Desde su fundación, el 28 de octubre de 1948, los forjadores del Ballet Nacional de Cuba (BNC) tuvieron entre sus prioridades, junto a la labor pedagógica y la de difusión masiva del arte del ballet, el desarrollo de la creación coreográfica. Esta incluyó tanto incentivar a los creadores cubanos como a extranjeros con una obra válida y reconocida.
Stevenson ha vuelto a Cuba, para darnos muestra, una vez más, de su apego al ballet cubano y de la alta valoración que tiene de él.
Este año, en que la principal compañía danzaria del país arriba a tan especial aniversario de su fundación, incita a la admiración conocer que en su trayectoria han hecho valiosos aportes 212 coreógrafos procedentes de 29 países, representativos de las más diversas tendencias estilísticas.
En esa lista de ilustres creadores que han contribuido al prestigio y la solidez del repertorio del BNC ocupa un lugar principalísimo el coreógrafo británico Ben Stevenson. Este ilustre bailarín, coreógrafo y director, nacido en Portsmouth, Inglaterra el 4 de abril de 1936 y nombrado Oficial del Imperio Británico en 1999, ha tenido una gigantesca obra creadora, presente en el repertorio de numerosas compañías de ballet alrededor del mundo, entre las que figuran el Ballet Nacional en Washington, DC; Chicago Ballet de Ruth Page; el Houston Ballet; el Ballet Harkness; Ballet Nacional Inglés; el Ballet de la Ópera de París; la Scala en Milán; el Ballet de la Ópera Estatal de Múnich; el Ballet Joffrey; el Ballet de la Ciudad de Londres; el Ballet de Santiago de Chile y el Teatro de Ópera y Ballet Tchaikovsky, en la antigua unión Soviética.
Desde su primera visita en 1978, en ocasión del XXX aniversario de la fundación del BNC, Stevenson ha mantenido siempre estrechos lazos de admiración y colaboración con el ballet cubano, al que ha entregado una valiosa muestra de su amplio registro creador. Entre sus aportes figuran: Esmeralda (pas de deux), en dos versiones, la primera de 1987 y la segunda en 2022, revisada por él mismo; así como Tres Preludios, Los corceles de la reina y Mozart Réquiem, en el 2022.
En estos días Stevenson ha vuelto a Cuba, sonriente como siempre, a pesar de su precaria salud, para darnos muestra, una vez más, de su apego al ballet cubano y de la alta valoración que tiene de él.
“Volver a Cuba y ayudar a su quehacer coreográfico es un honor para mí, — nos ha dicho con visible emoción— ya que hay aquí un movimiento balletístico muy diverso y de gran calidad. De ello he hablado mucho con Carlos Acosta que, como ustedes conocen es un artista y un ser humano, muy cercano a mí y que mucho aprecio desde los inicios de su carrera. Lo tuve muy cercano y contribuí a su formación cuando integró el elenco del Ballet de Houston, que dirigí por muchos años. Creo que esta nueva visita habrá de ser positiva, porque les entrego tres obras de diferente formato y contenido. Dos constituirán estrenos en Cuba: Britten Pas de Deux, con música del inglés Benjamin Britten y Bartok Concerto, del húngaro Bella Bartok. El primero exige de los bailarines un fuerte despliegue técnico y el segundo pone en reto a las primeras figuras y al resto de los solistas que las acompañan. Les regalo también el pas de deux End of Time, ya bailado aquí por Acosta Danza y estoy seguro que habrá de tener una fuerte interpretación con los nuevos elencos que lo asuman”.
Estos aportes de Stevenson, quien ha hecho un alto en sus deberes como director del Ballet de Texas, con sede en la ciudad de Fort Worth, se realizan en el marco de las celebraciones por el 75 aniversario de la compañía, con funciones en la Sala Avellaneda del Teatro Nacional los días 7, 8 y 9 y 13, 14, 15 y 16.