Grandes desconocidos pueblan la historia de nuestra escena. Lo desconcertante y lo que desde el punto de vista profesional y humano lamento es que alentaron entre nosotros hasta este propio siglo sin que los investigadores y estudiosos del medio nos percatáramos de ello. Tal es el caso de Nora Badía (cuyo nombre completo es Abilia Flora Nora González Badía); figura que se ubica entre las mujeres que iniciaron nuestra dramaturgia y que se halla entre las pocas que integran la relación de autores teatrales cubanos del siglo pasado.
Nació en la ciudad de Cárdenas, en la provincia de Matanzas, en el año 1921, exactamente el 22 de febrero. El primer contacto profesional con el medio escénico parece haberse producido en la emisora CMGE de la ciudad a los 15 años de edad. En el espacio radial La hora ideal se desempeñó como escritora, locutora y actriz.
Más tarde vino a la capital y cursó los estudios de la Academia Municipal de Arte Dramático en su primer curso, por lo cual Nora se encuentra entre los fundadores de este importante centro de estudios teatrales, el segundo —luego de la Academia de Artes Dramáticos de la Escuela Libre de La Habana— en nuestra historia teatral y el de más extensa vida, pues existió hasta 1966.
Siendo alumna de la academia escribió su monólogo Mañana es una palabra, en 1947, galardonado con uno de los premios de dramaturgia que había instaurado la institución. Esta pieza puede leerse en la selección realizada por el investigador, crítico y pedagogo Rine Leal, Teatro cubano en un acto (1963), y en Monólogos teatrales cubanos (1989). En este mismo año colaboró con Francisco Morín en la fundación de la revista Prometeo y el Centro Cubano del Teatro, filial en Cuba del Instituto Internacional del Teatro (ITI).
Otra de sus piezas teatrales, La alondra, sería reconocida con una mención y publicada en 1950. La directora teatral Cuqui Ponce de León se encargaría de llevarla a las tablas.
“En septiembre Unión Radio estrenó en el espacio estelar de las ocho de la noche la primera radionovela de Nora, De la misma sangre”.
En ese mismo año comenzó a adaptar obras teatrales para Unión Radio. En mayo de 1951 se transmitió su obra El misterio de la torre blanca, en el espacio El Gran Teatro Radial, de la propia productora. En septiembre Unión Radio estrenó en el espacio estelar de las ocho de la noche la primera radionovela de Nora, De la misma sangre, con un elenco de valiosos profesionales de diversas generaciones como Marta Martínez Casado, Ernesto Galindo, Margarita Balboa, Rosa Felipe y Vicente Revuelta.
Luego prosiguió su trabajo como adaptadora de otras novelas, entre las que figura la famosa Rebeca. Marcos Behemaras, otro creador que ha sido poco reconocido, también dramaturgo, guionista, productor, director y promotor, le posibilitó trabajar como adaptadora en el Gran Teatro Azul, el espacio teatral de RHC Cadena Azul. En 1952 escribió El último de los Alcántara, su primera radionovela para la mítica empresa Crusellas.
Esta intensa actividad hace que para fines del 53 su nombre se reconozca entre los guionistas dramáticos más renombrados, junto a Caridad Bravo Adams, Hilda Morales, Enrique Núñez Rodríguez, Iris Dávila y Roberto Garriga.
En 1953 coordinó junto a Vicente Revuelta la Sección de Teatro de la Sociedad Cultural Nuestro Tiempo, donde editaron unos modestos cuadernos de teatro y realizaron círculos de estudio sobre la especialidad. En este año resultó electa por la Asociación de la Crítica Radial e Impresa la autora más destacada.
Ya Nora se había incorporado a la televisión —la cual había comenzado en Cuba en 1950— como guionista de dramatizados de diversos formatos, entre ellos la telenovela. Continuó escribiendo para la radio y realizó varias radionovelas que fueron muy bien recibidas por las audiencias nacionales y centroamericanas. Cumple los numerosos pedidos de radionovelas para la agencia publicitaria del compositor, empresario y guionista José Obelleiro Carvajal, que se difunden por toda la región central de América.
Por su labor en Nuestro Tiempo en 1957 la compañía Crusellas cerró su contrato como guionista y la despojó de su plaza como docente en la Academia de Arte Municipal. No obstante, el apoyo de la prensa consiguió su regreso a la docencia en la academia al año siguiente.
Tras el triunfo revolucionario de 1959 se involucró de lleno en las actividades administrativas y organizativas en el sector de la cultura. Labora en la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación, y más tarde en el Consejo Nacional de Cultura junto a la Dra. Vicentina Antuña, donde dirigió el Departamento Nacional de Teatro Infantil y de la Juventud.
Tomó parte en la fundación del Teatro Nacional de Guiñol en los bajos del edificio Focsa, liderado por Carucha y Pepe Camejo junto a Pepe Carril, así como en la extensión del teatro para niños por toda la Isla a partir de la fundación de varias agrupaciones de teatro de títeres en las principales capitales de provincias y la impartición de seminarios breves por parte de los hermanos Camejo (Pepe y Carucha).
“Escribió varias historias para dibujos animados”.
Participó en el Primer Congreso Nacional de Escritores y Artistas, y en el Congreso del Instituto Internacional del Teatro, celebrado en Viena, Austria, como representante del Centro Cubano del ITI.
En 1966 escribió varias historias para dibujos animados que fueron dirigidos por Tulio Raggi en los Estudios Cinematográficos del Instituto Cubano de Radio y Televisión, como El sinsonte (Premio de la Crítica), El trompo bailarín y El majá vivo.
En 1981 la productora Radio Arte recuperó y produjo una de sus radionovelas. Desde 1981 y hasta 1993, Nora escribió el espacio Tu amigo el libro para Radio Liberación, un ameno e ingenioso programa de promoción de la literatura. No se conoce que haya vuelto a escribir para el teatro.
Murió el 11 de diciembre de 2007 a los 86 años de edad.