Tres artistas holguineras, dueñas de singulares miradas y poseedoras de estilos reconocibles en el panorama visual de la provincia, han logrado una “convergencia insospechada de poéticas y propósitos” en la exposición Como una sombra en el agua, abierta al público en la Galería Holguín de esta ciudad.
Bertha Beltrán Ordóñez, Yanely de la Caridad Esquijarosa Abradelo y Dayamí Pupo Ávila le han dado cuerpo —como destaca, en las palabras del catálogo, el escritor Ronel González— a “tres vibraciones de sentidos, colores, formas, métodos que evocan la fugacidad de un mundo que es y no es, y en el que se construye la realidad otra de la obra de arte”.
Ellas han confluido, más allá de sus individualidades creativas, potenciándolas pero dejándolas permear por intereses y búsquedas similares —gracias también al trabajo curatorial realizado por las propias creadoras— en una muestra sui generis y rica en sus posibilidades. Esto permite la integración orgánica de sus poéticas en un entramado de significados que hacen que las piezas destaquen por sí mismas y, al mismo tiempo, se integren en esa convergencia artística, como tres ríos (acaso afluentes) que terminan confluyendo en similar sitio del mar.
A pesar de las características del espacio expositivo, sabiéndolo aprovechar al imbricar temática y conceptualmente las piezas, como si en la muestra encontráramos una gran obra, una única pieza “tejida” entre todas, Bertha, Yanely y Dayamí lograron que Como una sombra en el agua sea una agradable experiencia en la que “la acuarela, el pastel, el óleo, las manualidades se inmiscuyen con técnicas en función de particulares visiones”.
En función, asimismo, de potenciar procesos que, en su integración, van desde prácticas que se articulan, como vemos en la obra de Dayamí, en un dibujo cuidado, dueño de una línea precisa que gana en autonomía y abre sus metáforas —la poesía recorre su mirada— a lo histórico y lo social; en el aprovechamiento de las posibilidades del pastel y los manejos de sus tonos; y en la interacción de rasgos expresionistas que, por momentos, se acercan a la abstracción geométrica —ella conoce las geometrías del mandala— pero con la figuración como puntal.
Asimismo, en la obra de Bertha el naif es excusa, no objetivo ni intensión; y está cargado de una sensibilidad fabuladora desde las posibilidades de la ilustración y el trabajo con el color. Nada, como he escrito, es naif en su “intensión primaria”. Su imaginario va más allá de las posibilidades expresivas iniciales en la búsqueda de formas “ilustrativas” que evocan la creatividad infantil o que, en cambio, parten de ellas para enriquecer múltiples experiencias de la cotidianidad. Están presentes, pero se encuentran “barnizadas” por una sensibilidad que se adentra en su entorno, en su realidad y que no evita ser crítica, en varias obras, con ella.
Por su parte, Yanelis Esquijarosa, espirituana de nacimiento y parte del equipo de la casa editorial Cuadernos Papiro —donde ha podido descubrir y reforzar todo un universo como creadora, a partir de la confección de papel con diversas fibras, la utilización de antiguas maquinarias de impresión y la confección de libros-arte resultado de un proceso complejo y demandante de sensibilidad—, es dueña de una obra que aprovecha (y parte) de todos estos procedimientos y técnicas, los visibiliza, los articula y potencia.
Así, con manos de orfebre por lo cuidadoso de sus detalles, Yanely ha desarrollado, armoniosamente, una poética de hilos, papel y metáforas, de tejidos y formas. Desde un trabajo de origen artesanal, ella nos ha abierto las puertas (y bien abiertas) a toda una urdimbre de originalidad y belleza que, en el caso de esta exposición, lo atrapa todo, pues es justamente la obra de Yanelis la que, de alguna manera, “atrapa”, en la curaduría, el resto de las piezas, “envolviéndolas” entre sus hilos.
Ellas —mujeres artistas de la Cuba de inicios del siglo XXI— miran su cotidianidad y la sociedad en la que habitan espacios y tiempos comunes. Sus intereses, dudas, preocupaciones pueden ser, como hemos visto, confluyentes, cercanas, fortalecidas por los lazos de amistad que, en un sentido prístino, fue la base de esta exposición.
Sus miradas se tornan, entonces, nada ingenuas, sino interrogativas, dialógicas, colindantes… (Pienso en “Éxodo y permanencia”, de Dayamí, y en la representación mariana de la serie “Nosotras conspiramos” de Yanely). “Tras la aparente ingenuidad de la expresión habita la complejidad luminosa de seres que preguntan por un sitio en la tierra y se interrogan acerca del destino de significantes/significados una vez que ocurra un nuevo ciclo temporal en el que se haya desvanecido todo”, subraya Ronel González en las palabras de catálogo de una exposición que se nos ofrece como una sombra en el agua, al mostrarnos la obra reciente de tres reconocidas e interesantes creadoras de Holguín.
Estoy muy agradecida por la excelente promoción de nuestra exposición realizada por el periodista y crítico de arte Erian Peña y agradezco a la revista La Jiribilla por su acogida. Esperamos que nazcan nuevos proyectos y que se concreten en nuestras salas expositivas. Muchas gracias