Dedicar la fiesta teatral de 2021 a Berta Martínez es un acto de justicia, una manera de luchar contra el olvido que acecha a cada gesto del teatro. Ella encontró en el escenario su razón de ser, su medio de expresión, su sentido de vida, su casa, su familia, su Patria.
En estos tiempos en que la inmediatez en las comunicaciones marca el ritmo de la vida, todavía los espectadores de la obra de Berta Martínez la recuerdan. Fotos, programas de mano, audiovisuales de sus montajes, los testimonios de amigos y colaboradores, las reseñas críticas de sus puestas en escena, las anécdotas personales, permiten trazar un retrato nítido de la creadora y de la mujer que fue.
Al conocer la noticia del fallecimiento de Berta, que ocurrió el 27 de octubre de 2018, la doctora Graziella Pogolotti evocaba su presencia en el Grupo Prometeo, bajo la dirección de Francisco Morín, en la década del 50 del pasado siglo:
A contracorriente, en medio del silencio y de la soledad aparente, Prometeo pudo convocar a un notable elenco de actores. Era un tiempo de espera y de preparación. No buscaban en el teatro un medio de vida, sino un sentido de la existencia volcado hacia la necesidad de tender puentes hacia un público en formación, ese interlocutor necesario. Con el triunfo de la Revolución fue posible desplegar de nuevo la experiencia acumulada. El respaldo gubernamental abrió espacios para la profesionalización del movimiento teatral cubano. Pogolotti, Graziella, (4 de noviembre de 2018), Homenaje a Berta, tomado de Cubadebate.
Para la memoria del teatro cubano, la actuación de Berta como la hija muda de Madre Coraje, en la puesta en escena de Vicente Revuelta del texto de Bertolt Brecht, en 1962, roza con la leyenda. Así lo registró Rine Leal:
El mejor momento de la representación lo brinda Berta Martínez en el papel de Catalina, la hija muda. En su presencia, en sus gestos, en su manera de reaccionar ante cada episodio, en la forma en que ella ha concebido su actuación, hay todo un logro de creación y al mismo tiempo de gran teatro: sus dos escenas culminantes son cuando se pone los botines rojos de Ivette y cuando con sus golpes de tambor salva la vida de su madre a costa de la suya. Es el personaje más conseguido de toda la representación, el más equilibrado, el que alcanza una dimensión más justa y mayor, y el que pone una paradoja (repito que Catalina es la hija muda), el que en forma más acabada logra expresarse con profunda convicción. Leal, Rine. (1967). Madre Coraje y sus hijos. En primera persona (1954-1966), La Habana, Cuba, Instituto del Libro de La Habana.
Las puestas en escena de Berta deslumbraban por su belleza visual y por el trabajo del elenco.
Como actriz, Berta estrenó uno de los personajes más entrañables de la dramaturgia cubana, Lala Fundora, de la autoría de Héctor Quintero, que subió a la sala Hubert de Blanck, dirigida por Sergio Corrieri, en febrero de 1964, para el Grupo Teatro Estudio. Una reseña de Vivian Martínez Tabares da cuenta de la magistral interpretación:
Conocí a Berta trasmutada en Lala Fundora durante una de las tantísimas funciones de Contigo pan y cebolla en las que brilló durante los años 70; obra que refleja los avatares de una madre de familia de clase media baja que anhela tener su propio refrigerador y que sus hijos logren lo que ni ella ni su marido habían podido alcanzar a lo largo de toda su vida. Desde el estreno de la obra en Teatro Estudio, con la puesta en escena de Sergio Corrieri en 1964, que luego remontó el propio autor, Berta no dejó de hacer ese personaje hasta 1989.
La recuerdo con su ropa de casa marcada por el tiempo, en ajetreo permanente, moviéndose en el escenario como si realmente estuviera en la sala comedor de su casa; sirviendo la comida o recogiendo la mesa; lidiando con los quehaceres domésticos y los achaques de Fefa, la tía del marido; lista para hacer alguna de las gestiones impostergables de su intento de escalada hacia el progreso. Martínez Tabares, Vivian, (7 de abril de 2021), Berta Martínez siempre por y para el teatro, tomado de La Jiribilla.
No sé por qué Berta abandonó una brillante carrera como actriz para enrolarse en el duro oficio de la dirección escénica, pero en esa especialidad también sentó cátedra, tanto es así que ella integra la tríada de oro del teatro cubano, junto a Vicente Revuelta y Roberto Blanco.
Las puestas en escena de Berta deslumbraban por su belleza visual y por el trabajo del elenco. La escenografía, el vestuario y el diseño de luces conformaban un espectáculo de alto vuelo. Era capaz de dibujar efectivos movimientos de grandes cantidades de actores, y también era reconocida por su capacidad para guiar a los intérpretes hacia sus objetivos artísticos. La actriz Isabel Moreno expresó:
Berta, que es tan imaginativa, a la vez resulta muy didáctica como directora y conoce a fondo los recursos del actor, los estilos de decir, el trabajo con la voz, la manera y el momento de respirar, que son técnicas que luego le sirven a una para todo. Moreno, Isabel, (1988), “Diálogo con Isabel viendo llover en La Habana” (Leonardo Padura entrevistador), Tablas (1).
Berta y las mujeres de Lorca
Berta Martínez fue celebrada por sus representaciones escénicas del universo creado por Federico García Lorca. Bodas de sangre, La casa de Bernarda Alba y La zapatera prodigiosa fueron obras que subieron a escena bajo su égida, y sobre las que volvió en más de una ocasión. Ella confesó el porqué de su afinidad con el poeta de Granada:
Tengo pasión por Lorca desde que era muy jovencita y vivía en Yaguajay. Allí gran parte de la vida tenía muchos puntos de contacto con la de los personajes femeninos de Lorca. Pérez Jorge, Ignacio, (1998), “Las mujeres de Lorca vivían en Yaguajay”, entrevista a Berta Martínez, Tablas (2).
Es decir, que fue la mirada del dramaturgo a las mujeres lo que la conmovió. El verbo lorquiano retrató con desgarradora belleza la situación de sus personajes femeninos bajo los efectos del patriarcado. Sucedía en Granada, en Yaguajay y en tantos lugares de este mundo, y así sucede hasta el sol de hoy. Por esa razón, al estudiar la trayectoria de Berta, también es posible indagar en su punto de vista sobre el drama de las mujeres en sociedades donde el machismo es un lastre para el desarrollo pleno del ser humano.
“…al estudiar la trayectoria de Berta, también es posible indagar en su punto de vista sobre el drama de las mujeres…”
La casa de Bernarda Alba fue un montaje muy elogiado. Es el drama de cuatro mujeres condenadas al luto, encerradas a cal y canto por la tiranía de la madre, víctimas todas de las exigencias de un entorno de fuerte raigambre patriarcal, en el cual resuenan los cuestionamientos a aquellas que rompieron las normas de conducta. El crítico Mario Rodríguez Alemán expuso una de las claves de la puesta en escena de Berta:
… el duelo de las muchachas apresadas en una casa con rejas, puertas y ventanas clavadas que ni siquiera permiten que el aire entre en las habitaciones, es una expresión de rebeldía, de lucha por la esencia de cada quien. Rodríguez Alemán, Mario, (1990), La casa de Bernarda Alba, una tragedia absoluta, Mural del teatro en Cuba, Ediciones Unión.
Bernarda Alba, el personaje protagónico de la tragedia, no puede concebir otra visión del mundo que esa en la cual ha sido formada, en la cual la mujer está destinada al espacio privado, donde tan solo el matrimonio y la maternidad le son concedidos:
Bernarda como madre tirana, (…) Bernarda como impedimento que actúa contra la vida que florece en la juventud y hermosura de Adela… Rodríguez Alemán, Mario, (Ob. cit.).
Pero Berta abrió el camino a la esperanza:
… contra el aherrojamiento físico y moral a que Bernarda somete a sus hijas, Adela es siempre el hálito de lucha por la liberación, es la visión crítica. Rodríguez Alemán, Mario, (Ob. cit.).
Bodas de sangre fue otro hito en la carrera de Berta. Aquí la Novia, como Adela, se atreve a transgredir las reglas y abandona al Novio en la noche de bodas para seguir los dictados del corazón. Ella se rebela contra el imperativo de procrear hijos para que, al crecer, cultiven la tierra del padre, pero la Madre se ocupará de restablecer el orden social. Berta reveló en su montaje el trasfondo socioeconómico y cultural del conflicto:
Durante mucho tiempo se mantuvo el criterio de que los personajes trágicos lorquianos estaban alejados, desvinculados, de los hechos y fenómenos de su entorno social, que sus conflictos eran muy individuales y muy encerrados en lo sicológico. Esto solo demuestra un desconocimiento profundo del autor y de su obra, que no lo han sabido ver, como dijera profunda y hermosamente Juan Marinello, en su condición de “señal de futuro y testigo universal de España”. En otro sentido, dentro de su condición trágica, los personajes de Lorca no aprenden, no asimilan las lecciones de la historia. La madre de Bodas de sangre, es incluso similar a la Madre Coraje de Brecht, porque no aprende: le han matado un hijo, le matan al otro, y ella sigue cometiendo los mismos errores. La madre termina como Madre Coraje. Ella no ha aprendido. No por azar ya Marx había previsto, en julio de 1842, que “la ignorancia es un demonio que, tememos, provocará aún numerosas tragedias”. Martínez, Berta, (1980), “Bodas de sangre: interpretación de un texto clásico”. Coloquio: La investigación como parte de un método de creación teatral. Festival de Teatro de La Habana. Centro Cubano del ITI (Instituto Internacional del Teatro) Biblioteca Nacional de Cuba José Martí.
Don Gil de las calzas verdes es una pieza de Tirso de Molina, uno de los dramaturgos del llamado Siglo de Oro español. Tras el seudónimo se esconde fray Gabriel Téllez, por lo que cuesta imaginar cómo se atrevió a crear el personaje de una mujer que se trasviste de hombre para salir al mundo y encontrar al amante que le rompió el corazón.
A esa joven irreverente, capaz de luchar por su felicidad desafiando las convenciones epocales, Berta la convirtió en su heroína. El crítico Osvaldo Cano la valoró:
…la mujer asume un papel activo y sostiene (…) un desigual enfrentamiento con las rígidas normas del sistema patriarcal. Enfrentamiento del cual, gracias a su magia e ingenio, emerge vencedora.
Humor, transgresión de los valores al uso, críticas al donjuanismo, defensa de la mujer… condimentan a Don Gil…, pieza en la que, por si fuera poco, los personajes muestran sus dobleces y desarrollan un “ars amandi” en el cual los intereses materiales juegan un rol importante. Cano, Osvaldo, (2001), “El retorno de Don Gil”. Tablas (3).
Berta a la luz del siglo XXI
La 19 edición del Festival de Teatro de La Habana tiene lugar en el mundo virtual, como consecuencia de la pandemia de Covid-19. Su realización evidencia la voluntad de no renunciar al encuentro, a pesar de las duras circunstancias por las que atraviesa Cuba: pandemia, recrudecimiento del bloqueo de Estados Unidos, escaseces de alimentos y de productos de aseo, ineficacia burocrática para resolver los problemas más acuciantes de la población, apagones eléctricos que agravan la cotidianidad y una fuerte campaña mediática contra el proyecto de sociedad que construimos.
En el apartado teórico del evento se dedicó un espacio a recordar la huella de Berta Martínez en la cultura cubana. Otro de los paneles indagó en las posibilidades del teatro para exponer los asuntos de las mujeres, esos que también competen a todos los miembros de la sociedad.
Berta es un paradigma por la manera en que trasladó a escena las heroínas femeninas, mujeres en franca batalla contra el patriarcado. No le hizo falta a Berta proclamarse feminista para hablar de la situación de las mujeres, y lo hizo valiéndose de las herramientas del teatro.
Hay muchas mujeres en las filas del teatro cubano: actrices, directoras, diseñadoras, críticas, investigadoras, gestoras, profesoras, técnicas. Sin embargo, los temas relacionados con ellas no alcanzan la visibilidad que merecen en la escena.
La investigadora Yuleidys González llama la atención sobre la necesidad de que los artistas e intelectuales participen responsablemente en la contienda a favor de la plena igualdad de las mujeres:
…asumir, conscientemente, que el origen de las discriminaciones no es la falta de cultura, sino la existencia de patrones culturales patriarcales en la subjetividad de las personas. Por ello, el desafío no es tanto instruir, sino construir de conjunto una cultura otra que nos ayude a superar lo que siglos de dominación y reproducción generacional han sembrado en nuestro imaginario social. González Estrada, Yuleidys: “Cultura y Educación Superior: Una mirada feminista al proyecto socialista y sus desafíos”, tomado de La Jiribilla, marzo 2021.
A lo largo y ancho del país surgen iniciativas que propician la representación escénica de los temas de mujeres, pero, salvo la labor desarrollada por el Estudio Teatral Macubá en Santiago de Cuba, con el liderazgo de Fátima Patterson, no se aprecia constancia en esos esfuerzos. Ya es hora de trazar puentes entre todas, de reconocernos, saber quiénes somos, apoyarnos, abrir otros espacios de encuentros.
“…el teatro seguirá siendo vehículo eficaz para hablar de los temas de mujeres”.
La estudiosa Maura Febles Domínguez alerta sobre la necesidad de defender, día a día, las conquistas sociales de las mujeres cubanas:
La naturalización con la que hemos vivido los derechos que tenemos (el disfrute de un programa de salud sexual y reproductiva, del derecho a la planificación familiar, al aborto seguro, gratuito y hospitalario, a la seguridad social, a la ley de maternidad, y un largo etc.), no puede significar asumir que son eternos o que no tenemos nada que aportar a ellos. El debate de 2018 sobre los derechos de los grupos LGBTI y por su inclusión en la Constitución cubana mostró a las claras que no hay garantías sin lucha. Febles Domínguez, Maura: “Cuba: 8M. Por un feminismo de historias”, tomado de La Jiribilla, marzo 2021.
En el largo camino que queda por andar para alcanzar la igualdad de oportunidades para todas y todos, el teatro seguirá siendo vehículo eficaz para hablar de los temas de mujeres. La figura de Berta Martínez, actriz, directora, pedagoga, será un referente por la herencia que nos dejó, donde las ideas y la belleza van de la mano en el teatro.