La exposición de carteles Besos robados a la Memoria del Mundo fue inaugurada este 15 de mayo en la sala Yelín de la Casa del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, como parte del programa del Mes de la Cultura Francesa en Cuba.

Integrada por 30 piezas realizadas entre 1965 y 1980, la exposición logra mostrar otras zonas de la gráfica cubana e incluye los carteles realizados a filmes franceses o en coproducción con el país galo y exhibidos en Cuba en estas décadas.

Estas piezas forman parte del arsenal gráfico que se atesora en el Centro del Cartel Cubano de Cine, donde se agrupan las principales estéticas que poblaron el cartel de cine durante aquellas décadas y que los hicieron reconocibles como piezas únicas para expresar, a través de códigos muy renovadores, las diversas estéticas del cine que se estaba mostrando.

Besos robados… es una oportunidad única de acercarse al cartel cubano de cine con una selección exquisita”.

La exposición curada por Sara Vega Miche ha sido organizada por el proyecto CartelON y se mantendrá en la sala Yelín durante los meses de mayo y junio, con la posibilidad de que otros espectadores puedan llegarse hasta la sede y apreciar estos carteles.

En el encuentro, el embajador de Francia en Cuba, Excmo. Sr. Laurent Burin des Roziers, refirió la importancia que tiene esta exposición para mostrar esos carteles que forman parte de nuestra tradición gráfica y que dignifican la condición de Memoria del Mundo entregada por la Unesco el pasado año.

Esta colección de carteles de cine cubano es expresiva de esa diversidad de estilos que marcó la producción gráfica en Cuba durante los años referidos, en un contexto de explosión del cartel como medio de expresión.

El público disfruta de este viaje en el tiempo por la cartelística cubana de cine. Imagen: Del autor

Al diseñador René Azcuy pertenecen las obras Un detective y Besos robados, ambos de 1970; La vida bella (1965) y A la otra orilla (1980), son las piezas que completan la selección.

Igualmente, de Julio Eloy es Mario (1974), y La furia de los vikingos (1965) pertenece a Alfredo Rostgaard. 

El diseñador con mayor cantidad de piezas incluidas en Besos robados… es Eduardo Muñoz Bachs con Cuentas a rendir (1972), Asterix y Cleopatra (1971), El canto del mundo (1967), Adiós Filipinas (1966), En compañía de Máx Linder (1966), El caballero de Cocody (1966), Fantomas (1965).

También de Bachs son las piezas Zorro (1976), La vieja dama indigna (1966), Vida conyugal de Francoise (1965), El salto (1970) y Rogopag (1965).

A Antonio Pérez (Niko) pertenecen El diablo por la cola y Cabascabo, ambos de 1970; Hombres y lobos (1974), El salvaje (1977), Siete días en otra parte (1971) y La vieja escopeta (1976).

Esta colección de carteles de cine cubano es expresiva de esa diversidad de estilos que marcó la producción gráfica en Cuba.

El opio y el garrote (1973), El cerebro trasplantado (1973), El monstruo en primera plana (1973), Juego de masacre (1969), Julieta de los espíritus (1967) y Matahari (1966) son piezas concebidas por Antonio Fernández Reboiro.

En las palabras al catálogo, la especialista en Gráfica de la Cinemateca de Cuba, Sara Vega, escribe: “En 2023, la colección de carteles cubanos producidos por el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic) recibió la categorización como Memoria del Mundo otorgada por la Unesco”.

Esta colección es la demostración de la gran cantidad de carteles producidos para promoción de aquellos filmes exhibidos en la Isla con el fin de incentivar la asistencia del público a las salas y que contribuyó también a la educación estética de este espectador que se estrenaba como público y descubría y comenzaba disfrutar de estos nuevos filmes, refiere Vega.

Besos robados… es una oportunidad única de acercarse al cartel cubano de cine con una selección exquisita.