Dos actitudes practicadas durante la historia de la Revolución Cubana son fundamentales: Primero, tener un proyecto y no conformarse con la indignación. Tener una propuesta con sus metas y objetivos. Y en segundo lugar, tener raíces populares, contacto con el pueblo.
Con Fidel desaparece el último gran líder político del siglo XX, y el único que logró sobrevivir más de 50 años a su propia obra: la Revolución cubana.