Colonización y cultura: un fenómeno con varias caras
Con frecuencia solemos mencionar términos como colonización cultural. Algunos lo relacionan rápidamente con Internet, las plataformas digitales y otros medios de comunicación, como la televisión y el cine…, pero la verdad es que existe desde hace mucho, como una forma efectiva de dominación, junto a lo militar y lo económico.
Los conquistadores de varias etapas siempre han pretendido imponer también sus ideologías, religiones, modos de vida… Basta con analizar el caso específico de Cuba —para no salir de nuestra geografía—, cómo los españoles a finales del siglo XV, junto a la explotación y las muertes, imponían sus formas de organización sociales, sus creencias y el lenguaje.
A lo largo del tiempo se han legitimado los modos de las potencias eurocentristas, y también de Norteamérica desde que los Estados Unidos se convirtió en imperio. Esas naciones han priorizado desvalorizar siempre las identidades y elementos culturales autóctonos de los pueblos colonizados.
“Los conquistadores de varias etapas siempre han pretendido imponer también sus ideologías, religiones, modos de vida…”
Es interesante pensar en algo que señala el escritor y pedagogo argentino Gregorio German, quien expresó que, por ejemplo, “se clasificó la geografía planetaria de modo que el norte está arriba y el sur abajo, en un mundo que es redondo y, como se sabe, lo que está arriba tiene supremacía. Se configuró también un orden simbólico que establece la existencia del Primero, el Segundo y el Tercer Mundo”, como si todos no viviéramos en el mismo.
Las “agresiones” o “imposiciones” culturales siempre solían estar unidas a la barbarie, a lo militar, a la ocupación de territorios, pero todo eso se ha ido transformando. El desarrollo tecnológico, la creación de la imprenta, los periódicos y los libros a gran escala permitieron llegar a muchas más personas con contenidos que influyen en las mentes.
Todo eso alcanzó mayores niveles con las creaciones de la radio, el cine y la televisión, y de grandes industrias para el entretenimiento y la expansión o penetración de las ideologías, provocando verdaderas guerras culturales, con un alto interés en el desarrollo de las tecnologías, como si se tratase de guerras armamentistas.
Así nacieron fenómenos como Hollywood y muchas películas y otros audiovisuales, con millones de espectadores en todo el mundo, varias de las cuales suelen mostrar versiones tergiversadas de los sucesos, con vencedores y superhéroes desde el norte, que a la vez imponen patrones en detrimento de las culturas de otros pueblos.
Con el surgimiento de Internet y las plataformas digitales todo ha llegado a dimensiones que hace décadas parecían de ciencia ficción. Millones de personas a la distancia de una pantalla, de un clic, suministrando información y consumiendo contenidos diversos, los cuales se pueden intencionar mediante algoritmos para pobladores de países y ciudades determinadas.
Siempre nos gusta precisar que el origen de Internet está relacionado con elementos militares, específicamente con el Departamento de Defensa de los Estados Unidos y el protocolo TCP/IP en su red Arpanet, que dio pasó a la red Arpa Internet. En sus plataformas hay muchos datos sobre nosotros, incluidas fechas de nacimientos, con quiénes nos vinculamos, los gustos y qué detestamos, conversaciones, amores, estados de ánimos…, todo lo cual puede ser usado, según intereses específicos, incluso para generar violencia.
A eso se suman videojuegos, formas de vestir, canciones y ritmos musicales, memes, caricaturas, videoclips, series, animados… que circulan mediante memorias flash, grupos de WhatsApp…, y toda una ola o mar de contenidos, que a estas alturas resulta imposible evitar.
Tenemos que mencionar también los proyectos gestionados desde el exterior, con youtubers, sitios webs, páginas y perfiles en Facebook, Twitter, Instagram…, todo lo cual conforma una especie de selva digital, a la cual no se le puede temer. Se trata de conocerla, estudiarla, y participar con mucha inteligencia, argumentos y belleza.
Son muchos los ejemplos de mentiras, ofensas y hasta amenazas en las redes contra líderes, artistas u otros profesionales cubanos, a veces mediante canciones y hasta filmes. Nadie tiene el derecho de asumir ese tipo de actitudes en plataformas digitales, como tampoco en espacios físicos. La crítica, el debate y el criterio diferente nunca debieran ser confundidos con la bajeza ni el propósito de dañar.
Para la descolonización, que es un proceso permanente, siempre en movimiento, debemos tener plena conciencia de que una peligrosa guerra se libra en lo simbólico, en el terreno de las ideas, la política y la sicología. Muchas veces las balas y bombas más efectivas están enmascaradas, alejadas de ruidos y grandes explosiones, pues pretenden socavar cimientos ideológicos, penetrar en las sensibilidades y circular como veneno en las mareas de los pueblos. Esto, dicho así, y repetido varias veces puede resultar alarmista, por eso lo más importante es que exista una plataforma desconolonizadora, tan fuerte y natural que sea capaz de inhabilitar cualquier intento de conquista cultural.
Aquí tenemos la suerte tremenda de tener la obra y el pensamiento de Martí, Fidel y otros creadores tremendos, además de una riqueza cultural asombrosa y un sistema institucional creado por la Revolución, con vocación profundamente descolonizadora. Son ventajas, baluartes, pero no basta con eso. Necesitamos que todo esté en constante perfeccionamiento y que lo mejor de nuestras propuestas artísticas siga al alcance de todos. Sería muy positivo que todo eso esté acompañado por avances en lo social.
Elementos como la identidad, el orgullo de ser cubanos y una cultura nacional palpitante y vital en todo el país, en comunidades y centros escolares, en medios de comunicación tradicionales y plataformas digitales son esenciales. La formación de todos como sujetos con capacidad crítica resulta también vital. Necesitamos un periodismo cultural más activo y profesionales de los medios en general con más ejercicio de la opinión y análisis, para influir en mayor medida en la jerarquización de los artistas y sus obras, y en la formación de los públicos.
“Necesitamos un periodismo cultural más activo y profesionales de los medios en general con más ejercicio de la opinión y análisis”.
Es inevitable recordar al guerrillero Ernesto Che Guevara, también amante de la poesía, la fotografía y el arte en general, quien en un acto público realizado en La Habana el 7 de octubre de 1959, dijo que:
…es muy importante ir al rescate de la nacionalidad. Las naciones con cultura propia son pueblos que, sin desdeñar ninguna enseñanza en el mundo, las transforman y convierten en algo muy propio, con un sabor distinto, inconfundible.
La tarea de los poderes coloniales en todo el mundo ha sido siempre ahogar la cultura autóctona de la nación; destruir las creencias propias de un pueblo e inculcarle la cultura de su país de origen, sus costumbres, etc. Esa invasión la hemos sentido también en Cuba en todas las más diferentes ramas de la vida del país. Se pueden ver siempre las tentativas de los poderes coloniales por transformarlo todo, adaptan todo a su tipo mental, formas de vida y de organización.
Y luego hace una especie de comparación con lo militar:
En estos momentos en que la Revolución ha roto todos los viejos frenos del pasado, nos ha sido fácil romper la estructura del viejo ejército, no sólo en los hombres, sino en la estructuración, que será cubana, aceptando experiencias de todos los lugares del mundo en que un pueblo haya luchado en forma de guerrillas por su liberación.
En la cultura es mucho más difícil esa lucha porque las manifestaciones han sido más sutiles, porque no ha habido barrera fuerte que se opusiera a los conceptos culturales que los coloniales habían establecido como buenos, se permeabilizó la resistencia a la invasión cultural sin que apenas la gente se diera cuenta.
En la situación actual de Cuba influyen muchos aspectos desfavorables, incluida la deficiente infraestructura tecnológica y la difícil situación económica, que también repercuten en las posibilidades de proyectos audiovisuales y de radio de más calidad, en más películas, documentales y en el mayor alcance de las actividades artísticas, que deben ser siempre atractivas también en cuanto a las maneras de presentarlas.
La creciente emigración, incluidos diseñadores, periodistas, editores, ilustradores, directores de programas, sonidistas, locutores y otros profesionales de la comunicación y la cultura, es otro de los obstáculos en el camino que necesariamente debemos recorrer a favor de la nación.
En lo relacionado con el mundo digital sumamos que el posicionamiento de nuestros sitios web, páginas y perfiles es solamente natural, o sea, fruto del trabajo, sin la opción de poder pagar para mayor alcance desde Cuba, por eso resulta fundamental comprender mejor las dinámicas de las diferentes plataformas, conocer su funcionamiento y las maneras de llegar a sectores de internautas más diversos, a partir de lo atractivo de las publicaciones y alternativas para rebasar nuestras burbujas hipermediales.
El país enfrenta obstáculos adicionales. Rema desde hace décadas contra problemas de diversas índoles y recibe altas dosis de castigo por su herejía revolucionaria. Como parte del bloqueo económico, desde 1962 se le prohibió el acceso a las telecomunicaciones y a equipos de computación de cualquier compañía o subsidiaria estadounidense.
Tenemos mucho por hacer. Nuestra televisión, prensa escrita y radio deben actualizarse y lograr dimensiones de audiencia superiores, aprovechando nuevas opciones y soportes, lo cual resulta difícil en el contexto actual. Aquí ninguna página o perfil institucional en redes llega, por ejemplo, al millón de seguidores. A eso sumamos que muchos de esos contenidos suelen lograr débil alcance en otras regiones, y son consumidos casi totalmente por el público cubano, aunque resulta justo reconocer las buenas experiencias impulsadas en el sector de la cultura, especialmente a partir de las dinámicas impuestas por la Covid-19, con conciertos online y una presencia más intencional en el mundo digital.
Debemos continuar diseñando más y mejores campañas comunicacionales, muy relacionadas con el arte, para el público cubano y también para el exterior, realizar más alianzas con creadores y organizaciones de otras partes del mundo que nos permitan llegar más lejos. Como expresó el intelectual Ignacio Ramonet en un encuentro en Cuba, en los nuevos contextos incluso la verdad es cada vez más emocional. Es importante la ética, la sinceridad, los argumentos, pero también despertar sentimientos y emociones.
“Es importante la ética, la sinceridad, los argumentos, pero también despertar sentimientos y emociones”.
Resulta esencial formar una mayor conciencia crítica sobre las dinámicas y formas de funcionamiento de las redes, también sobre los audiovisuales y otros contenidos de la industria del entretenimiento, lo cual debe comenzar desde edades tempranas. Nuestros planes de estudios y todo el sistema de enseñanza en la nación debieran tener en cuenta esos elementos.
Necesitamos articular estrategias a nivel de país con ese objetivo, incluyendo el aporte de la mayor cantidad de personas posible, que incluya la formación general de los ciudadanos desde edades tempranas, planes de estudio en las escuelas y otras acciones en centros académicos y de trabajo, medios de comunicación, barrios y plataformas digitales, todo de manera natural.
El arte y lo mejor de la cultura cubana en general debieran estar muy presentes siempre en nuestras vidas, como también lo mejor de la internacional. No se trata de evitar totalmente formas de culturas extranjeras, hacerlo es imposible, sino de consumirlas con juicio crítico y plena conciencia del entramado que las acompaña.
Referencia:
Las citas del Che corresponden a la versión taquigráfica del Discurso de Ernesto Che Guevara en acto público celebrado el 7 de octubre de 1959, en el Parque Central de La Habana, en la inauguración de Feria auspiciada por el Ministerio de Educación.
Es importante lograr desde las instituciones educacionales que los educandos asistan a estas plataformas digitales con tareas concebidas y orientadas que permitan evaluar la comprensión del concepto colonización cultural y las formas de lucha ideológica.
Exelente artículo. Muy oportuno además.