Crítico de danza en confinamiento

Gérard Mayen*
7/4/2020

Francia ha experimentado un movimiento popular de protestas anticapitalistas muy grande, durante dos años: primero los “chalecos amarillos”, luego la resistencia contra la destrucción del sistema público de pensiones, iniciada el invierno pasado. La epidemia de la COVID-19 se produjo inmediatamente después. Muchas personas que participaron en estas luchas (chalecos amarillos, movimiento de pensiones) tenían la sensación de que la epidemia era solo una continuación en su movilización, un paso adicional. Esta epidemia nos convoca a reflexionar y a luchar sobre muchas cuestiones importantes: la destrucción de ambientes ecológicos, la globalización capitalista, la destrucción del servicio de salud pública, etc.

Gérard Mayen. Foto: Internet
 

 Los que están luchando dicen que no debemos volver al mismo funcionamiento del sistema global, una vez que la epidemia acabe. Sí, pero tienen mala memoria: en 2008, después de la crisis general de los sistemas financieros, todos también dijeron que no podíamos continuar como era antes; que todo debía ser cambiado. Y luego, obviamente, con el tiempo, el sistema continuó como estaba, siempre sirviendo a los mismos intereses.

 ¿Es esto lo que vamos a revivir después de la epidemia de la COVID-19? ¿Los mismos intereses prevalecerán para siempre, más ganancias capitalistas? No estoy tan seguro. Porque hay una diferencia muy clara. Volvemos a la causa del 2008, convertido en la escena de la crisis general, el sistema financiero sigue siendo, sin embargo, una estructura opaca, distante, incomprensible, sobre la cual ningún ciudadano tiene una implicación directa, concreta —aunque todos saben que es este sistema el que organiza toda nuestra vida en beneficio propio.

 ¿Cuál es la diferencia con la COVID-19? La diferencia es que un virus es una experiencia del cuerpo, vemos sus efectos en las personas físicas, hasta en la muerte. Incluso, cuando no hemos sido infectados con el virus, debemos permanecer confinados. Y esta también es una experiencia del cuerpo, extraordinaria, espectacular, pero vivida por todos en los gestos más simples de la vida. Esta epidemia global nos permite vivir una experiencia íntima, muscular y carnal de la interrupción del sistema global.

La epidemia de la COVID-19 hace de nuestros cuerpos, todo el día, un territorio de confrontación política. Esta experiencia corporal, esta “cosa” tan cercana, nos conecta con todos los mecanismos desordenados del sistema. Algunos artistas de la danza saben que su cuerpo es un sujeto político. En 2020 esta concepción puede ganar terreno. No se trata de celebrar la epidemia, sino de tener la determinación de superarla.

 

* Especialista en danza, periodista, crítico, autor e investigador francés.
 
 
Traducción: Lázaro Benítez Díaz
Coordinador DE LA MEMORIA FRAGMENTADA
Laboratorio para la investigación y la práctica escénica