Hay una Cuba diversa y plural que también queda documentada en su literatura. El dolor persiste, pero más que el dolor, la poesía festeja el placer y esas zonas de libertades condenadas que ayer eran obligadas a convivir en lo oscuro o en los límites del cuerpo y ahora son ganancias, certezas, conquistas de una pluralidad a la que han aportado muchas voces. Sirva esta muestra para dar fe de lo conquistado, mostrar calidades que van más allá de la sexualidad, y apuntar (y apuntalar) la isla que entre todos soñamos.