De la actitud a la forma, un espacio para la escultura

Ana Esther Zulueta
26/9/2018

De la actitud a la forma es el pretexto para que la escultura —una de las Bellas Artes— retorne a la Galería Martha Machado, de Nueva Gerona, como resultado de la expresión de varios autores, quienes, en diferentes momentos, crearon volúmenes y conformaron espacios.

Así se articuló esta muestra contentiva de 29 piezas, en su mayoría de artistas locales, quienes trabajaron la cerámica escultórica, la talla en mármol, los ensamblajes metálicos a materiales alternativos como la fibra vegetal y la instalación para crear obras en diversos formatos.

Concurrir al recinto expositivo es la oportunidad de encontrar al mítico Laocoonte —quizá la obra que mejor define la escultura de la etapa helenística dentro del Arte Griego—, una apropiación de Erif Fernández, realizada en tiempos en que fungía como profesor de la extinta academia Wifredo Lam.

Precisamente Lam, creador de La Silla (1941), sirvió de inspiración a la instalación que sugiere el propio Erif, titulada Todos los caminos conducen a… un cubo a través del cual el público puede percibir la sensibilidad y simbolismo otorgado a un taburete yescaleras de libros dispuestas en los cuatro puntos cardinales.

“Esta apropiación señala el camino hacia el conocimiento, el encierro en solitario no sugiere molestia o tristeza, sino reflexión para hallar respuesta a quiénes somos, qué define nuestra idiosincrasia como cubanos, qué le podemos mostrar al mundo, y las flores son consecuencia de esas indagaciones”, explica.

En recorrido por la galería, una guitarra —en arcilla refractaria con elementos estructurales y arquitectónicos del barroco antillano, característico del centro histórico de Nueva Gerona—, salta a la vista del público, imposibilitado de soslayar la nostalgia por aquellos bardos que cantaban en sus esquinas, exaltación bohemia que inspiró a Francisco López.

Igual técnica escogió Elías Heredia —presidente de la filial de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas— para concebir Hallazgo en La Habana, pieza iconográfica dedicada a la Catedral, la Giraldilla y el Cristo, una alegoría a la capital cubana en la que no faltan el perro, el pelotero y la madre que amamanta al hijo.

Emilio Caboverde, alias Pesca’o, se apartó por un momento de su pasión por las locomotoras y, como siempre, procuró ajustarse, con cierta verosimilitud, para mostrar a La chichi (una moto), a Mecanitor (una especie de toro-dinosaurio) y a Pétalo (un cañón), sus creaciones en metales ensamblados.

“Prefiero las locomotoras como antigüedades con mucho éxito en todos los salones Pablo Porras, pero en el caso particular de Pétalo, pretendo hacer un performance, celebrarle juicio y sentenciarlo a muerte…, odio las armas por su poder destructivo, y será mi contribución para ayudar a silenciarlas”, refiere el artista.

El tema libre de la convocatoria dio rienda suelta a la imaginación de Tania Cabrera y Alberto Ortiz, ambos inspirados en elementos de la vida según la mitología africana.


La imaginación de Tania Cabrera y Alberto Ortiz se inspiró en elementos de la vida
según la mitología africana. Foto: Roberto Díaz Martorell

 

Convertir las actitudes en formas, desarticular las posturas artísticas tradicionales para establecer un lúdico y complejo proceso de aportaciones ideoestéticas entre el arte y la vida cotidiana, fue el propósito de la exposición colectiva, cuyo título se relaciona con el discurso conceptual del académico español Simón Marchán sobre el ejercicio de creación de los artistas posmodernos, acota Fredy David, crítico y curador del Consejo Municipal de las Artes Plásticas.