Como parte de la programación final del Festival Cubadisco 2024, la Orquesta de Jazz de la Universidad de Harvard, se presentó en concierto en la sala Che Guevara de Casa de las Américas, a propósito de una gira educacional con estudiantes cubanos, promovida por el músico camagüeyano Yosvany Terry.
El concierto contó con la presencia del viceministro de Cultura Fernando León Jacomino y de Indira Fajardo, presidenta del Instituto Cubano de la Música, así como de grandes cantantes, instrumentistas e incluso bailadores de jazz del patio.
En la sala Che Guevara se unieron talentosos jazzistas norteamericanos y de la Mayor de las Antillas; entre ellos, el Maestro Demetrio Muñiz, trombonista, cantante, director de orquesta y compositor; Tomás Ramos Ortiz, “El Panga”, en la percusión, y algunos alumnos de la Jazz Band de Amadeo Roldán para demostrar los fuertes lazos culturales que unen las sonoridades más autóctonas de ambas naciones.
“El jazz fue muy influenciado por la música cubana, específicamente por el danzón cuando este género estaba en auge. Eso fue lo que devino luego en el Ragtime. El contacto entre los músicos cubanos y norteamericanos viene desde mediados y finales del siglo XIX, incluso había un ferry que llegaba hasta New Orleans.
“Terry ofreció en Casa de las Américas sus cantos para Elegguá acompañados, magistralmente, del sonido del chequeré”.
“Han sido culturas que siempre han estado hermanadas porque tienen las mismas raíces, las mismas influencias y un componente natural que las une y está ahí”, explicó el prestigioso saxofonista, percusionista y compositor que ha llevado los ritmos afrocubanos a los grandes salones del mundo.
Terry ofreció en Casa de las Américas sus cantos para Elegguá acompañados, magistralmente, del sonido del chequeré. Es que el pedagogo de prestigiosos centros docentes en Estados Unidos y Canadá mantiene vivo el legado de su padre Eladio “Don Pancho” Terry, violinista y percusionista.
“Mi padre fue bautizado como el Rey del Chequeré y llevó ese instrumento desde las misas clásicas hasta la música brasileña y muchos estilos de la música cubana. Nací en ese ambiente. Para mí es algo natural y es lo que me hace fusionarlo naturalmente porque ya lo escucho así”, señaló el director del concierto a quien sorprendieron con un instrumental jazzeado de “Cumpleaños Feliz”, justo el día de su onomástico.
Terry advierte que se acercó al mundo de la Jazz Band desde sus tiempos en la Escuela Nacional de Arte y confiesa que le fascina esa formación orquestal.
“Por supuesto que uno aprende mucho más a partir de adquirir experiencia y tocar de forma más regular en una Jazz Band. Eso me sucedió en Nueva York al llegar allá y trabajar con varias de sus agrupaciones”.
El profesor regresa a su patria todos los años, en el mes de enero, especialmente durante el Festival Internacional de Jazz, y ofrece conferencias en las Escuelas de Arte y otras instituciones docentes, incluida la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños. Afirma que algunos muchachos, por primera vez, tienen la oportunidad de ver a músicos profesionales tocando para ellos.
“Como parte de esta segunda gira educacional (…) Terry y sus alumnos de Estados Unidos asistieron al Conservatorio Amadeo Roldán de La Habana”.
“Para mí es muy importante visitar centros educativos y lugares de la comunidad para que los estudiantes norteamericanos aprendan sobre la vida en nuestro país, el quehacer, no solo musical, sino también de nuestra sociedad”, comentó el director del conjunto de jazz en el Departamento de Música de Harvard.
Como parte de esta segunda gira educacional, la primera fue en 2017, Terry y sus alumnos de Estados Unidos asistieron al Conservatorio Amadeo Roldán de La Habana donde intercambiaron conocimientos con los futuros músicos cubanos que allí se forman. La delegación llegó también hasta la provincia de Mayabeque para beber de las tradiciones del emblemático grupo Tambores de Bejucal.
“Pienso que fue una experiencia muy transformadora para ellos. Por primera vez bailaron con una conga. Hemos estado en la comunidad de Las Terrazas, en Artemisa, donde se protege la flora y la fauna. Vamos a visitar el Conservatorio de Matanzas y el lugar donde fue estrenado el primer danzón, ‘Las alturas de Simpson’, en 1879. Tenemos el privilegio de que Ethiel Faílde, director de la Orquesta Faílde, nos done parte de su tiempo para conversar sobre el danzón, nuestro baile nacional”, concluyó el promotor cultural.