De mi padre lo aprendí
Más allá de su formación académica, Alex Díaz Hernández tenía que ser, como de hecho lo es, un excelente poeta dotado de ingenio y talento. “Es un privilegio tener de las dos facetas: la faceta tradicional de proceder de una familia de improvisadores. Es decir, me ha tocado por el biberón. Desde el vientre de mi madre estuve escuchando décimas, repentismo. Mi abuelo fue un gran poeta y mi padre también lo es. Tengo hermanos, tíos y primos igualmente improvisadores. En resumen, somos una familia de repentistas, de intérpretes de la música guajira, del punto cubano. Y al propio tiempo, soy egresado de las escuelas de repentismo, creadas por mi padre”.
¿Oralitura Habana?
Es un proyecto que nació en 2019. Surgió como un Festival Internacional de Improvisación Poética que organizamos mi esposa, Leydis Hernández, periodista y yo como director general. Escogimos como presidente de honor a Alexis Díaz Pimienta. Durante ese evento, extendido por cinco días y que superó todas las expectativas, estuvieron presentes, alrededor de la décima, todas las manifestaciones artísticas, lo cual es parte de los objetivos de Oralitura Habana: mezclar la décima con todas las manifestaciones del arte.
Asimismo, nos propusimos mostrar otra cara del repentismo cubano. La cara que realmente tiene y no la que de alguna manera se ha querido mostrar. Dimos a conocer los mejores exponentes del repentismo, los activos y aquellos que, aunque ya no están, merecen ser recordados por su impronta, por la valiosa herencia que nos legaron.
Finalizado el Festival, comprendimos la necesidad de continuar trabajando en aras de preservar y dar continuidad a este género de nuestra música. Así surgió Oralitura Habana, fundamentada en el ansia de promover el neorrepentismo, cuya esencia es vincular el repentismo con todas las manifestaciones y atraer, principalmente, a los jóvenes. Este término lo dio a conocer Alexis Díaz Pimienta en su libro Teoría de la improvisación poética, publicado hace ya algunos años.
A partir de estas enseñanzas tratamos de renovar constantemente todo lo que hacemos, que nuestro trabajo esté en total concordancia con los intereses y gustos de los jóvenes, dándoles los contenidos que ellos prefieren, que les interesen realmente. Ese es uno de los propósitos de Oralitura Habana, que en 2021 celebró su segundo Festival.
A causa de la pandemia, tuvimos que desarrollarlo vía online, aunque de todos modos logramos presentar tres conciertos para la televisión cubana, además del choque de improvisadores, uno de los espectáculos más atractivos. En sentido general, en el contexto del Festival, realizamos una amplia gama de espectáculos donde la décima fue la protagonista, vinculada con otras manifestaciones.
En aquel primer Festival de 2019 acreditamos a unos cien jóvenes representantes de todas las manifestaciones artísticas y de todas las edades, entre los cuales había consagrados y noveles, incluso, niños de siete y ocho años de edad.
Actualmente, de una u otra forma, un número considerable de ellos se encuentran vinculados a nuestro proyecto y la idea es seguir sumándolos, no solo a improvisadores, también a instrumentistas como laudistas y guitarristas de ambos sexos. Es vital incorporar a las mujeres a nuestro proyecto. Hemos descubierto que hay un talento muy grande entre algunas de ellas, devenidas magníficas cultoras y defensoras del repentismo y de la música campesina. Nos hemos propuesto crecer para mostrar esa parte femenina de Oralitura Habana.
La vida del proyecto no se la dan dos o tres exponentes de este género: se la otorgan todos los que puedan y quieran sumarse a él.
Si bien uno de los principales objetivos del Festival de 2019 fue atraer a los jóvenes al mundo de la décima y dar a conocer la labor desarrollada hasta ese momento por sus principales exponentes, nos propusimos con el mismo interés dotarlos de herramientas que les sirvieran para su trabajo profesional. Y desde entonces no hemos abandonado ese empeño.
En ese primer Festival también realizamos un taller dedicado a las facetas más importantes de la improvisación. Esa superación constante, esa parte docente, está igualmente incluida en nuestro proyecto. Casi sin excepción esos talleres han sido impartidos por figuras prominentes de la cultura nacional.
Otro trabajo muy importante del proyecto, y si se quiere puede incluirse en su proyección docente, ha sido la preparación, dotar a los jóvenes de los medios necesarios para el uso y manejo de las redes sociales. Un elemento que consideramos primordial, y la práctica lo ha demostrado, para el conocimiento, desarrollo y promoción del repentismo cubano.
“La vida del proyecto no se la dan dos o tres exponentes de este género: se la otorgan todos los que puedan y quieran sumarse a él”.
En el proceso de preservación y fomento del repentismo desempeña un rol decisivo la creación de instituciones dedicadas a la formación artística de niños y jóvenes, como la Casa de la Décima de Mayabeque. ¿Podría hablarse de un florecimiento de la décima, del verso improvisado en Cuba?
En mi opinión, esta institución es una de las punteras en la enseñanza del repentismo. En ella se han graduado centenares de niños y jóvenes, formados como vocalistas, instrumentistas, incluso, bailarines de música campesina.
Para satisfacción y tranquilidad de quienes defendemos el género, existen casas de la décima y escuelas de repentismo en otras provincias del país, como Pinar del Río, Ciego de Ávila, Sancti Spíritus y Las Tunas. No sucede lo mismo en otras regiones del territorio nacional donde no han sido creadas estas instituciones. Y lo que más llama la atención es que ni siquiera existen aficionados a este género. Resulta increíble esta situación en provincias con fuerte arraigo de la música tradicional, como Santiago de Cuba. Al menos así lo demuestran las investigaciones realizadas. Tampoco cuentan con exponentes que despunten en Granma y Holguín.
Nos gustaría, y así lo tenemos previsto, trabajar en estas provincias para fomentar el repentismo.
A pesar de ello, la improvisación, el repentismo, goza de una excelente salud y tiene exponentes de todas las edades. Es aquí donde se presenta una gran paradoja. Por un lado, contamos con talentos extraordinarios, somos vanguardia a nivel mundial por el profesionalismo de algunos repentistas, algunos reconocidos ya como clásicos. Mientras en el ámbito internacional se admira y respeta grandemente al género, no ocurre lo mismo en el ámbito nacional, que reconoce a los intérpretes, pero no al repentismo como fenómeno cultural que está ocurriendo en el país.
El tratamiento que algunas instituciones y medios le dan en ocasiones al repentismo no es el que realmente debería dársele, y ello obedece en buena medida al desconocimiento de las complejidades de este género. Esa es la cara no feliz del repentismo que no quisiéramos, investigadores ni exponentes, ver mostrada.
Trabajamos incansablemente para cambiar esa visión. No obstante, esa labor se torna lenta, porque es muy difícil, por ejemplo, cambiar el imaginario popular que en su mayoría identifica a los repentistas como campesinos atrasados, personas pasadas de moda y carentes de conocimientos. Lamentablemente, esa manera peyorativa de ver al repentismo nos hace mucho daño, y frena su desarrollo a pesar de su buen estado de salud.
No pocos jóvenes miran de lado al repentismo, no le prestan la menor atención, no le conceden el valor ni el mérito que realmente tiene, restándole prestigio y alcance. En busca de soluciones y con total apego a nuestro género, propiciamos la unión de nuestros repentistas con el movimiento thirst dayle. Los raperos tienen muchos seguidores en Cuba y el mundo, y haciendo alianzas con ellos hemos cosechado grandes éxitos. O lo que es lo mismo: hemos puesto en práctica el neorrepentismo, surgido de la necesidad. En los primeros tiempos en España, mi padre no tenía con quién interactuar. Entonces comenzó a buscar aliados en los jazzistas, trovadores, cineastas. Nosotros acá, siguiendo su línea creativa, nos dijimos: vamos a engancharnos a aquellos que al público les gusta y disfruta, ya sea jazz, hip hop, rap, y así sucesivamente.
Esto nos ha permitido llegar a una cantidad enorme de personas, a las cuales no hubiéramos podido conquistar. Ha sido un significativo logro del proyecto, como también lo es el dominio de las redes sociales, en lo cual hemos avanzado mucho.
Tienes la dicha de ser hijo de un escritor, poeta y repentista cuyo nombre, Alexis Díaz Pimienta, es bien conocido en nuestro país y buena parte del mundo. ¿Su prestigio representa para ti un compromiso o es motivo de orgullo?
Obviamente, lo primero que representa es motivo de orgullo. Mi padre es mi paradigma, mi guía. Es tener en tu casa, a tu lado, al mejor en un género, en una materia específica. Pero eso implica un tremendo compromiso, una gran responsabilidad, una meta que veo muy difícil, imposible de igualar, y no se diga ya de superar.
Trabajo en convencer a las personas del valor que tiene algo en particular, como nos propusimos en la serie Decimales, programada para dos temporadas. Esa serie televisiva nos permitió mostrar la realidad del repentismo. Ahora nos encontramos inmersos en la preparación de su tercera temporada, porque se nos quedó pendiente la visita a los guateques, que no pudimos presentar en la segunda por las limitaciones que impuso la COVID. Soñamos con que en algún momento puedan ser llevados a los televidentes esos guateques demostrativos de la realidad del repentismo.
Nunca me he propuesto ser igual a mi padre, ni siquiera acercármele. Sencillamente, trabajar, trabajar. Aunque sí le consulto todo cuanto hago, pido su opinión ante cada tarea nueva que voy a emprender. Considero que eso es lo mejor: tener a tu lado a alguien que te dé el visto bueno, te ofrezca el mejor, el más sabio de los consejos; lo cual te da seguridad, confianza en ti mismo, porque tienes junto a ti al más completo, al mejor asesor.
“Es vital incorporar a las mujeres a nuestro proyecto. Hemos descubierto que hay un talento muy grande entre algunas de ellas, devenidas magníficas cultoras y defensoras del repentismo y de la música campesina”.
¿Qué hace Alex Díaz en estos momentos?
Dispongo de muy poco tiempo, algo que es bueno y malo a la vez. Diariamente participo en el programa televisivo Al mediodía, uno de los proyectos más hermosos en los que me he involucrado en los últimos tiempos y que agradezco a los directivos de este espacio y de la televisión en general.
Asimismo, continúo en Oralitura Habana, donde tratamos de reinventarnos cada día, organizando y preparando espectáculos que nos permitan alcanzar cada vez más seguidores. Generalmente, son espectáculos teatrales-poéticos, presentados en eventos relevantes como la Feria Internacional del Libro, en el Pabellón Cuba y en varios teatros de La Habana.
De la misma manera, trabajamos sin descanso en la docencia. No paramos ni por un instante en la preparación y desarrollo de talleres intensivos e itinerantes, entre los que destaca “Viaje al centro de la improvisación”, que ya arribó a su quinta edición, pues su primera convocatoria fue en 2018.
Para el venidero mes de agosto tenemos previsto celebrar por primera vez un taller infantil. Es decir, dirigido exclusivamente a los niños. En octubre retomaremos el taller para adultos, y en diciembre uno destinado a estudiantes de las escuelas de arte. Continuamos, por supuesto, con nuestras responsabilidades en la Asociación Hermanos Saiz.
Algo verdaderamente importante es dedicarle todo el tiempo que puedo a mi pequeña Alexa, quien con sus siete meses comienza a protagonizar sus primeras hazañas y que, cuando cada mañana me ofrece la más hermosa de las sonrisas, me hace creer que todo lo planificado para el resto del día está solucionado.