Cada 16 de noviembre, Eusebio Leal iniciaba siempre la procesión de habaneros que consuma el rito de rodear tres veces en silencio el tronco de la ceiba en El Templete.
”¿Quién cuestionaría la justa elección que hicieran los cubanos cuando determinaron como Apóstol de la independencia de Cuba a José Julián Martí Pérez? Su vida, entregada desde la misma adolescencia al sacrificio por su Patria y a los ideales por convertirla en tierra independiente y soberana, fue un camino lleno de amarguras…como de Via Crucis”.