Almeida: Cuarenta temas, es decir, cuarenta abrazos

Reinaldo Cedeño Pineda
27/7/2020

Los meses de julio son tremendos en Santiago de Cuba. Hace 505 años surgió este caserío, este villorrio, esta ciudad. Fue aquí, en estas calles, donde se asaltó la historia aquella mañana de la Santa Ana. En la ciudad telúrica, indómita, encendida; donde una legión de guitarreros y poetas fundaron su Scala de Milán en corredores, bares, esquinas. Así, cantándole al amor ―y a su envés, el desamor― le cantaron al universo.

Los meses de julio son tremendos, repito. Un día 5 de ese mes, en 1980, Juan Almeida dejó inaugurado los Estudios Siboney de la EGREM (Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales), que han salvado para la memoria el tesoro identitario que constituye la música cubana. Por eso no encuentro mejor fecha ni mejor sitio para que nazca esta selección: Cuarenta temas de Juan Almeida por el cuarenta aniversario. Cuarenta años de una institución que él soñó, y que artistas y técnicos se han encargado de engrandecer. Sin memoria no hay cultura ni nación.

Juan Almeida durante la inauguración de los Estudios Siboney de la EGREM en Santiago de Cuba.
Foto: Archivo de la institución

 

Así pues, esta producción discográfica no es una obra más, sino un acto de correspondencia, un tributo de amor. El maestro Jorge Luis Pujals ha sido el artífice de esta propuesta, construida con muchos desvelos, hurgando aquí y allá, salvando clásicos del catálogo autoral del Comandante Juan Almeida Bosque. Todo ello con un sentido integral que abarca diferentes épocas y estilos, diferentes géneros y formatos.

Estas palabras son apenas un pórtico para el regocijo; una invitación para la escucha de esta obra que se inicia con la voz inmarcesible de Elena Burque y la sonoridad de la orquesta de Enrique Jorrín ―aquel son homenaje a Miguelito Cuní―, y que ofrece su última nota con “El camino hasta el fin”, una bachata a cargo del Conjunto Rumbavana. El volumen no solo contiene piezas de la inspiración de Almeida, sino también emblemáticas composiciones de la música cubana. También incluye, por supuesto, un tema de amor que constituye semilla y síntesis de toda una epopeya: “La Lupe”, arropada por la voz de Amelita Frades. Hay canciones que son como batallas.

Conforman esta antología solistas de la talla de Beatriz Márquez, Gina León, Argelia Fragoso, Linda Mirabal y Omara Portuondo; damas de la canción como Nancy Maura, Esperancita Ibis y Farah María; el estilo inconfundible de Merceditas Valdés, Fernando Álvarez y Pacho Alonso; Clara y Mario, el dúo romántico de Cuba; el piano de Guillermo Tuzzio, y agrupaciones como Son 14, Iraquere, La Monumental, la Unión Sanluisera, la Revé, la Original de Manzanillo y la Orquesta de Música Moderna.   

Asomarse a Cuarenta temas de Juan Almeida por el cuarenta aniversario es encontrarse con boleros, sones, canciones, fantasías y piezas instrumentales. Una selección es siempre un riesgo, difícil en muchos sentidos. Sin embargo, tener a la mano los títulos ya mencionados y otros como “Mejor concluir”, “A Santiago”, “Me acostumbré a estar sin ti”, “Dame un traguito”, “Qué le pasa a esa mujer”, “Este camino largo”, “Marinero quiero ser” o “Decide tú” constituye toda una experiencia.

El autor es un héroe. El héroe es un niño. ¿Dónde le nació el poema y le nació la música? Al lado de la pólvora y la yerba, al lado del amor. Santiago nunca le despide, a un amigo nunca se le despide. Santiago de Cuba es su eterno renacimiento.

No hay que olvidar el agradecimiento a los Estudios Siboney de la EGREM por estos cuarenta temas, cuarenta abrazos, cuarenta razones. Vienen bien en estos tiempos difíciles. Almeida es como las montañas de Oriente. Almeida es un canto.

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