El antiimperialismo se hace presente en la Historia como respuesta a la opresión expansionista de aquellos cuyo pensamiento se hace considerando a los demás inferiores. Ya observaba en un artículo anterior (https://frenteantiimperialista.org/origen-y-caida-del-sionazismo-los-pueblos-en-qatar-con-palestina-ramon-pedregal-casanova/) la procedencia del sionazismo; pero aquí partimos desde el principio de la historia que dio lugar a que Bartolomé de las Casas expusiese por escrito lo que los invasores hacían allí por donde pasaban:

El año de mil e quinientos y once pasaron a la isla de Cuba, que es como dije tan luenga como de Valladolid a Roma (donde había grandes provincias de gentes), comenzaron y acabaron de las maneras susodichas e mucho más y más cruelmente. Aquí acaecieron cosas muy señaladas (…)

Otra vez, desde a pocos días, envié yo mensajeros, asegurando que no temiesen, a todos los señores de la provincia de la Habana, porque tenían por oídas de mi crédito, que no se ausentasen, sino que nos saliesen a recibir, que no se les haría mal ninguno (porque de las matanzas pasadas está toda la tierra asombrada), y esto hice con parecer del capitán; e llegados a la provincia saliéronnos a recebir veinte e un señores y caciques, e luego los prendió el capitán, quebrantando el seguro que yo les había dado, e los quería quemar vivos otro día …

Después de que todos los indios de la tierra desta isla fueron puestos en la servidumbre e calamidad de los de la Española, viéndose morir y perecer sin remedio, todos comenzaron a huir a los montes; otros, a ahorcarse de desesperados, y ahorcábanse maridos e mujeres, e consigo ahorcaban los hijos; y por las crueldades de un español muy tirano (que yo conocí) se ahorcaron más de doscientos indios. Pereció desta manera infinita gente.

En tres o cuatro meses, estando yo presente, murieron de hambre, por llevalles los padres y las madres a las minas, más de siete mil niños. Otras cosas vide espantables.

Después acordaron de ir a montear los indios que estaban por los montes, donde hicieron estragos admirables, e así asolaron e despoblaron toda aquella isla, la cual vimos agora poco ha y es una gran lástima e compasión verla yermada y hecha toda una soledad [sic].[1]

“El imperialismo ha sido y es el principal obstáculo para la paz y la igualdad”.

También en otro artículo (https://elcomun.es/2022/12/18/nicaragua-originaria-y-decolonial/) había citado las palabras de Bartolomé de las Casas sobre los mismos invasores imperialistas en Nicaragua; el calibre de sus crímenes ha quedado recogido en la Historia. El gran poeta de esa nación, Rubén Darío, escribió el poema titulado A Colón, del que dejo aquí algunos versos que exponen el desastre causado por el imperialismo, entonces español: Las ambiciones pérfidas no tienen diques, soñadas libertades yacen deshechas. ¡Eso no hicieron nunca nuestros caciques a quienes las montañas daban las flechas! Ellos eran soberbios leales y francos, ceñidas las cabezas de raras plumas: ¡ojala hubieran sido los hombres blancos como los Atahualpas y Moctezumas! ¡Pluguiera a Dios las aguas antes intactas no reflejaran nunca las blancas velas; ni vieran las estrellas estupefactas arribar a la orilla tus carabelas!

“El 26 de julio de 1953 sonó la nueva Cuba, el primer ejemplo de lo que el pueblo esperaba”. Foto: Tomada de Granma

Pero si la imagen lo dice todo sobre los imperialistas, los hermanos de Cuba y Nicaragua —igual podemos decir de Venezuela— han seguido invirtiendo en el entendimiento, en la paz y en la solidaridad. El gran poeta nacional cubano y patriota José Martí lo expresó en su poema Cultivo una rosa blanca: Cultivo una rosa blanca, en julio como en enero, para el amigo sincero que me da su mano franca. Y para el cruel que me arranca el corazón con que vivo, cardo ni ortiga cultivo: cultivo una rosa blanca; habla del valor de la lealtad, de la verdad, del valor incuestionable de la humanidad, pues hasta al peor enemigo le ofrece Cuba, siempre, una rosa blanca. ¿Será casualidad que en 1942 una organización de estudiantes alemanes antinazis, de Munich, adoptara el nombre de La rosa blanca? ¿Conocían a José Martí? En sus panfletos llamaban a luchar contra la esclavización nazi de los pueblos europeos —¿no parece actual?—, panfletos en los que hacían constar los valores humanos; parecían sostener las palabras que se le atribuyen a Eurípides: La lengua es más poderosa que las armas. Aquí, quizás, da comienzo la batalla por la influencia cultural, por hacer valer las ideas frente a la violencia imperialista.

Esa frase me trae a la memoria una prueba, el Museo a la Batalla de Ideas, en Cárdenas, dedicado a la batalla por la recuperación del niño Elián, a quien su padre fue a recoger a EE. UU. El niño había sido secuestrado en noviembre de 1999, y se dio una batalla de las ideas en la que triunfó Cuba encabezada por el presidente Fidel Castro Ruz; de él hay un libro titulado La batalla de ideas. Nuestra arma política más poderosa, donde se recogen enseñanzas que cada día que pasa resultan más significativas para el momento en que vivimos. Dejo aquí algunas de ellas:

Nuestra batalla de ideas no cesará mientras exista el sistema imperialista, hegemónico y unipolar, convertido en azote para la humanidad y amenaza mortal para la supervivencia de nuestra especie (…) Nuestro mensaje llegará a todos los rincones de la Tierra y nuestra lucha será ejemplo. El mundo cada vez más y más ingobernable luchará hasta que el hegemonismo y el avasallamiento de los pueblos sean totalmente insostenibles (…) Es batalla de ideas porque no es una batalla de armas (…) Pudiéramos llamarla de una forma más sencilla, la batalla de la verdad contra la mentira; la batalla del humanismo contra la deshumanización; la batalla de la hermandad y la fraternidad contra el más grosero egoísmo; la batalla de la libertad contra la tiranía; la batalla de la cultura contra la ignorancia; (…) la batalla de nuestro pueblo y la batalla por otros pueblos, porque si vamos a su esencia es la batalla de nuestro pequeño país y de nuestro heroico pueblo por la humanidad.

“Solo hay dos formas de andar en el mundo: antiimperialismo, o imperialismo; cooperación entre naciones, o sometimiento a la dictadura ladrona del imperio”.

En otra ocasión, el presidente Fidel declaró:

Creo firmemente que la batalla se librará en el campo de las ideas y no en el de las armas, aunque sin renunciar a su empleo en casos como el de nuestro país en similares circunstancias si se nos impone la guerra, porque cada fuerza, cada arma, cada estrategia y cada táctica tiene su antítesis surgida de la inteligencia y la conciencia inagotables de los que luchan por una causa justa.

Eso me recuerda lo escrito por el genial Miguel de Cervantes en el Quijote (téngase en cuenta que se leyó por primera vez en 1605), en el capítulo XXXVIII de la Primera parte; su título es Discurso de las armas y las letras:

dicen las letras que sin ellas no se podrían sustentar las armas, porque la guerra también tiene sus leyes, y está sujeta a ellas, y que las leyes caen debajo de lo que son letras y letrados. A esto responden las armas que las leyes no se podrán sustentar sin ellas, porque con las armas se defienden las repúblicas, se conservan los reinos, se guardan las ciudades, los caminos, se despejan los mares, y, finalmente si por ellas no fuese (…) estarían sujetos al rigor y la confusión que trae consigo la guerra el tiempo que dura (…).

Y en eso llegó Fidel, y la Revolución cambió todo lo que debía ser cambiado. El soldado de las ideas Carlos Puebla y su equipo de trabajo lo explicaban de la siguiente manera (https://www.youtube.com/watch?v=4TNWbIEZJAY):

La canción que vamos a cantarles cuenta de cómo era Cuba en aquellos años, de cómo todo estaba en manos de cuatro señores, y de cómo aquellos señores querían que se mantuviera aquel sistema, pero dice la canción “Y en eso llegó Fidel”: Aquí pensaban seguir ganando el ciento por ciento, con casas de apartamentos, y echar al pueblo a sufrir, y seguir de modo cruel contra el pueblo conspirando para seguirlo explotando y en eso llegó Fidel. Se acabó la diversión, llegó el Comandante y mandó a parar. Se acabó la diversión, llegó el Comandante y mando a parar”.

El 26 de julio de 1953 sonó la nueva Cuba, el primer ejemplo de lo que el pueblo esperaba, y se dio el resultado el 1.º de enero de 1959; el pueblo de Cuba, mezcla de colores, tras 449 años de lucha, creciendo de raíz, logró su definitiva independencia, libre de imperialismo. La dirección revolucionaria estima que debe hacerse una transformación a todos los niveles de la sociedad, para lo cual se tiene que acabar con las perniciosas fuentes que alimentan las heridas sociales, el propósito primero es ir al fondo y poner por delante la humanidad.

“El pueblo de Cuba (…), tras 449 años de lucha, creciendo de raíz, logró su definitiva independencia, libre de imperialismo”. Foto: Tomada de Granma

Nicolás Guillén, el poeta nacional de Cuba, comenta que los españoles encontraron indios, y las encomiendas, los lavaderos de oro, el trabajo en las minas, los asesinatos masivos, la desesperación que conducía al suicidio, acabó con ellos. Y entonces los invasores imperialistas españoles arrancaron hombres y mujeres de África, los esclavizaron, y con su trabajo se enriquecieron, se establecieron en la Isla para tener más cerca la riqueza, para robar cuanto pudieran.

Así pasaron esos 449 años. Por entonces el primer imperio había sido derrotado por el segundo, el yanqui, y con el imperialismo yanqui los burgueses se repartieron lo que robaban esclavizando, hasta darse de bruces con la Revolución. Nicolás Guillén, combatiente de las ideas, escribiría el 12 de mayo de 1959 en el periódico Hoy: “(…) los yanquis verán muy limitada la confianza universal en su capacidad para servir de guardianes y fiadores de los más elementales principios del derecho de gentes”. Si en aquel momento se declaraba eso sobre el imperialismo, hoy, pasados 64 años desde el triunfo de la Revolución, el imperialismo arruina cuanto puede recorriendo el mundo; el imperialismo, la unipolaridad globalista, ya está en su decadencia, ganándose día a día no solo la desconfianza, sino el desprecio más grande por destruir la vida y robar al mundo entero para sobrevivir.

¿Con qué principio se habían defendido y triunfado los revolucionarios? Con el de la unidad del pueblo. El imperialismo lo había demolido antes, para después atacarlo con todos los medios posibles.

Para los imperialistas, todo lo que aunaba al pueblo, la solidaridad, el entendimiento en lo común, la elevada conciencia de explotados, de nación trabajadora, todo debía ser deshecho, les era preciso, y persiguen desde el comienzo de 1959 su demolición. Pero la responsabilidad sostenía la conciencia revolucionaria de todos, y se mantuvo la unidad y con ello se creció, y los enemigos enfurecidos al máximo. Nos cuenta el maestro Nicolás Guillén en el periódico Hoy del 18 de junio de 1959, que hicieron de la unión revolucionaria su “objeto de emboscadas sin cuento, y más de una flecha va disparada con el ánimo de fragmentarla. Aprendamos de una vez que la unión es nuestro talón de Aquiles y que el dardo que lo alcance será fatal para todos”.

Aún persiste el agresor yanqui en guerrear para exterminar al pueblo que le venció, y aún se crece el pueblo cubano desde aquellos habitantes originarios, naturales, sencillos, bondadosos y leales a su comunidad. Otros pueblos, otras naciones, siguen sufriendo los mismos crímenes que cometieron en aquellas fechas lejanas los imperialistas invasores, entonces españoles, hoy de EE. UU.

El imperialismo ha sido y es el principal obstáculo para la paz y la igualdad, palabras tantas veces repetidas en los documentos de la ONU. ¿Son acaso mejor para los pueblos los bloqueos económicos, financieros, los golpes y el terrorismo de la CIA y sus ejércitos mercenarios, las injerencias y la explotación esclava? La Revolución, soberanía, empatía, reconocimiento como humanidad trabajadora, como patria que es comunidad, se opone al imperialismo. ¿Se ha preguntado para qué quiere la minoría que dispone del poder en EE. UU. los 840 000 millones de dólares que ha presupuestado de uso en este año con fines exclusivamente militares?, ¿para qué quiere casi 1000 bases militares distribuidas por el mundo? Solo hay dos formas de andar en el mundo: antiimperialismo, o imperialismo; cooperación entre naciones, o sometimiento a la dictadura ladrona del imperio.

“Para los imperialistas, todo lo que aunaba al pueblo, la solidaridad, el entendimiento en lo común, la elevada conciencia de explotados, de nación trabajadora, todo debía ser deshecho, les era preciso, y persiguen desde el comienzo de 1959 su demolición”.

La Cuba liberada en 1959 ha sido esperanza de los pueblos, orgullo por su valentía ante el opresor, ejemplo de lucha por el bien común, fuente vívida de solidaridad internacional y enseñanza de valores humanistas, antiimperialistas. La presencia de Cuba en la conciencia del mundo es tan fuerte, que cuando se vota en la ONU sin que el imperio haya encontrado cómo impedirlo, la mayoría de los gobiernos al unísono, de modo libre, directo y públicamente, dan su sufragio a Cuba, pidiendo que el opresor retire el bloqueo criminal, unilateral, ilegal y genocida. El núcleo de poder en EE. UU. debería ser puesto ante los jueces internacionales. Queda por hacer.

El pueblo cubano celebra el 1.º de enero su independencia, antiimperialismo, paz e igualdad en el combate y emoción del nuevo año ¿Se ha preguntado usted por qué? El presidente Fidel declaró el 26 de julio de 1968, aniversario decimoquinto del ataque al cuartel Moncada, en la Plaza de la Revolución de Santa Clara, Las Villas: “Hay otra ciencia, otra ciencia más profunda, que es la ciencia verdaderamente revolucionaria: es la ciencia de la conciencia, es la ciencia de la confianza en el hombre”.

A todo lo dicho me permito suscribir las palabras del continuador de la Revolución, del presidente Miguel Díaz-Canel:

La revolución es el arte de aglutinar fuerzas para librar las batallas decisivas contra el imperialismo. Ninguna revolución, ningún proceso se puede dar el lujo de excluir a ninguna fuerza (…), ninguna revolución se puede dar el lujo de excluir la palabra sumar. La Revolución ha estado revolucionándose siempre, y lo ha hecho en un escenario de constante asedio económico, político e ideológico. Estoy convencido de que de esta situación compleja también vamos a salir. Y vamos a salir revolucionando.

Es bien conocido el ejemplo solidario de Cuba, y su emblema es la imagen de su entrega: “No damos lo que nos sobra, compartimos lo que tenemos”.

Les invito a escuchar a Silvio Rodríguez (https://www.youtube.com/watch?v=bGQWU4UsUeA), otro combatiente de las ideas que nos llena de fuerza y nos anima a las filas de la resistencia y el triunfo del antiimperialismo: Para no hacer de mi icono pedazos, para salvarme entre únicos e impares, para cederme lugar en su parnaso, para darme un rinconcito en sus altares, me vienen a convidar a arrepentirme, me vienen a convidar a que no pierda, me vienen a convidar a indefinirme, me vienen a convidar a tanta mierda…


Notas:

[1] De las Casas, Bartolomé: De la isla de Cuba. Brevísima relación de la destrucción de las Indias.