Querido hermano:

Las personalidades de la cultura suelen llegar a convertirse en leyendas vivas por su meritorio accionar cotidiano a través del paso de los años. Por lo tanto, el hecho de que alguien como tú arribe a los 75 años de edad, con una excelsa obra en las artes plásticas como parte integral de lo más autóctono de nuestra identidad cultural, implica un momento para reflexionar en torno al camino recorrido. Trataré de resumirte en pocas palabras por qué admiramos y queremos tanto al prestigioso intelectual que hay en ti.

Quizás lo primero que deba señalar es que, al haberse honrado tu persona con el Premio Nacional de Artes Plásticas en el 2017, este se ha recibido también como un reconocimiento a tu proverbial condición humana, ligada indisolublemente a tu proyección en el arte. Solo un ser humano de tu calibre es capaz de aceptar que el nombre de Eduardo Roca Salazar sea obviamente aplicable nada más para los trámites oficiales, ya que cariñosamente se te identifica como “Choco”.

“… tanto del hombre que hay en ti como de la extensa colección de piezas salidas de tu corazón, nos llega el vibrante resplandor de un enorme amor por Cuba”.

Pero a la vez, sabemos que, desde semejante gesto de humildad, has logrado disminuir la brecha existente entre el íntimo universo del creador y el contexto de quienes pretendan acercarse a todo lo que tu representas. Está claro que resulta innecesario afirmar que nunca te has creído ser un tipo importante, y mucho menos recalcar que no eres de los que creen que te mereces cosas porque tales esencias se te salen por los poros de la piel, hermano.  

Ya sea en cualquiera de las tantas entrevistas que te han hecho, lo mismo que cuando se conversa contigo, uno se percata de estar frente a un hombre de pueblo, modesto y sencillo, dueño de una gran espiritualidad y un sentido de pertenencia que moldea tu honestidad en todo momento. Y eso lo sabe el cubano común y corriente, el que no tiene conocimientos especializados sobre la plástica, pero siente que, por esa franqueza y jovialidad de tu carácter, le es permitido intentar comprenderte sin muchas complicaciones.

Intuye que se encuentra atraído por la calidad y el rigor profesional de la elegante realización de una obra dominada por el sabio manejo de los matices del color y por la multiplicidad de texturas diferentes a utilizar. Incluso, hasta es probable que no entienda bien lo que quisiste comunicar, situación a la que has respondido que el arte puede ser complicado del mismo modo que cuando escuchamos del hermoso canto de un ave, tampoco sabemos lo que este nos quiere decir.

Quien contempla la obra de Choco, aunque no posea conocimientos especializados de arte, se siente atraído por la calidad, por el rigor profesional.

Pero en el caso de tu obra, si esta gusta, es porque has estudiado y analizado cuál código formal debes aplicar en cada una de ellas para que las distinga un atractivo visual con la mayor coherencia posible. Pues sí, Choco, quien escarbe tan solo un poco en tu legado, encontrará el trazo de un exigente creador, capaz de asumir sus responsabilidades tanto como pintor y grabador siempre y cuando condicionen la expansión de un personal horizonte artístico del cual nunca has cejado en tu empeño por alcanzarlo.

Durante las innumerables visitas al estudio en la calle Sol, he sido testigo de la infatigable voluntad que te alienta para experimentar, como si no quisieras concederle ni el más mínimo chance a la monotonía circundante porque sabes que un artista estancado representa un artista acabado. Pero esta reflexión la veo todavía mucho más abarcadora, al considerarla como tu mensaje de alerta a no dejar que la utilización de una tecnología avanzada pudiera llegar a suplantar el rango de la imprescindible imaginación para recrear una obra plástica con nuestras propias manos.

“(…) quien escarbe tan solo un poco en tu legado, encontrará el trazo de un exigente creador, capaz de asumir sus responsabilidades tanto como pintor y grabador”.

Sin embargo, Choco, en este aniversario cerrado de una larga y útil vida, pletórica de emociones, ten la convicción que tanto del hombre que hay en ti como de la extensa colección de piezas salidas de tu corazón, nos llega el vibrante resplandor de un enorme amor por Cuba, herencia que has hecho sentir como suya a millones de compatriotas.

¡Muchas felicidades, hermano!

Fuerte abrazo.

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