Camagüey, plaza de la crítica cinematográfica por 25 años
27/5/2019
Surgido en 1993 por iniciativa de los intelectuales camagüeyanos Armando Pérez Padrón, Luciano Castillo y Juan Antonio García Borrero, el Taller Nacional de Crítica Cinematográfica se ha consolidado en su primer cuarto de siglo como un evento que, además de ser el único de su tipo en Cuba e Iberoamérica, convierte a Camagüey en el epicentro nacional del análisis teórico del séptimo arte.
En cada encuentro, la cita se ha prestigiado con la presencia de personalidades que han hecho historia desde la gran pantalla, entre ellas la actriz Mirtha Ibarra, uno de los rostros más significativos del panorama fílmico cubano en los años 90 del pasado siglo, o el Premio Nacional de Cine 2010, Raúl Pérez Ureta.
Fotos: Rodolfo Blanco Cue
Además, han participado creadores, estudiantes, especialistas e investigadores, quienes con su obra han enriquecido su importancia, entre ellos Iván Giroud, presidente del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano; el crítico Frank Padrón y el investigador Desiderio Navarro, entre muchos otros.
Según posteó en una ocasión García Borrero en su blog La pupila insomne, “el Taller ha intentado ser un dispositivo de reafirmación del pensamiento crítico a través de la negación, paradójicamente, de la autoridad crítica”, o sea, se trata de ese intento de democratizar el ejercicio de la crítica cinematográfica.
Por ese motivo, año tras año se encaminó el evento hacia la creación de una vocación pedagógica, en otras palabras, un foro no solo para especialistas, sino también para cinéfilos de cualquier edad, tal como se expresó en el blog: “…insisto en que más que críticos, hoy necesitamos personas que nos ayuden a pensar críticamente”.
Del 22 al 25 de mayo, la cita regresó a esta medio milenaria urbe, y se dedicó al aniversario 60 del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) y a homenajear el primer cuarto de siglo del evento, desarrollado siempre mediante ponencias, mesas de debate, conferencias, presentaciones de libros y los habituales ciclos de proyecciones fílmicas (más de 80 en esta ocasión).
durante el XXV Taller Nacional de Crítica Cinematográfica.
Según especificó el lugareño crítico de cine Pérez Padrón, seis son los ciclos de proyecciones, entre los cuales destaca Los que saben querer, dedicado a los niños, y otros de cine contemporáneo con algunos de los clásicos más representativos producidos por el ICAIC desde su fundación en 1959.
Un espacio llamado 25×25, agregó, favorece la reposición de las películas más aclamadas por el público e invitados a lo largo de estos 25 años de Taller, y también tenemos el honor de acoger nuevamente al Festival de Cine Francés en calidad de subsede.
Respecto a la intención de mantener el alcance comunitario de la cita, dijo que otra vez mediante el proyecto Cine en los Barrios, de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) de la provincia, esta se extenderá hasta las comunidades y repartos alejados del centro de la urbe colonial.
durante el XXV Taller Nacional de Crítica Cinematográfica.
La sala Canal Once y el café literario La Comarca, ambos en la Casa del Joven Creador, sede de la AHS, serán espacios donde se proyectarán materiales fílmicos, además de las habituales salas de cine del Complejo Nuevo Mundo y Casablanca, la Academia de las Artes Vicentina de la Torre y el Conservatorio de Música José White, en esta propia localidad.
Varios de los creadores y participantes en aquella primera vez estamos presentes, dijo Pérez Padrón, es una manera de mantener viva la memoria del Taller, transmitir nuestras experiencias y enriquecer la tradición.
Aunque se vive actualmente en una era donde la magia de la sala oscura y la gran pantalla ha sido cambiada en parte por la comodidad de espacios hogareños para disfrutar de un filme, otra vez apuesta el Taller Nacional de la Crítica por revivir la pasión por el séptimo arte, ese que en instantes tiene el poder de trasladarnos y hacernos vivir imaginariamente experiencias únicas a la velocidad de 24 fotogramas por segundo. (ACN)