Dame un like, mamá
24/7/2019
Resulta que ahora mamá está en Internet. O mejor dicho, en Facebook. Recorre los muros de los otros con curiosidad, ríe con los memes y videos virales. Por suerte ha aprendido, en tiempo récord, a reconocer noticias falsas. Hasta hace muy poco no se entendía muy bien con el móvil y resulta que ahora le dice a sus amigas: “no comentes ahí que eso lo ve todo el mundo, mejor le escribes un chat privado”.
A estas alturas ya ha conectado con la mayor parte de la familia y hasta con viejos amigos de la infancia. “¿No viste a tu primo? ¿Leíste lo que publicó tu tío? ¿No recuerdas que ese muchacho estudió contigo en la primaria?”. Mamá se entretiene y también se aburre un poco. “Ay, la gente habla mucha cáscara… ¡cuánta bobería!”, dice, con su lucidez particular, decidiendo qué felicidad creerse.
Ahora tenemos pequeñas sesiones hija-madre donde le indico “aquí publicas, así compartes, acá etiquetas, con este botón en forma de manito le dejas un saludo”. Yo la ayudo con la herramienta y ella me enseña la parte humana de Facebook cuando me dice: “¡Me salió una foto de San Ramón! La publicó un escritor, y creo que lo conozco”.
Mamá tiene una memoria prodigiosa, pero de todos modos reviso, toda intrigada, para comprobar que él también nació en Granma, como ella. En efecto, ambos comprueban que se conocen cuando hablan por Messenger de los apellidos de las familias del pueblo, de las casas y los lugares. Ahora recuerda, cada vez que él publica una imagen, aquel mar fangoso (típico de la costa sur) tan esperado en mis vacaciones escolares, el mismo mar que comparten nuestras infancias.
Hace unos días le envié a mamá mi texto anterior, publicado aquí en La Jiribilla, donde hablaba de El problema cubano. “¿De verdad publicaste lo que le dijeron a tu papá?”, me preguntó toda asombrada a través del teléfono fijo, “¿como-mismo-se-lo-dijeron?”. Abrió los datos móviles y dio clic al instante. Seguramente no dejó un comentario, porque no hemos llegado a esa clase todavía.
“Te leo y es como si estuviera escuchándote… ¿cómo se lo envío a mis amigas?”. Mamá a veces es así de entusiasta y comparte tanto, que se queda sin conexión. Por eso le digo que es necesario que vea los videos de Dominio Cuba para que aprenda cómo ahorrar datos móviles y, de paso, se entere de otros temas importantes como la ciberseguridad, o interesantes, como el comercio electrónico y la Internet de las cosas.
A veces, le asombra esto de estar tan cerca y a la vez tan lejos, que no nos salgan todas las publicaciones de los amigos que tenemos en común. Le explico que es por las burbujas, y me mira como diciendo, “¿y ahora qué burbuja es esa, hija?”. La que tú misma vas creando, mamá. Mientras más videos veas, más videos te saldrán (y más datos gastarás, por supuesto). Así pasará con los memes, las fotos de niños o mascotas que tanto te gustan, y hasta las noticias de catástrofes en las que te detuviste apenas unos segundos, incluso, sin interactuar.
Pero es tan enredado y macabro esto de los algoritmos, que prefiero no extenderme y termino diciéndole, no te preocupes. Mira, solo hay una manera de tener a los otros cerca, y esa es interactuando con todo lo que publican. Tú dale un like a lo que te guste y te parezca interesante o gracioso, a lo que te llegue de la familia y los amigos, que yo haré lo mismo. Si les comentas, mucho mejor.
¿Un like? Sí, como lo oyes, un me gusta, un me encanta, un me divierte. Aunque todas las acciones no tienen el mismo valor. Asumiendo que sea cierto lo que dice Ste Davies en su intento de desentrañar los algoritmos de las redes sociales: el Me gusta posee un valor aproximado de 1, el comentario vale 6, el comentario largo, 13, mientras que ocultar un contenido o dejar de seguir una página equivale a un -100.
“¡Para cuentas estoy yo!”, protesta mamá, “pensé que esto era para divertirse, para estar más cerca de los amigos y enterarse de alguna noticia”… Bueno, mamá, nada es perfecto. De todos modos tiene todas esas funciones, y más, si uno aprende a usarlo bien. Por eso mejor seguir, sobre todo, a las páginas de los medios y usuarios más confiables. Dar un like parece una acción simple, pero no lo es.
Dar like beneficia al otro tanto como a ti misma. Y no solo a lo que te gusta, te encanta o te divierte hasta lo más profundo de tu alma, sino también a lo que creas que merece ser visto por los demás. Con eso estás haciendo, en realidad, una donación. ¡Como si fueras millonaria, mamá!, y así ayudarás al artista, a la campaña de bien público, a la información que todos necesitan tener. Mira, voy a compartir algo bien cubano para que te rías un poco. Pincha aquí, y si crees que lo vale, dame un like.
Genial….me acabo de leer todos tus escritos acá. Confieso no te conocía. Me encantó tu forma de tratar diversos temas, de escribir sobre ellos de forma graciosa e inteligente.