Cerró un festival pero no para el Changüí

Yaymara Villaverde Marcé
3/7/2018

En la madrugada del 28 de junio, los folclóricos toques del tres, el bongó y la marímbula del Changüí más largo del mundo silenciaron Guantánamo, tras 31 horas de música ininterrumpida. El IX Festival del Changüí concluyó luego de cinco días de jolgorio dedicado al ancestral y vital género, nacido en las serranías del extremo oriental cubano.

Una veintena de agrupaciones, la mayoría locales, cultoras puras del bicentenario ritmo, con una dinámica de relevo, tocaron desde las 8 de la noche del martes hasta las tres de la madrugada de ese jueves, en la populosa barriada Loma del Chivo —foco de tradiciones de la Villa del Guaso—.


Peregrinación al panteón consagrado a notables changüiseros, como los hermanos
Arturo y Chito Latamblé. Foto: Leonel Escalona

 

La hazaña destrozó lo hecho hace dos años durante estas fechas, cuando similar número de conjuntos llegaron a las 30 horas. Contribuyeron ahora, como en aquel entonces, agrupaciones nacionales de gran convocatoria, incluidos Oderquis Revé y su Changüí, asiduo a estas fiestas, y el laureado Septeto Santiaguero, varias veces nominado y también premiado en los Grammy Latinos.

Sonó en estos días, entre otras emblemáticas y cadenciosas piezas, “El Guararey de Pastora”, del compositor guantanamero Roberto Baute, reconocida como el changüí más famoso del mundo y convertido en éxito bailable por la orquesta Los Van Van, en la pasada década del 70.

Otros momentos especiales en la jornada del Festival fueron el tributo al legendario tresero Chito Latamblé, en el aniversario 102 de su natalicio, el agasajo al conjunto El Guajiro y su Changüí, por sus 25 años de fundado y las premiaciones de los concursos de instrumentistas, compositores y bailadores.

El cierre de esos certámenes, al igual que el Changüí más largo, tuvo lugar en la calle Serafín Sánchez, a corta distancia del parque donde en 2012 se emplazó una escultura con la imagen del músico guantanamero Elio Revé Matos (1930-1997) quien, con su orquesta, redimensionó la fuente original del changüí y le abrió paso al género ancestral en los escenarios internacionales.

Varias matinés acontecieron también en esa área por estos días, con gran acogida de pueblo, incluidas las ofrecidas por los populares grupos de Oderquis y Elito Revé, hermano e hijo, respectivamente, del egregio director de orquesta, cuyo nombre bautiza el festival changüisero.

Igual amenizaron el evento bienal, desde su arrancada el día 23 y alternando en escenarios de la ciudad: JG y su banda, los chicos de Son del Tres, Aire de Concierto, La Cruzada y Zona Franca, el tresero Juan de La Cruz (Cotó), el pianista Alejandro Falcón y la reconocida intérprete Aymée Nuviola, quien dijo no quererse perder el rumbón y regaló una actuación en la Casa del Changüí.

El programa en cinco jornadas abarcó, entre otras actividades, peñas comunitarias, ruta por municipios cunas del género, un encuentro de sindicalistas en pro de la identidad cultural y un coloquio central, con ponencias de la musicóloga capitalina Neris González y el jazzista estadounidense Benjamín Lapidus, Doctor en Etnomusicología y autor del primer libro dedicado al changüí.

Los estudios en esta urbe, al referirse al changüí —propuesto a declararse Patrimonio Cultural de la Nación desde el pasado año—, indicaron que  estamos en presencia de uno de los fenómenos más importantes de la cultura guantanamera y cubana. El investigador local José Cuenca dijo que la aprobación del changüí a ese nivel “reforzará el orgullo del guantanamero, y es el primer hacer de un largo proceso, con aspiración de luego elevarlo a la UNESCO, para incorporarlo al listado del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, batalla que también vamos a ganar para entregar al pueblo ese reconocimiento”, apuntó.

“Me maravilla en Guantánamo el sentido de pertenencia de su pueblo por sus más puras tradiciones, que defienden en momentos de fuerte influencia de sonidos y expresiones foráneas”, comentó, por su parte, Neris González, especialista del Centro de Investigación y Desarrollo de la Música Cubana.

El changüí es de esas reliquias folclóricas autóctonas que han dado muestra de estar cada vez más vivas —coincidieron los investigadores—. Nació en las serranías, en el siglo XIX, se urbanizó en la vigésima centuria y en los últimos años se ha estado difundiendo; otros estilos y escenas se han apropiado de su musicalidad, y desde donde quiera que se defiende, ya sea desde la isla o la diáspora, nos representa identitariamente.