Declaración de la Comisión José Antonio Aponte
Un hecho insólito acaeció recientemente en la ciudad de Holguín. Según refieren testimonios que circulan en las redes sociales, un grupo de jóvenes, salieron a la calle luego de celebrar Halloween en un espacio que alquilaron. En el momento final de su fiesta se fueron a la vía pública encapuchados de blanco con las insignias del Ku Klux Klan (KKK) y una cruz, con gritos agresivos y provocadores como: “¿Dónde están los negros?”.
Nuestra sociedad no puede permitir que se actúe de esa manera, impunemente,y en nombre de la libertad de expresión. Nuestra Comisión Aponte, integrada por escritores, artistas e investigadores de todo el país, condena enérgicamente la conducta racista y éticamente detestable de los organizadores y participantes en esa manifestación que nada tiene que ver con nuestra cultura e identidad, y mucho menos con los valores que preconizamos en la construcción de una sociedad mejor.
Exigimos las responsabilidades penales que merecen, a los organizadores y participantes en ese acto de violencia, por violar el derecho de igualdad, previsto y sancionado en el Código Penal.
“Nuestra Comisión Aponte, integrada por escritores, artistas e investigadores de todo el país, condena enérgicamente la conducta racista y éticamente detestable de los organizadores y participantes en esa manifestación que nada tiene que ver con nuestra cultura e identidad”.
Como pueblo, con una identidad en constante proceso de asimilación de nuevas influencias foráneas, —y con aportes cada vez más, desde la cultura cubana a la cultura universal y a la de distintos pueblos cercanos y distantes, conscientes de que la globalización es un proceso objetivo de la civilización—, no condenamos la festividad de Halloween; sin embargo reafirmamos que no forma parte de nuestro acervo cultural, de ella, podemos integrar lo que se identifique con nuestros hábitos, costumbres y tradiciones, como ha sucedido con otras manifestaciones culturales de los más diversos orígenes, incluyendo el anglosajón.
No copiemos al calco y a la fuerza, una festividad que no forma parte de nuestra idiosincrasia. Del norte anglosajón nos llegaron muchos aportes culturales que asimilamos y transculturamos a nuestra manera.
“Son intolerables y repudiables los actos de discriminación y odio en una sociedad que construimos con amor, fraternidad y unidad”.
Hoy somos creadores de un jazz latino y un jazz cubano, que no surgió en Nueva Orleans, sino en nuestros salones. Cultivamos el filin que no es exactamente el feeling. Tenemos un rap cubano y una cultura Hip Hop no copiada de Nueva York, sino nacida del sentimiento de nuestros barrios citadinos. Nuestro rodeo en los campos cubanos no son de cowboys rubios con sombreros tejanos, sino de guajiros con sombreros de yarey, curtidos por el sol del trópico. No podemos autocolonizarnos. Tenemos una cultura fuerte y rica, que es espada y escudo de la nación, que tenemos y debemos salvar, para salvarnos como nación y como pueblo.
Tampoco se debe mezclar una festividad, sea cual fuera su origen, con el odio racial. Halloween, aunque no nuestra, no es una tradición racista y es un acto de lesa cultura empañarla con una felonía como la ocurrida.
No tenemos en Cuba varios pueblos, ni somos multiétnicos, somos etnológicamente un solo pueblo: el cubano, y antropológicamente, un etnos-nación. Somos genética y culturalmente mestizos, somos inclusivos y nuestra diversidad fenotípica nos hace diversos en la apariencia, pero somos únicos en nuestra esencia.
“No tenemos en Cuba varios pueblos, ni somos multiétnicos, somos etnológicamente un solo pueblo: el cubano, y antropológicamente, un etnos-nación”.
El racismo, aunque históricamente presente en los cuatro siglos coloniales y en los 60 años de neocolonia, no es compatible con el proyecto de nación que iniciamos en 1868 ni con nuestra esencia mestiza. En los últimos 63 años de nuestra Revolución histórica construimos una nueva sociedad, que pretende un hombre y una mujer nuevos. El socialismo es incongruente con el racismo y con cualquier forma de discriminación.
Son intolerables y repudiables los actos de discriminación y odio en una sociedad que construimos con amor, fraternidad y unidad.