciones en el ámbito de la prestación de servicios artísticos y no se expande, por naturaleza jurídica, al accionar violento y agresivo de sujetos aislados en el espacio común, aunque no es poco, aun así.
Invitación de Sandra Ceballos. Foto: Tomada de Internet
No imaginé, en mi conciencia crítica de intelectual, que resultaba a tal grado revolucionario. He vuelto a su letra en la Gaceta a partir de ciertas reacciones que desde las redes sociales de Internet me han asaltado. Algunas de ellas son violentas, agresivas, lesivas, exclusivistas y a tal punto signatarias de un concepto de elite social, que no dejan lugar para posibles discrepancias. Como ha sido la tónica de estas manifestaciones, descartan a priori toda opinión que asuma la osadía de contradecirlas y de antemano desacreditan cualquier gestión institucional al respecto, por tímida que sea. Para estas personas que se nombran artistas, lo sean o no y tengan el nivel que tengan, no resulta legítimo nada que provenga de las instituciones. Todo esfuerzo, por efectivo que sea su resultado, será estigmatizado sin misericordia y tildado de oficialista. Y, como ha ocurrido en numerosas experiencias históricas, para el sujeto que deviene tabú solo queda el desprecio, la ignominia pública y la vejación. Tal es el caso de la incoherente diatriba de la señora Ceballos quien, para ser consecuente con sus propios planteamientos, debía comenzar por renunciar a sus títulos de la Escuela Superior de Arte y de la Academia San Alejandro como avales curriculares, pues ambos son fruto total de la política cultural de la Revolución cubana. Curiosamente, Ceballos expone ahora mismo en su galería, no precisamente legal, obras de artistas ya fallecidos que califican dentro de lo mejor de la creación plástica de vanguardia, justo la zona que será objeto de protección por el Decreto 349.
Otras, como la que lidera la señora Bruguera, pretenden mostrarse bajo un didactismo superior, mundano, actualizado y asistencialista. Tal vez han colegiado que es mejor ese modo para dar crédito a los recortes mal intencionados que hacen de la descripción del Decreto y conseguir que se sumen a la negativa cubanos que viven fuera de Cuba, muchos con nuevas ciudadanías asumidas, y extranjeros de filas que engrosarían una supuesta infantería numérica. Ayer, cuando la curiosidad me hizo buscar su página, ponían 135 como total de firmas, aunque no revelaban ni uno solo de los nombres firmantes.
En primer orden, el Decreto 349/2018 establece claramente su ámbito de acción en la legalidad ciudadana, pues se refiere a la violación de “normas y disposiciones vigentes” que son “cometidas por personas naturales o jurídicas en lugares o instalaciones públicos estatales y no estatales”. Así, la letra es clara, tanto jurídica como semánticamente: no es posible violar con impunidad las disposiciones vigentes de la ley en el espacio público, común. En este aspecto poco se diferencia esta ley de las de la mayoría de los países de Europa, o Norteamérica. Las violaciones del espacio público y la agresión de cualquier tipo a la integridad del prójimo son severamente sancionadas. Fumadores y escandalosos cubanos que han emigrado bien que se ajustan a esas normas en el nuevo contexto y jamás se les ve salir a la palestra pública tratando de cambiar las leyes, ni siquiera intentando vetarlas por opresivas. Menos aún reclaman comercializar cualquier acción que inventen sin pasar antes por el procedimiento establecido por la ley. Es tan obvio, que parece un absurdo insistir en explicarlo.
Pero el guion para Cuba es diferente, se comprende. No es comprensible, sin embargo, que algún que otro artista verdadero dentro del país coquetee con los tópicos de tergiversación ideológica que intentan desacreditar el Decreto. Este procede, justamente, del reclamo de artistas y escritores, desde las organizaciones a las que pertenecen, como la UNEAC, la AHS, la ACAA, ante entidades rectoras como el Ministerio de Cultura, los Gobiernos locales y el Consejo de Estado. Desde esa perspectiva, el Decreto es tímido respecto a cuanto plantearon y reclamaron artistas y escritores en sucesivos espacios de debate y confrontación de ideas, convenciones personales y hasta prejuicios indistintos que ni aun en el sector se han superado. Quienes se erigen en totalidad, siendo una esmirriada minoría, sí son profunda y despiadadamente lesivos con el derecho de quienes reclamamos al Estado cubano una legislación al respecto.
El Decreto, además, sí deja claro qué puede ser lesivo, pues dice, primero en el Artículo 3.1, “pornografía” (b), “violencia” (c), “lenguaje sexista, vulgar y obsceno” (d), “discriminación por el color de la piel, género, orientación sexual, discapacidad” (d) y enseguida en el artículo 4.1, “presentaciones artísticas en las que se genere violencia con lenguaje sexista, vulgar, discriminatorio y obsceno” (a) y “viole los niveles permisibles de sonido y ruidos o realice un uso abusivo de aparatoso medios electrónicos”. Los otros artículos corresponden a la legalidad vigente para el ejercicio de la comercialización, cuestión que, como he dicho antes, en todas partes cuenta con sus reglamentos.
¿Por qué esas sospechosas omisiones en las alharacas de quienes se pretenden depositarios exclusivos de las transformaciones del arte y la cultura? Si como carta de presentación se omite con tan cínica actitud, ¿qué se puede esperar para la práctica concreta, cuando el poder hegemónico al que se pliegan no haya dejado ni siquiera un rescoldo de confrontación?
Las reacciones opuestas al Decreto 349 coinciden, casualmente, en centrarse en la presentación de un caos futuro de censura y represión; anuncian el Apocalipsis y protegen, sin mucha sutileza, las fuentes de financiamiento injerencista que les van permitiendo los diferentes niveles de protagonismo en el espectro público internacional. Es una escaramuza de guerra cultural, sin muchas más señales de altruismo artístico ni deseos de engrandecimiento espiritual para los ciudadanos que han refrendado sucesivamente el sistema de relaciones sociales del país. Como en la mayoría de las escaramuzas de guerra cultural, la demagogia falaz se apropia de los tópicos e intenta desdecir la propia letra de la ley.
Por mi parte he dicho Sí al Decreto 349/2018, publicado en la Gaceta Oficial de la República de Cuba, aunque espero que otros, tan radicales y revolucionarios como este, pongan coto a la invasión filistea, mercantilista y demagógica de los artistas y pólipos del arte y la cultura que demuestran hasta qué punto están dispuestos a vender la nación y su ciudadanía for a few happy dollars.
Sería justo, necesario y serio que La Jiribilla diera espacio a lo contradictorio. O sea, a las opiniones de aquellos que discordan del decreto. El texto de autor es meramente opinativo. Es su derecho defender la disposición gubernamental pero parte de un concepto elitista, convervador y paternalista de cultura. En fin. Tal vez perdí mi tiempo comentando aquí, pero al menos los administradores del sitio me leerán.
Como dice Jorge Ángel, este Decreto define las contravenciones aplicables al sector estatal y no estatal, y es una forma de propiciar que la población y el turismo internacional tengan acceso a opciones de calidad, sin violencia, vulgaridades, lenguaje sexista, y mucho menos que agredan a símbolos de la nación. Es una misión del Estado, que al fin ha encontrado una base legal para respaldar el ejercicio del control, tan necesario. No he leído todavía criterios contra este Decreto de algún creador o artista reconocido. Pobres de los que piensen que por mover las críticas desde sus interpretaciones “enrarecidas” en las Redes, esta regulación no se va a aplicar o se modificará, en esencia es imprescindible para proteger y promover lo bueno y lo mejor de la cultura cubana.
Como usted puede ver, Alexei, los redactores no solo le leerán sino que incluso publican su comentario. Si revisa otras de nuestras compilaciones de textos, verá como, efectivamente, publicamos opiniones contrarias a las nuestras e incluso citamos fuentes abiertamente enemigas, sin dejar de ejercer un criterio editorial y favoreciendo los comentarios respetuosos y racionales. Creemos que otra cosa no debería pedírsenos.
La Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro es una academia fundada el 11 de enero de 1818 en el convento de San Agustín, La Habana, Cuba. Es la institución más antigua en Hispanoamérica que ejerce la enseñanza desde su establecimiento, es únicamente antecedida por la Universidad de La Habana. Fue nombrada a partir de 1832 “San Alejandro” en memoria de Alejandro Ramírez, superintendente general y director de la Real Sociedad Económica de Amigos del País.
En efecto, Pepe Alonso, la creación de la Academia San Alejandro es tan antigua como dice, tal vez faltó el matiz de que su mantenimiento, crecimiento e importancia vital en el panorama cultural cubano se debe a que el proceso revolucionario reconoció su importancia y la potenció. Se ha mantenido a pesar de todas las crisis económicas y del Bloqueo estadounidense, que parece olvidarse de vez en cuando aunque es bastante obsoleto y extrerritorial. Y tiempos más tiempos menos, se ha garantizado su permanencia en nuestro panorama.
Alexei, creo que el trabajo del autor no es “meramente opinativo”; leerse así es obviar lo esencial de loq ue se argumenta y dar un voto de positivo sin valoración a quienes piensan lo contrario y se han expresado en plataformas donde no nos permiten publicar o, si usan nuestros texto, los seleccionan por fragmentos y los redireccionan ideológicamente. le pediría un poco más de respeto por el largo trabajo y la obra demostrada, ya que de eso trata la esencia en debate.
No soy artista, ni creadora desde el punto de vista del arte, aunque sea creador/a no es privativo de artistas… Sin embargo, me alegra muchísimo que exista y se aplique con rigor el Decreto 349/2018. No será la solución total a todos los problemas que existen con la promoción, aplicación y evaluación de la politica cultural cubana. Pero es un buen instrumento para comenzar a organizar una parte de esos problemas existentes. Permitirá incidir en la calidad de la presencia de los productos culturales en diferentes ámbitos del modelo economico en proceso de instalación y desarrllo.
Yo estoy por fortalecer las facultades y el papel que pueden y deben desempeñar las instituciones culturales para favovercer no solo a los artistas y creadores, sino para satisfacer mejor las necesidades e intereses y la formación de la población cubana y la influencia en los visitantes extranjeros que desean disfrutar de nuestro arte.
En principio: no creo, ni remotamente, que las disfunciones institucionales en ámbitos estatales, privados o familiares, en la promoción y consumo de la cultura artísticas se resuelvan por decreto, en una Cuba donde -es sabido-, usualmente el mismo estado aplica selectivamente las regulaciones jurídicas y/o administrativas.
Hay que legislar, regular y organizar, sí, sobre la base de una moralidad real, de una axiología verificable en la praxis cuando también, y sobre todo, si se hubiera educado en valores, si se hubiera fomentado con eficacia valoraciones acordes a una ética del respeto, la tolerancia, la honradez, la decencia, la crítica… probablemente no hubiéramos llegado al estadío actual… nada de lo cual se logra por decreto sino con el ejemplo, en primerísino lugar, con las praxis estatales acordes a esos valores y esas valoraciones…. Si no quieres que un privado haga bulla, no fomentes la bulla si representas a un entidad estatal o gubernamental o política. Si no quieres vulgaridad en las paladares, lleva a los restaurantes estatales a los artistas más representativos y éticos de tu localidad, con verdadera trascendencia cultural, y no los tengas pidiendo migajas para, a duras penas, llegar a fin de mes, y no les debas miles de pesos como les deben las entidades de Granma y el Centro Provincial de la Música de Granma a los artistas manzanilleros.
Uno se pregunta: ¿De qué le sirve a Diaz-Canel un decreto si sus representantes o funcionarios en un municipio, como Manzanillo, por ejemplo, lo han violado cada día de este verano?
A los enemigos jurados de la revolución -o de este gobierno, llámemosle como prefiera-, no les interesa responder a esa pregunta, porque quienes todos los días, en las comunidades, siendo representantes de la autoridad que ha decretado, violan lo mismo que el presidente firma, le están haciendo el trabajo de “vanguardia” a esos enemigos reales o supuestos de esta real o supuesta revolución.
¿Cuántas veces, en el último año, no denuncié en este muro la difusión de música vulgar y discriminatoria en espacios estatales e institucionales de Manzanillo con pruebas documentales? ¿Qué hicieron las autoridades? Nada, o sí, hicieron, lo de siempre: tildarme de renegado, frustrado, contrarrevolucionario…
Entonces los auténticos enemigos -me refiero a anexionistas y mercenarios contrarios, mas que a una revolución las veces incoherente con sus propios postulados, a la propia Cuba hermosa, decente, inclusiva y justa con la que algunos soñamos-, se concentran en llevarnos a todos hacia un seudo-debate siempre polarizado, con la tonta confabulación de los llamados intelectuales y artistas revolucionarios del otro extremo, hacia un debate absurdo acerca de un decreto que NI ES EL PROBLEMA, NI ES LA SOLUCIÓN AL PROBLEMA y que, sólo pone sobre sus 13 artículos aquellos reclamos de muchas personas honradas y decentes de este país que, creyendo ingenuamente en la UNEAC, AHS y otros circos de retóricas, llevábamos -y algunos llevan-, años y más años alertando, demostrando, y analizando la debacle axiológica que nos rodea cotidianamente.
Porque es una falacia manipuladora PRETENDER QUE UN DECRETO PUEDA LIMITAR LA LIBERTAD DE CREACIÓN DE UN ESCRITOR O ARTISTA VERDADERO si éste está dispuesto a ser consecuente con su talento y vocación, tanto como es una falacia manipuladora pretender que un DECRETO VAYA A RESOLVER LOS TUMORES CULTURALES QUE LA DESIDIA ESTATAL INSTITUCIONAL ha permitido se acumulen durante años.
Nos alejamos entonces del análisis que, en mi opinión, en verdad deberíamos estar haciendo. El análisis de los anti-valores en nuestra sociedad, de cómo se significan artísticamente esos anti-valores, al punto de que un cada vez mayoritario sector de nuestra población -sin distinción de profesión o grado de escolaridad-, acepta como “normal” los comportamientos corruptos difícilmente probables en un tribunal, -entregarle un porciento del dinero ganado en la actuación a ciertos funcionarios para que los contraten y les paguen cuanto antes, por ejemplo- manifestaciones de anti-valores que han conllevado a la aparente necesidad de un decreto como ese. Ese sería el debate honrado y sosegado que deberíamos tener, no sólo en congreso o asambleas de la UNEAC y la AHS, sino en cada aula, de cada enseñanza, en cada organización de masas si es que en verdad sirven para algo más que la consigna y la retórica de barricada, en La Jiribilla y en Oncuba, en La Joven Cuba y la Pupila Insomne, y en cuanto espacio virtual o real tengamos a nuestro alcance, y que los decisores políticos y gubernamentales, algunos de ellos caciquilos locales, se aparten de la soberbia y el ridículo al que los conlleva eventualmente la ignorancia de las dinámicas culturales.
La historia demuestra que cuando una sociedad precisa de un ordenamiento jurídico POR DECRETO, es porque esa sociedad SE DERROTÓ A SI MISMA en el empeño de autoconvencerse, autoregularse y conciliar lo que, sabe, es correcto, pero no aplica conscientemente por deformaciones, doble moral y mezquindad.
Quien gobierna POR DECRETO es porque no puede gobernar POR RAZONES.
Lo asevero con dolor, y me aferro a la esperanza de que, al fin, este país que amo, cada uno de nosotros, despertemos del letargo de las consigas y las autojustificaciones, las poralizaciones ideopolíticas y los extremos, y decidamos abrirnos el corazón a las esencias.
Aficionado es el creador más puro que existe pues como significa el término crea por amor, no necesita satisfacer una en el mayor de los casos una necesidad económica como sí sucede en los graduados de escuelas de arte que se apenas toman el título corren a vivir de la profesión técnica para la que se formaron. Artista no se forma en una escuela ,artista es una condición que se desarrolla en la exploracion diaria del ejercicio y la disciplina del oficio, es una condición que te da la vida y la sociedad y la aceptación o no pública es subjetiva. No olvides que el arte es polisemico y que la ley en muchos casos la interpreta quién la aplica, y el dogmático en nuestro país es lo que más abunda no podemos ser tan ingenios.
Atentamente
Luis Puerta
Todo eso es cierto, Luis, pero demasiado general. Aquí se habla, concretamente, de la necesidad de poner orden al arte que se presenta para el público, que es lo que nos ocupa en el caso del 349. Ya lo dijo un personaje del teatro popular cubano, santiaguero como yo, para más señas: Cantar mal o cantar bien/ en tu casa, es diferente,/ Mas, delante de la gente/ cantar bien o no cantar. Esa es la cuestión, estimando Luis y no nos vamos a entender mientras viajemos por la ramas.
Primero aplaudo a La Jiribilla por intentar publicar siempre todas las opiniones, y la elegancia con que dan réplica tanto para aclarar, apoyar o no concordar… Respecto al decreto, el arte es muy complejo y cuando es ARTE en verdad, nadie debe ponerle límites. PERO si existe discriminación, vulgaridad, promoción del odio entre personas… entonces sí deben existir fronteras que no se puedan cruzar. Soy amante y defensor de la libertad de expresión, pensamiento, palabra y todas las que existan. De todas formas creo que lo que tenga valor al final va a quedar no importa cuántos burrócratas lo prohíban, esto es algo bien sabido no solo en nuestro país, sino a nivel universal. No me gusta que haya gente oportunista que son pseudoartistas esperando a que salga una resolución estatal para así anotarse puntos y ganar dinero u oportunidades de “mejorar” profesionalmente mediante “protestas” y adhesión a determinadas “piñas”. No es ético que un artista prostituya sus esencias para adelantar en su vida. Mientras una embajada programa una exposición de estos elementos, sabrá Dios cuánto talento se está comiendo un cable por ahí.
Sin análisis y exégesis verdadera es imposible formarse juicios certeros, equilibrados. Ante la algazara febril despertada por el Decreto 349, hice lo que siempre hago ante algún asunto que se torna polémico, alejarme de juicios precipitados y superficiales, amén de euforias y personas dispuestas a hacer la tercera guerra mundial, hecho que, de imitarse, se debía tomar una camioneta estilo hippie y ya directamente irse a recorrer el mundo con un altavoz a través de masivas huelgas y pancartas. Exigir y cuestionar sin embargo, ser un líder de opinión, ameritan una enorme responsabilidad, la de no armar una tormenta en un vaso de agua, pues a veces las masas, más que por convicción, son movidas a embriagantes bataolas, apenas conociendo el motivo de por qué lo hacen; acaso por aburrimiento o deseo de reconocimiento, plegado más al destructor ego que a una causa justa. En otros casos puede haber también una incomprensión del asunto; siendo las personas artistas o pensadores verdaderos, se puede, por ejemplo, crear una animadversión, prejuiciada por el terror de antiguos acontecimientos, errores cometidos en Cuba en materia de política cultural, dígase Quinquenio Gris y todo lo de terrorífico y bárbaro que este implicó. En mi opinión no creo que el Gobierno cubano vuelva a cometer esos extremos, pues se convertiría prácticamente en fetiche, en burla, en algo risible, cuando ya se saben superados estos errores y se conoce de su atrocidad. Transitar ese camino sería, cuando menos, poco inteligente.
Analizando punto por punto el Decreto, aún no comprendía el bullicio despertado. Al contrario, me alegraba de que se pusiera coto a la enorme y macilenta oleada de vulgaridad, seudoarte, irrespeto ciudadano, que amenazaba con desintegrar la seria y extensa tradición artística que siempre nos ha caracterizado. Como muchos han expresado en coherentes palabras, la regulación no significa censura, sino limpiar las suciedades que afean nuestra identidad y la van acercando más que a una expresión auténtica, a un aldeanismo pavoroso, del cual, al menos yo, siento vergüenza. ¿Quieren decirme entonces aquellas personas que se pronuncian en contra del Decreto, que están a favor de falsos líderes masivos por ejemplo en el caso de la música con sus groseros textos? ¿Bajo este rumbo, qué nos esperaría? ¿Una loa a los reality shows donde se comen grillos y se hacen idioteces sin el más mínimo trasfondo de crecimiento humano, sino al contrario, o un maratón de series sobre el narcotráfico, para complacer a una confundida, enajenada, y poco educada audiencia, y que además estereotipa valores e identidades de países como Colombia? Si analizamos bien este Decreto, veremos que busca realmente proteger al artista, al verdadero, al tiempo que se pronuncia en contra el ruido, factor de vital importancia en la actualidad, con un incremento cada vez mayor, donde se piensa, al parecer, que los gustos son masivos, y por eso todos estamos en el deber de estudiarlos y realizar análisis sobre ellos, dada la cantidad de veces que nos los “disparan” causando severas cefaleas en muchos.
No puede existir una predisposición, como expresó Jorge Ángel Hernández en su acertado artículo: Del Decreto 349 y sus contra-invenciones, el sujeto que deviene tabú no siempre puede ser directamente proporcional al ataque, sin análisis previos, ni lanzarse a un linchamiento desmesurado y a una defensa a ultranza de lo que tal vez no hay que defenderse. No se debe armar una tormenta en un vaso de agua, porque esto solo es sinónimo de tres cosas, desconocimiento, aburrimiento y oportunismo.
También en el cacareado hecho de las contravenciones plasmadas al respecto del lenguaje obsceno, pornografía, etc. Convengamos en que la diferencia entre pornografía y erotismo es precisamente el arte, un desnudo puede ser erótico o puede ser pornográfico, y es el grado de esteticidad, la fuerza evocadora y la transmisión, en definitiva, de algún aspecto estético o que nutra de algún modo el espíritu, ya sea meciéndolo o incluso provocándolo, lo que los diferencia; hecho que no existe en muchos de los videos clip de algunos “artistas”, sobre todo los que circulan por redes piratas y de contrabando y que también han instaurado como permisible dentro de la civilidad el verbo “chingar” por ejemplo (seguramente, derivado de nuestro padre lingüístico: el latín), en sus acostumbrados acercamientos a nuestras interioridades etimológicas.
Creo que el Decreto debe leerse de este modo, tal vez me equivoque. Ahora debemos esperar su entrada en vigor, para ver cómo se cumple en la práctica y esperemos que las autoridades destinadas a esa responsabilidad tengan el tino, el decoro y el conocimiento adecuados para cumplir esta vital tarea, porque de lo contrario resultaría un valioso intento tirado por la borda, letra muerta. Reconozco que al inicio, antes de leer siquiera el artículo, me alarmé ante todo lo que estaba ocurriendo, pero luego, al leer y contrastar opiniones de grandes intelectuales que no comprometerían en modo alguno su libertad artística, más aun habiendo pasado ya por quemaduras de este tipo, y al leer y analizar con propia opinión el artículo, comprendí y equilibré mis juicios.
El sistema editorial cubano ha publicado Los Cantos de Maldoror, por poner un ejemplo, que hace alusiones a infanticidios y crímenes perversos, pero no por eso nadie debe salir matando infantes y comiendo su sangre por ahí. El libro contiene perversiones, violencia, lenguaje obsceno, pero es una indiscutible obra de arte de la Francia de finales del siglo XIX. Tiene una prosa y un lenguaje literario, particularmente atrayente y una calidad estética en nada comparable a las letras que escuchamos hoy, aún sin querer escucharlas. Es sabido, incluso ya por los sectores más retrógrados y antaño desconocedores, que la creación artística escapa a todo sesgo y freno incluso moral, por lo que este decreto, en mi opinión, no se refiere a la creación artística, sino a la seudo creación artística y a los intentos anárquicos, que solo esparcen una tierrilla feroz que de a poco se convierte en fango, guiando a la ciudadanía por caminos ante los que Dante sin dudar diría: “!Ah, los que entráis, dejad toda esperanza!”
Y en que posición quedamos los instructores de Arte y los Autodidactas… Alguien me puede explicar? Seguramente muchos dirán… “…pero es que ustedes fueron formados por un proyecto de la Revolución para dar clases… y los autodidactas ni eso” ok… Bien, desde que entramos en la “EIA” quedó claro que seríamos instructores… pero también se nos dijo y seguramente si algún instructor de arte está leyendo esto me dará la razón, que podíamos desarrollar nuestras capacidades como creadores, y de hecho que esto era una prioridad porque lo más lógico es que si vas a enseñar a alguien tengas conocimiento de esa materia, y por la parte de los Artistas Autodidactas hay muchos en nuestro país que han sido y son glorias de la Cultura, otros están haciendo un trabajo extraordinario al nivel de cualquier egresado de nuestras mejores escuelas de arte, en fin… Y a lo que quería llegar… Como yo, muchos hicimos la Licenciatura en Instructor de Arte y cumplimos un servicio social de 8 años, otros salieron de la escuela y nunca ejercieron como instructores y se dedicaron a su especialidad. Luego de este tiempo tenía la necesidad y aún la tengo de desarrollar y llevar a otro nivel mis aptitudes como creador por lo que decidí solo enfocarme en labor como artista y dejar de dar clases, abrí con mi propio esfuerzo una galería-taller en la que expongo y vendo mis obras porque también necesito el dinero para las necesidades diarias y para recrearme de vez en cuando que también lo considero importante. Ahora!!! Por qué motivo debemos pertenecer a una institución estatal para realizar nuestra labor? No obstante, cuando comenzaron las actividades por cuenta propia muchos solicitamos una patente de Artesano, para no tener problemas ni estar en conflicto con inspectores y las autoridades, que igual, creo que el arte no debe estar atado a NADA ni a NADIE solo a la creación y al buen gusto…..
Puede que muchos artistas establecidos e institucionalizados vean con buenos ojos este Decreto pero, por qué será? Imagino que no quieren ser señalados o poner en juego su estatus o el pedestal en el que están, o a caso será que ven en los Aficionados y Autodidactas una competencia fuerte y quieren que de cierta forma nos anulen, espero que no… Pero en este mundo todo puede ser… Es fácil hablar del hambre con el estómago lleno amigos míos… Vive y dejar vivir!!!
Con lo que si estoy de acuerdo al 137% con el Decreto 349 y se debe poner en marcha ahora mismo es en lo referente a que el arte no se puede usar para: degradar a la mujer, promover la violencia, discriminar a NADIE, faltar al respeto a los símbolos patrios de la nación y en especial a la bandera, ojo, hay muchos artistas que han usado la bandera en sus obras en diferentes manifestaciones y no creo que para nada le faltan al respeto al contrario la glorifican…
Espero que se busque una solución en la que todos salgan ganando… Profesionales, Autodidactas, Institucionalizados, Independientes. Creo que el arte va más allá de eso, da igual de donde venga…
Mejor que la ley lo que he visto son los debates que ha generado. Quienes hacen la ley, o la proyectan son personas con nuestros mismos vicios, si somos capaces de criticarlos es porque son parte de nosotros mismos. Por lo general esperamos más de los demás que de nosotros mismos, lo que debemos de dejar, considero, es el margen a lo mismo que exigimos. De la letra con doble sentido hasta acá, tan explícitas pienso que no es fácil ponerle el cascabel al gato, más si expresiones artísticas que en un inicio eran rechazadas socialmente, después han sido parte de nuestro legado más genuino. Pero…. se ha esperado mucho, han sido años de inercia por parte de las autoridades ante algo que realmente ya era evidente. Eso más que ofender, duele. No es mi intensión crear desidia sino lo contrario. Creo que el decreto es el tercer paso, los dos primeros fueron la propia degradación de la convivencia y la respuesta de los más sensibles. Fui un simple profesor de escuelas internas politécnicas, no daré una opinión necesaria tal vez. Vamos a aceptarnos, a perdonarnos y a perdonar…, demos otro paso.
Yo no soy artista, soy ingeniero mecánico; pero tengo familia y quiero lo mejor para mis hijos y nietos, por eso estoy totalmente de acuerdo con el 349. Vivimos en sociedad y toda sociedad necesita regulacines; no podemos esperar a que unos “artistas” montar un acto sexual u otras barbaridades y digan que eso es arte.
Jorge Ángel Hernández, yo lo felicito.
Soy Ingeniero y he sufrido durante años – y aun lo sufro- la música altísima y vulgar – vivo frente a un parque- Estoy plenamente de acuerdo con el Decreto, pues en ninguno de sus artículo prohíbe el Reguetón, solo la vulgaridad la falta de condimento artístico que se escuchan en muchas letras. No se prohiben artístas ni genero musical, se prohibe musica con letra sexista, lenguaje obsceno.. ocurre que poarece que a “alguien” le sirvió el traje y por eso está “gritando”.
Sepan que:
Las Autoridades de espectáculos de la República Dominicana prohibieron la difusión de ocho temas del género urbano, entre ellos, algunos interpretados por Bad Bunny y Farruko debido a su “contenido vulgar”.
Salvador
La Policía Nacional se ocupará de arrestar a todos quienes escuchen música de reggaetón en público, en sus domicilios o en sus vehículos, algo que ha quedado prohibido por la legislación salvadoreña desde noviembre pasado. Por supuesto la norma alcanza a todo tipo de discotecas y fiestas.
Y así las cosas cada Gobierno Legisla según sus intereses, pero recordemos la máxima de sócrates “El conocimiento es la virtud y solo si se sabe se puede divisar el bien”
NO quiero vivir en una sociedad donde la vulgaridad quiera infiltrase como expresión artistica y que existan seudo artístas que defiendan esto.
En el Contrato con el artísta debe adjuntarsele este Decreto -por si acaso- y otras regulaciones que con respecto al ruido existen.
Tenemos que organizar esta sociedad muy indisciplinada y anarquica desde la década de los 90, existe una tendencia callejera de hago lo que me da la gana y que? estamos carente de autoridad, disciplina hemos perdido el respeto, la empatía por los demás.
Es necesario YA que se ponga en vigor.