El beisbol cubano como cultura
Alma de Cuba, en los momentos decisivos siguen el juego hasta quienes no son sus habituales en el estadio ni frente al televisor o a la escucha de la radio.
Se aplatanó tanto que perdió el acento y, por supuesto, la tilde. Fue así tan criollo como beisbol y no anglo como béisbol. ¡Nuestra pelota! Este dossier no es justificación de algo, es exaltación de todo. Amplitud de miras para festejarlo más allá de partidos, series, campeonatos, más allá de su condición de deporte.
En este dossier —también jolgorio por los 20 años de La Jiribilla que tan sistemático espacio le ha brindado— puede seguir, a trancos, el rastro de tantísimos ecos del beisbol en nuestra cultura, textos que, a su vez, fecundan ese entramado propio. Debe leerse como el pórtico de un grandioso reconocimiento en ese ámbito en el cual ya reina el beisbol cubano.
Esta poderosa sumatoria, a la que han contribuido decisivamente ahora Félix Julio Alfonso y Norberto Codina, y antes Ismael Sené, entre mil otros, queremos dedicarla a la memoria de Ernesto Reynoso, fallecido hace unos días, quien tanto hizo en este último tiempo por el beisbol nacional. Sirvan también estos aportes, de y desde la pelota, en el terreno y en el corazón, por la que tanto luchó.