Declaración de las Instituciones de la Cultura Cubana y Latinoamericana
La compleja realidad que vive Argentina y los continuos mensajes que nos llegan de intelectuales y artistas acerca del peligro a que se enfrenta la cultura de ese país bajo el gobierno de Javier Milei, nos convocan a expresar nuestra solidaridad y más sincero apoyo a quienes luchan por defender los logros alcanzados por esa nación, cuya producción creativa es de gran relevancia, no solo por su reconocida calidad, sino por su impacto positivo en la región latinoamericana y caribeña.
La cultura es uno de los centros más conflictivos dentro de la realidad política argentina. Intelectuales y artistas de todas las manifestaciones, entre los que destacan los cineastas y artistas escénicos, se enfrentan a un escenario en el que su desempeño podría verse dramáticamente afectado y, como consecuencia, se lastraría la reconstrucción de la memoria colectiva e identidad nacionales y regionales.
La cultura y la cinematografía argentinas tienen un lugar prominente en el continente. Se trata de una obra que debe defenderse, pues es un espacio donde se recombinan formas de actuar, pensar el pasado e imaginar el futuro, a la vez que escenario de construcción colectiva de universos simbólicos, prácticas sociales y agendas políticas. La cultura ofrece mayores posibilidades de elección y libertad.
Muchos son los desafíos a los que tendrán que hacer frente los artistas ante la pretensión de recortar el apoyo a la creación y desestimar su rol como garantes de la esencia nacional. Por ello, al llamado del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos, la Casa de las Américas, la Casa del Festival de Cine, la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, la Escuela Internacional de Cine, la Fundación Ludwig de Cuba, el Ballet Nacional de Cuba, la Asociación Hermanos Saiz y la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, expresamos de conjunto nuestra preocupación sobre la intención del actual gobierno argentino de desconocer y mutilar la rica vida cultural de ese país e instamos a volver sobre la urgencia de comprender que el arte y la cultura son una poderosa herramienta para reconstruir la memoria del continente, para su espiritualidad y el reconocimiento de su diversidad, para ofrecer una mirada “otra” de la realidad histórico-social, descolonizar el saber y frenar el saqueo de nuestro patrimonio y la agresión a nuestras identidades.
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