Carlos Javier y Okan Jazz, corazones profundos en la cubanía
24/1/2019
La celebración del Jazz Plaza es esperada anualmente por los jóvenes músicos cubanos, la mayoría, fruto de la enseñanza artística. Forma parte ya del “plan de trabajo” de lo que es el relevo de nuestra música. Innumerables son los ejemplos de estos retoños que nada tienen que envidiarles a los mayores.
De ellos, uno en particular ha deslumbrado a especialistas y público: el joven pianista santiaguero Carlos Javier Alcántara Díaz, graduado en la especialidad de percusión y director de la novel agrupación Okan Jazz, término yoruba que significa corazón. Explosivo en el piano, impetuoso en los arreglos, Carlos Javier se llevó varios premios en la edición del Jojazz 2018; en pocas palabras, es un fuera de liga.
De su corta, pero fructífera carrera, sus motivaciones por el jazz y su proyección futura, conversamos en el salón Teidel del Meliá Habana, a propósito de la presentación de jóvenes jazzistas en el evento.
¿Qué tiempo de fundada lleva esta agrupación?
Okan Jazz surgió hace cuatro años; comenzamos en la escuela, el Conservatorio Esteban Salas, de Santiago de Cuba. Inicialmente se creó con el objetivo de participar en el Jojazz y de ahí mismo nació la idea de seguir como agrupación. Nos sentimos cómodos trabajando y hemos compartido con otros grupos.
¿Han ganado premios?
Sí, en el 2016 obtuvimos el tercer premio en la categoría de pequeño formato, y personalmente obtuve también el mismo lugar como intérprete solista. Luego nos presentamos en el 2017, y fuimos premiados con el segundo lugar en igual modalidad y yo con el tercer lugar como instrumentista. Ya en el 2018 logramos el primer lugar como grupo y como solista para mí, además de un premio especial por interpretación de la música cubana.
Próximamente, como resultado de este último premio, grabaremos nuestro primer CD, cortesía de la casa discográfica Bisc Music, y un videoclip promocional gracias al auspicio de RTV Comercial en el evento Jojazz.
¿Qué prima en el trabajo orquestal de Okan Jazz en cuanto a arreglo y concepto?
Principalmente, dependemos de la música cubana, es la base que usamos para todo; además, tenemos la influencia de la música americana, el jazz, pero siempre destacando lo cubano.
¿Y la base rítmica?
Se basa en diferentes elementos del folclor cubano, como la cultura franco-haitiana, algunos conocidos como la tumba francesa, el gagá, y otros menos conocidos, todos del oriente del país. Trabajamos sobre esa base musical religiosa; en realidad, esa mezcla es el fruto de la música cubana, de ahí viene todo.
Mezclamos la base armónica rítmica; tenemos referentes en la música cubana de otros tiempos, como la pianística de Lilí Martínez y Pepecito Reyes; y un poco más acá, la de Gonzalito Rubalcaba y Chucho Valdés.
¿Cómo es el trabajo con los metales?
Hacemos un uso más contemporáneo, llevamos los metales al estilo norteamericano con una sonoridad moderna.
¿Crees que exista un jazz cubano? Para ti, ¿cuáles influencias tienen los jóvenes jazzistas cubanos?
Pienso, primero que todo, que para que sea jazz cubano debe tener elementos de nuestra música; no tiene que ser exactamente jazz con timba, es simplemente defender las raíces.
En realidad, el jazz viene de África dada la transculturación y se genera en New Orleans con los afrodescendientes; de ahí sale el golpe, el blues, rag time, el new jazz y otros; nos incluyó también a nosotros con la llegada europea y la música que trajeron, como la contradanza, que dio paso al surgimiento de los danzones, los villancicos y otro tipo de géneros que se mezclaron aquí.
Todo eso se fusionó con la música americana, y de ahí sale un color cubano en la música, dependiendo de la influencia que uno tenga. En mi caso tengo influencia de mi Santiago: la trova, el son, el changüí, el nengón; todo eso, aunque uno no quiera, está ahí, obligatoriamente lo sientes, lo palpas todo, siempre está alrededor.
Para ti, que vienes del sistema de enseñanza artística, ¿crees que la influencia de este género entre los jóvenes se debe a la academia o ya está preestablecido entre las nuevas generaciones de músicos?
Más que la escuela, la influencia del jazz en los jóvenes viene de la generalidad de lo que pasa en el país con el mismo, pues hay un movimiento grande del jazz a nivel nacional. El programa básico de las escuelas es de música clásica, ni la música popular cubana ni el jazz se enseña en estos centros.
¿Qué esperas del Jazz Plaza como joven músico que defiende el jazz con una influencia eminentemente cubana?
Espero que la gente disfrute y comprenda lo que queremos trasmitir; principalmente, que sepan que la música no es tanta filosofía como dicen, sino energía a trasmitir para que las personas se sientan satisfechas con lo que cada uno de nosotros quiere decir como músico y en grupo.
También es un marco importante para el jazz cubano, sobre todo para nosotros, que estamos surgiendo ahora en este género. Ojalá se nos presenten buenas oportunidades.
No cabe dudas de que para Carlos Javier y los cientos de músicos jóvenes, el jazz permite esa libertad que la improvisación propicia y que el atril niega en el estilo clásico que, sumado a las múltiples vertientes musicales que incluye en su concepción, lo convierten en un delicioso ajiaco de energía y sabor bien cubanos.