A las 10: 05 p.m., del 24 de diciembre, cuando descubrí a través de mi cámara que el fuego había dejado de ser explosión de luces para ser explosión de futuras agonías, el recuerdo una vez más cambió. Confío en que los remedianos se sobrepondrán a este infortunio y buscarán la forma de hacer que la Parranda viva.