Carmina Burana vuelve a la escena cubana
Como una de las más atrayentes ofertas de las artes escénicas de Cuba para este verano del 2023 vuelve a nuestros escenarios la famosa cantata Carmina Burana, del compositor alemán Carl Orff (1895-1982), en la versión coreográfica del cubano George Céspedes. Esta hermosa puesta en escena tuvo su estreno en el 2008 en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México, por la compañía Danza Contemporánea de Cuba que dirige Miguel Iglesias, Premio Nacional de Danza 2018. La versión del talentoso creador cubano ha ganado el elogio de la crítica y el público desde su estreno, haciéndose ganadora del Premio Luna, prestigioso galardón que se entrega en el hermano país azteca.
Las presentaciones de la Carmina Burana, de Céspedes, tendrán lugar los días 21, 22 y 23 del presente mes de julio en la Sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba.
“En esta nueva temporada, la célebre Carmina nos hablará desde la piel y las voces de los excelentes bailarines de Danza Contemporánea de Cuba”.
Desde su estreno en Frankfurt, el 8 de junio de 1937, Carmina Burana ha sido un título esencial en la escena contemporánea, a cuya fama posterior han contribuido prestigiosos directores musicales, teatrales y solistas del más alto fuste. La obra está inspirada en una colección de cantos y poemas medievales, escritos en latín, alemán popular y franco, por los monjes benedictinos y eruditos errantes de vida licenciosa, conocidos, históricamente, como gallardos. Sus textos abordan una diversidad de temas que van desde lo desvergonzado y pecador, hasta temáticas tomadas de clásicos como Homero, Catulo y Ovidio, enmarcados en dos temas básicos: lo amoroso y lo satírico.
El hallazgo de estos textos, en 1803, en la abadía de Bura Sancti Benedicto, de la región de Baviera, no tuvo mayor trascendencia hasta que Orff, con su enorme talento y atinada visión, escogió 25 de esas canciones y las plasmó en una partitura estructurada magistralmente con ritmos enérgicos, vibrantes y ricas sonoridades, donde predominan elementos arcaicos, armonías aparentemente antiguas, coros sin polifonía y fuertes efectos de percusión. La obra se enmarca en un símbolo de la antigüedad: la Diosa Fortuna, a cuyos caprichos está ligado el destino del hombre. En toda su extensión se puede encontrar una incitación al goce de vivir, al disfrute de los placeres terrenales, el apego a la naturaleza y una crítica satírica a los estamentos sociales y eclesiásticos de la época.
Durante toda la historia de Carmina Burana, de Orff, coreógrafos de las más distantes regiones de la tierra, han encontrado en ella una inagotable fuente de inspiración para plasmar, mediante el lenguaje de la danza, las problemáticas del hombre, ese ser humano siempre igual y diferente, en su sentir y quehacer. Ernest Uthof para el Ballet Nacional Chileno; Fernand Nault para Les Grands Ballets Canadiens y el norteamericano John Butler, marcaron hitos con sus personales interpretaciones de la obra.
El 9 de abril de 1971, en el Teatro Principal de la capital agramontina, el cubano Iván Tenorio creó su versión para el Ballet de Camagüey, con el título original de Juegos Profanos, que más tarde cambiaría por el de Cantata, obra que constituyó durante muchos años una de las cartas de triunfo del repertorio de la segunda compañía profesional de ballet creada en nuestro país, el 1 de diciembre de 1967. El 7 de noviembre de 1984, en ocasión de celebrarse el IX Festival Internacional de Ballet de La Habana “Alicia Alonso”, la versión de Tenorio pasó a formar parte del repertorio del Ballet Nacional de Cuba, con los diseños originales de Otto Chaviano.
El nombre de Iván Tenorio estuvo muy ligado al de la célebre cantata alemana y por ello, la dirección del Instituto Colombiano de Ballet Clásico, conocido como Incolballet, la incorporó a su repertorio en 1988 en el Palacio de las Convenciones de la Ciudad de Cali, con bailarines y cantantes, bajo la dirección del gran director de orquesta colombiano Germán Gutiérrez. He tenido el privilegio de haber sido testigo de ambos estrenos y de dar la bienvenida a un creador de rica imaginación y de gran domino de las leyes del teatro, que dotó a su versión de una impactante expresividad, a la que en todo momento deberá estar supeditado el desempeño técnico de los bailarines. Tenorio estructuró una puesta concebida como la historia del destino humano, con sus pasiones, goces, desencantos, caídas y triunfos, en ese devenir permanente que es la rueda de la vida.
No es un secreto para nadie que George Céspedes es uno de nuestros más talentosos coreógrafos, dotado de una rica imaginación, en la que el destino del hombre y los avatares del mundo en que vivimos, ocupan un lugar primordial en cada una de sus creaciones. Es un creador de ver, sentir y hacer. Así lo ha probado en éxitos anteriores suyos, como: Mambo 3XXI, Matria Etnocentra, Identidad a la -1. Esta Carmina Burana es el fruto feliz de un trabajo colectivo, en el que danzarines, músicos y cantantes, se mueven en una atmósfera de danza, luces y videos, con el fin de mostrarnos al hombre actual, en su lucha por ser, resistir y vivir.
“Cuanta novedad de cosas en esta primavera” —sentencia uno de los versos medievales en que se inspira la obra. En esta nueva temporada, la célebre Carmina… nos hablará desde la piel y las voces de los excelentes bailarines de Danza Contemporánea de Cuba. Ellos nos mostrarán incontables floreceres, que no otra cosa son estas fiestas del espíritu, que inspiraron una Cantata decidida a no envejecer.